Kate del Castillo se encuentra en problemas. Tanto el gobierno estadounidense como el mexicano están en las etapas iniciales de lo que puede ser uno de los escarmientos más crueles para los accesorios del narco: la pérdida de la libertad y la complicidad con el mundo de las drogas.
Si recibe información de naturaleza pública, ésta no puede ser clasificada y no se puede decidir no compartirla con nadie sólo porque el gobierno la considera vergonzosa. No existe ninguna prohibición en la recopilación de la información pública y que ésta pueda ser mostrada a su cliente.
—Joshua Dratel
La captura del traficante Joaquín Guzmán Loera obedece —guste o no— a una estrategia de seguridad y a un sofisticado plan de acción; pasados los días y después de su aprehensión la información que se ha hecho pública sorprende y perturba a la vez.
Los motivos del actor estadounidense Sean Penn para reunirse con el Chapo e intentar entrevistarlo parecen mucho más transparentes e increíbles que los de su compañera de aventura, la mexicanoamericana Kate del Castillo. El día de la captura conocimos un boletín de prensa de la Secretaría de Marina, un par de tweets del Presidente de la República, la reunión anual con embajadores y cónsules en donde se aludió al tema, algunas fotografías que daban cuenta de lo sucedido y por la noche una rueda de prensa en donde los ciudadanos pudimos saber quién es el hombre que había escapado y a quien se había capturado de nueva cuenta.
Un par de días después la famosa revista Rolling Stone dio a conocer la historia detrás de la entrevista y la ya famosa foto del actor y el capo. La crónica de Penn arroja datos por demás interesantes que no deben ser menospreciados, sin duda se le puede criticar por la dirección que tomó la entrevista, por las preguntas, por las respuestas, incluso por el escenario, pero es la segunda ocasión en que escuchamos a Joaquín: la primera fue aquel micromonólogo cuando fue presentado en la cárcel de Puente Grande, en Jalisco; en la segunda dijo más que en aquella ocasión.
La presencia de Penn en lugares inseguros, su rabioso activismo, así como su marxismo confeso pueden no ser una virtuosa casualidad. Estados Unidos no sólo sigue e investiga a personas con el perfil del actor sino que las castiga y enjuicia.
Sean Penn no sólo ha dedicado su vida a la pantalla gigante, también ha incursionado con mucho éxito en el activismo social. Destacan su entrevista al escritor Charles Bukowski, las crónicas desde Irán e Irak, la entrevista a Raúl Castro —y supuestamente a Fidel—, así como su amistad con Hugo Chávez, Evo Morales, José Mújica, Nicolás Maduro, Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff, Akbar Hashemí Rafsanjani, Mozah bint Nasser al–Missned y Ségolène Royal; ha manifestado su rechazo a la ocupación de las Islas Malvinas y ha desempeñado un papel importante en la reconstrucción de Haití.
La presencia de Penn en lugares inseguros, su rabioso activismo, así como su marxismo confeso pueden no ser una virtuosa casualidad. Estados Unidos no sólo sigue e investiga a personas con el perfil del actor sino que las castiga y enjuicia. Nunca ha sido cuestionado ni llevado ante la justicia o ante una comisión senatorial, no hay procesos legales en su contra o en contra de los suyos. Al contrario, viaja y se interna en los círculos íntimos de figuras cuestionadas y reprobadas por el establishment estadounidense con absoluta libertad. No hay versión pública de que algún órgano de seguridad, inteligencia o monetario —como podría ser el Departamento del Tesoro— haya actuado en perjuicio del actor–activista.
Llama la atención un par de datos. En su relato abiertamente declara: Me vuelve a pasar por la cabeza que cabía la posibilidad de que el servicio de inteligencia mexicano o la DEA me estuvieran vigilando. Que un servicio de inteligencia mexicano le investigara no sólo era lo deseable, sino lo más sensato, aunque la presencia de la DEA —Drug Enforcement Administration— obedece sin duda a las facultades y los tratados celebrados con nuestro país en materia de persecución y combate al narcotráfico, pero cabe la posibilidad de que Penn estuviese al tanto del plan de acción que derivó de cierta forma en su protección y en el de la actriz. Recordemos que la Secretaría de Marina comentó públicamente que en la visita de la actriz y el actor al capo se habían detenido para no lastimarlos o no causar daños colaterales. Un operativo de esa magnitud no lo frena cualquiera. Penn sabe lo que escribe.
