Esta vez solamente un Nobel asiste a la inmensa FIL de Guadalajara, pero se celebrará el enésimo homenaje a Monsiváis. Ya deambulan por los pasillos Margo Glantz y Guillermo del Toro, entre otras figuras que atraen públicos muy diversos.
Al primer día le roban asistentes a la Feria las marionetas gigantes que pasean por las calles céntricas de la maltrecha Guadalajara. Hay presentaciones de libros con títulos interesantes y autores desconocidos, como Crítica de la razón puta, de la editorial Letras Cubanas. ¿Ir o no ir? Por las nuevas salas se amontonan los asistentes a las presentaciones de Patricio Betteo, ganador del Premio de Literatura Gráfica, Martín Solares, Jis, Trino, Francisco Hinojosa, de quien alguna vez escribí que su humor sólo gusta a intelectuales exquisitos. (Acentúo sólo aunque las nuevas reglas de la Academia hayan eliminado ya la tilde de esa palabra.) Volpi y Solares acaparan un buen número de presentaciones. No sé si esto es bueno o malo, pero sí excesivo.
Me encuentro en uno de los pasillos del área internacional a Laura Lecuona, quien fuera la extraordinaria editora de Paidós, y me quejo con ella de la mala calidad y el descuido de las ediciones de empresas transnacionales como Mondadori y Planeta, en lo que está de acuerdo. Han perdido el amor por el cuidado de los libros… vamos, ya ni siquiera hay correctores preparados. La fila para que Arturo Pérez Reverte firme libros es larga, pero el elegante español no pierde la sonrisa ni la amabilidad. Caray, pues de eso vive…
En la cabina de la radio UdeG un grupo de jóvenes —Enrique González, Jorge Báez, Raúl Fuentes—lanza al aire su nuevo programa Buenos muchachos, que trata de cine y literatura. Un estreno desenfadado, bien informados y de buen humor.
Guadalupe Loaeza espera para entrar en la cabina y alguien comenta que se operó las «bubis» —así dijo.
Feria de las vanidades, jardín de las tullerías intelectuales… La FIL es eso y más, y apenas comienza. ®