Hace un año el Gobierno Federal estaba de plácemes: nos metió hasta con calzador que debíamos sentirnos orgullosos y ufanos por el 200 aniversario de la Independencia, mientras que el de la Revolución quedaba en segundo plano. La fiesta se anunció con bombo y platillo. Lo que verdaderamente ocurrió es historia conocida.
Un pastel que nunca llegó al cumpleaños: una estela de luz inconclusa; un coloso del que se hicieron todo tipo de mofas, y cuyo paradero es un misterio —pero que aprovecha para tuitear en el ciberespacio—, un desfile y unos juegos pirotécnicos que hicieron mucho ruido y pocas nueces, un derroche de más de 2 mil 600 millones de dólares, un “himno” que nadie quiso cantar y del que se obsequiaron descargas gratuitas en el monumento del Ángel de la Independencia el 15 de septiembre —en la Ciudad de México—, para ver si así pegaba. Una tocada gratuita en el Paseo de la Reforma con Paulina Rubio, Erick Rubín y Aleks Syntek… y cuando éste entonó la canción oficial sólo hubo indiferencia total del público.
Y a un año del mitote: un alarmante número in crescendo de asesinados por los narcotraficantes que ha desatado nuevos movimientos sociales a favor de la paz, un acelerado aumento de la pobreza, catástrofes naturales. ¡Ah! y no olvidemos que hubo una telenovela que trataba de la lucha de la Policía Federal, ante la cual los melodramas de Valentín Pimstein se quedan cortos. Ya se vienen las elecciones presidenciales, donde la carrera se definirá no por una nariz, sino por un copete. Por si fuera poco, una incipiente epidemia de sarampión, como si no bastara ya con el AH1N1, balazos en el estadio Corona de Torreón y un nuevo ataque terrorista a un casino de Monterrey.
Por eso y mucho más: ¡Felicidades México! ®
Julio R
No cabe la menor duda de que estamos ante otro proceso de despersonalización del mexicano, bajo este gobierno de mierda, eso si es progreso
Gustavo
¿Entonces la conclusión es que, porque tenemos problemas, no hay que festejar la Independencia?
Victoria Sánchez
Ash. Esto es una clara manifestación de cuando la queja se convierte en Cliché.
¿Qué parte no entienden de que el orgullo por ser mexicano y festejarlo, no depende de todo aquél mugroso traidor que caga encima de nuestra patria?
No vamos a dejar de festejar solo porque existen problemas. Esperar a que dejen de existir conflictos y mierda en el país para festejar, sin duda es una de las visiones más pobres e infantiles que existen.