En el mismo documento el actor le dice al capo: “Le digo por adelantado que tenía un familiar —de Sean Penn— que trabajó con la DEA” y “le aseguro asimismo que tales contactos no tenían relación alguna con mi interés en él. Que lo único que me interesaba era hacerle preguntas y transmitir sus respuestas”. Si éste fuese el único dato con el que los ciudadanos pudiéramos contar podríamos inferir que el actor decidió sincerarse antes de ser descubierto. Sin embargo, el periódico Milenio dio a conocer la hoja de mensajes del servicio WhatsApp, lo cual desnuda y contradice lo escrito por el actor–activista.
En el mensaje de las 10:54:56 pm del 25 de septiembre de 2015, vía el servicio de mensajería antes mencionado, el abogado del capo, que se encontraba acompañado de la actriz, le informa: “Dice —Kate— que el actor Sean Penn tiene un recado muy relevante y quiere comentárselo personalmente. Este actor, como dato curioso, es el más reconocido en EU”, a lo que Guzmán contesta que está de acuerdo con conocerlo. Al día de hoy desconocemos el contenido del recado, tampoco sabemos quién le transmitió el mensaje a Penn para que éste a su vez lo transmitiera al Chapo, ni en el documento escrito por el actor ni en la entrevista pudimos constatar nada respecto de este tema.
Ahora bien, en el mensaje de las 9:53:02 pm del 5 de noviembre de 2015 la actriz le escribe a Guzmán: “…tengo muy buenas noticias! Estoy muy feliz. ¡Mi acompañante —Sean Penn— logró algo super! … quiero que busque este nombre: Joshua Dratel, este señor ¡¡¡aceptó representarte sin cobro, pro bono!!!”, a lo que el Chapo le responde: “…esta noticia es muy buena para mí y mis hijos”.
Joshua L. Dratel1 ha negado ya la posibilidad de representar gratuitamente a Guzmán y dijo que no ha tenido contacto ni con el capo ni con sus representantes. Aunque llama la atención en su página web que se dedique a representar acusados por delitos cibernéticos, terrorismo, por drogas, extradiciones y crímenes capitales. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿En qué momento Dratel pisó ese berenjenal? ¿Por qué la actriz con tanta seguridad le afirma a Guzmán que este prestigioso abogado lo va a representar gratuitamente? Aunque no se dice con claridad, se infiere que es Sean Penn quien consigue que Dratel se interese por el caso. ¿Por qué Guzmán declara que esa noticia es importante para él y para sus hijos? ¿Habría pensado entregarse? ¿Habría pensado en cooperar con los órganos de inteligencia o de procuración de justicia estadounidenses? De ser así ¿a cambio de qué? ¿Por qué? ¿Para qué?
Joshua Dratel representó a Katherine Russell Tsarnaev, quien estuvo casada con Tamerlan Tsarnaev, el terrorista que detonó bombas en el Maratón de Bostón; también representó a Abu Hamza al–Masri, acusado de terrorismo y de dirigir un ataque con un zapato–bomba en una mezquita en Londres. De igual forma representó a David Hicks, militar detenido en la Base Militar de Guantánamo. Así, ¿cómo llegó Dratel a esta historia? Quizá pasen muchos años antes de saberlo, pero la posibilidad de defender al Chapo no suena descabellado en función de los perfiles de sus defendidos, o quizá tendríamos que conocer la historia de Ross Ulbricht, alias “Dread Pirate” Roberts, creador del muy lucrativo bazar de drogas en línea The Silk Road. ¿Quién lo defendió? Dratel.
Las motivaciones de la actriz Kate del Castillo son difíciles de develar, quizá haya sido la adrenalina, el deseo de aventura, la amistad o una posible relación más allá de lo personal probablemente rayando en lo sentimental, es algo que en el mediano plazo no sabremos. Difícilmente la actriz podrá darle un vuelco a la opinión pública que se ha construido en torno a ella y su relación con Guzmán; la hoja de mensajes de WhatsApp presentada al público por el director general de Milenio sólo se puede explicar a través de una filtración cuidadosamente ejecutada por los órganos de inteligencia mexicanos o estadounidenses — probablemente nunca sepamos con certeza este dato.
