Describir algunos pormenores de Jacobo reloaded es atentar contra el placer de quienes se adentren en sus laberintos. Las ilustraciones de la artista húngara Zsu Szkurka son otros andamios de este nuevo reto a la complicidad.
Escribir, escribir, escribir.
Mario Bellatin busca escribir sin escribir, escribir desescribiendo. Él lo dice así. Tampoco se siente un escritor que, como el común de la gente, piense que lo fundamental de la literatura está en la imaginación desbordada, en la cantidad de personajes complejos o en el lenguaje poético… En su escritura, la tirada de Bellatin es “crear una suerte de andamios” para que el lector se convierta en coautor, en un cómplice capaz de crear su propia novela. ¿Es así o ya me perdí?
Pero… más allá de la teoría y su concepción de la literatura como un hecho comunitario donde la individualidad es esencial, donde todo tiene que estar a prueba, donde las realidades ancestrales presentes y futuras se entretejen, sin duda en los libros de Bellatín hay imaginación desbordada, hay personajes complejos y hay lenguaje poético.
Su libro más reciente, Jacobo reloaded (Sexto Piso, 2015), es justamente eso: una nueva versión de Jacobo el mutante. No lo dice en ninguna parte del libro más que en el título. Todo esto, voluntaria e involuntariamente, forma parte de ese camino de incesante reinvención que Mario Bellatin ha construido, tallando cada uno de sus libros para retar a quien lo lea.
El austriaco Joseph Roth, un novelista de “elegancia desencantada y sutil sentido del humor”, es motivo de persecución por parte de Mario Bellatin y no sólo en sus dos Jacobos. Una persecución más en el tenor de quien convoca a los muertos desde la vitalidad de su literatura. Bellatin escribe a Joseph Roth, se trepa a sus andamios para convertirse en coautor.
Describir algunos pormenores de Jacobo reloaded es atentar contra el placer de quienes se adentren en sus laberintos.
Las ilustraciones de la artista húngara Zsu Szkurka son otros andamios de este nuevo reto a la complicidad. ®