Las motivaciones de la actriz Kate del Castillo son difíciles de develar, quizá haya sido la adrenalina, el deseo de aventura, la amistad o una posible relación más allá de lo personal probablemente rayando en lo sentimental, es algo que en el mediano plazo no sabremos.
No han sido esto lo único que dieron a conocer esas instituciones: la foto de Guzmán en la patrulla, el video del ataque a la casa, el primer video en donde transportan al Chapo con la cabeza cubierta, las fotografías de la actriz con los abogados mexicanos, la tecnología que utilizaban para comunicarse —Blackphone— y el domicilio que se utilizó para que todos pudiesen reunirse. También hoy se sabe que las reservaciones las hizo la actriz.
Es imposible dar una opinión sobre la relación de Del Castillo y Guzmán sin hacer menoscabo del honor de la actriz, pero hay que dejar en claro que el único documento público con el que contamos los contribuyentes es la hoja de mensajes de WhatsApp y en función de ésta se infiere que el Chapo alimentaba un creciente cariño por la actriz, y que ésta se sentía halagada y que aceptaba de él comunicación, protección y algunos bienes materiales pero, sobre todo, la promesa o realidad para realizar proyectos cinematográficos juntos, lo cual desafortunadamente para Del Castillo la pone en la picota.
En el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos la Office of Foreign Assets Control (OFAC) administra y aplica sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a diferentes países o individuos. Estas sanciones están basadas en la política exterior y los objetivos de seguridad nacional del país y se utilizan para prevenir que los países, entidades e individuos utilicen el sistema financiero estadounidense para propósitos que van en contra de su política y sus objetivos de seguridad nacional.2
La OFAC administra y hace cumplir las sanciones económicas y comerciales para que los ciudadanos estadounidenses, aquellos con residencia permanente o las empresas que operan en Estados Unidos puedan evitar estas sanciones —Kate es ciudadana mexicana y estadounidense—. Es una lista de los países, organizaciones o personas con las que no se debe hacer negocios ni efectuar transacciones, por pequeñas que sean. Esta lista se conoce como Specially Designated Nationals, y si un ciudadano o empresa envía dinero a alguien de esta lista puede estar sujeto a multas civiles y sanciones penales. Guzmán está en esa lista:
GUIERREZ LOERA, Jose Luis (a.k.a. AREGON, Max; a.k.a. CARO RODRIGUEZ, Gilberto; a.k.a. GUMAN LOERAL, Joaquin; a.k.a. GUZMAN FERNANDEZ, Joaquin; a.k.a. GUZMAN LOEIA, Joaguin; a.k.a. GUZMAN LOERA, Joaquin; a.k.a. GUZMAN LOESA, Joaquin; a.k.a. GUZMAN LOREA, Chapo; a.k.a. GUZMAN PADILLA, Joaquin; a.k.a. GUZMAN, Achivaldo; a.k.a. GUZMAN, Archibaldo; a.k.a. GUZMAN, Aureliano; a.k.a. GUZMAN, Chapo; a.k.a. GUZMAN, Joaquin Chapo; a.k.a. ORTEGA, Miguel; a.k.a. OSUNA, Gilberto; a.k.a. RAMIREZ, Joise Luis; a.k.a. RAMOX PEREZ, Jorge); DOB 25 Dec 1954; POB Mexico (individual) [SDNTK].3
La actriz se encuentra en problemas. No es verdad que se esté haciendo mal uso de la información que se ha filtrado en su contra. Lo que sí es cierto es que tanto el gobierno estadounidense como el gobierno mexicano están en las etapas iniciales de lo que puede ser uno de los escarmientos más crueles para los accesorios del narco: la pérdida de la libertad y la complicidad con el mundo de las drogas. ®
Notas
1 Véase aquí.
2 ¿Qué es la OFAC–Office of Foreign Assets Control? Oficina de Control de Activos EE.UU.
3 OFAC.