Bulos, mentiras y escándalos predominan en los medios e inundan las redes sociales. El espectáculo más vil llegó para quedarse y también para exhibir nuestra fragilidad como personas que no analizamos los contenidos que nos ofrecen.
I. Partes “informativos” y noticias falsas
Durante 2015 legiones de usuarios de los medios sociales fueron inocentes palomitas que se dejaron engañar con múltiples partes “informativos” y, el 28 de diciembre, buena parte de esos usuarios bromearon, muy listillos y respetuosos de las tradiciones que son, difundiendo noticias falsas, concernientes a su entorno personal o a cualquier otro tópico.
En este año quedó claro que el Presidente de México no tiene una enfermedad fatal ni que sus amoríos con su esposa hubieran finalizado o que al fin el mandatario cumpliría su karma por ser un mal esposo, como propalaron varios medios de comunicación y periodistas que se presentan como “muy críticos” del sistema. Tampoco fue verdad que la gasolina tendría un impuesto y menos que un terrible huracán habría sido fraguado desde las más altas esferas de la órbita terrestre para distraer la atención a las críticas contra el mandatario mexicano y, desde luego, tampoco fue cierto que “la fe del pueblo de México”, disparate difundido por el propio mandatario, habría diluido la ferocidad de aquel huracán. Fue falso también que una diseñadora se apropiara de los diseños de ropa de ciertos indígenas mexicanos que por ello no podrían usar sus propios atavíos, todo un bulo, sí, aunque legiones de firmas hubieran exigido que esa supuesta villanía no ocurriera. También fue una engañifa la difusión de una supuesta vacuna contra la diabetes. Y vale la pena hacer este recuento porque hay medios que aún tienen en sus portales falsedades como las antedichas: Aristegui Noticias, Proceso y Reforma, entre otros medios, además de los portales de más ínfima calidad informativa.
No es verdad que Yoko Ono hubiera tenido un aquelarre de amor con Hillary Clinton ni que Fidel Castro hubiera profetizado que Estados Unidos tendría un presidente negro y menos que un joven integrante de la Mara Salvatrucha hubiera adornado sus testículos con oro puro tal y como informaron de ellos decenas de miles de usuarios, hasta Noticieros Televisa anotó el tema de los huevos dorados.
Bin Laden está vivo, las calles de París sin una sola alma un día después de los atentados terroristas más recientes cuando, en realidad, decenas de miles de personas volcaban su indignación en las calles, además de expresar su solidaridad con las víctimas (por cierto, legiones de idiotas en México intentaron justificar esa atrocidad y, entre los más estúpidos, incluso periodistas, rechazaron nuestro apoyo “a los extranjeros” cuando en el país hay muchas atrocidades).
Inocentes palomitas se hicieron eco de un hipopótamo que nadaba en el río a gran velocidad y otras tantas sembraron terror con la presencia demoníaca en “Charlie Charlie” que resultó ser un truco publicitario. ¿Recuerdan a los minions que estarían inspirados en la filosofía nazi? No se rían, miles de usuarios difundieron esa cosa con toda la seriedad del mundo del mismo modo, tan doctos ellos, en que nos “informaron” que un señor misterioso habría partido sus cosas a la mitad para cumplir con una sentencia de bienes separados luego de su divorcio o, ya más serios, cuando fueron voceros de las (falsas) palabras del presidente ruso: “Perdonar a los terroristas es cosa de Dios, enviarlos con él es cosa mía”. Puras mentiras.
Es falsa la conmovedora foto de unos niños abrazados tras un terremoto en Nepal, como lo es la supuesta muerte de Paul McCartney, infundio que Excélsior aún tiene en su portal, y la foto del concierto de Eagles of Metal en Le Bataclan. Puras vaciladas difundidas como ciertas en medios serios como Proceso, y que muchos creyeron: Bin Laden está vivo, las calles de París sin una sola alma un día después de los atentados terroristas más recientes cuando, en realidad, decenas de miles de personas volcaban su indignación en las calles, además de expresar su solidaridad con las víctimas (por cierto, legiones de idiotas en México intentaron justificar esa atrocidad y, entre los más estúpidos, incluso periodistas, rechazaron nuestro apoyo “a los extranjeros” cuando en el país hay muchas atrocidades).
II. El fanatismo y el silencio
Ahí están entre nosotros, esos otros: seres herrumbrosos de miríadas de profecías y sentencias condenatorias contra quienes no son como ellos quieren que sean; también son predicadores que difunden la buena nueva a la que sólo se oponen quienes están confundidos o tienen un pacto con las fuerzas oscuras que se oponen a los designios de la epopeya.
Ustedes recuerdan el mensaje de aquellas almas teñidas de pureza. Por ejemplo, a la señora Elena Poniatowska pidiéndole a los jóvenes que lean más de lo que hacen el amor, así lo dijo para beneplácito del discurso tradicional de la Iglesia católica. O ese otro ser que tiene más adjetivos que ideas en la boca y que ahora viaja por la Patagonia con 400 pesos en la bolsa y el favor de su cuñado, según comenta, para emprender unas vacaciones millonarias. Y cómo no mencionar a esa cosa que se ostenta como escritor y periodista, Fabrizio Mejía, que con tal disfraz inventa historias para nadar entre la corriente progresista aunque se exhiba como lo que es, un miserable, por ejemplo, al afirmar que él sabe quién y cómo mató al hijo de Rosario Ibarra de Piedra pero que “por obvias razones” no lo puede decir; nunca supimos cuáles son esas obvias razones del silencio cómplice (si es que de veras tuvo la primicia de la que se siente orgulloso el taimado personaje), nunca las supimos ni cuando fue inquirido por la luchadora social para que difundiera esa información.
Éste fue el año en que uno de esos seres extraños, Ricardo Raphael de la Madrid, montó en cólera por el reportaje de un jovencito que, como no documentó lo que ese ser quería leer, primero fue acusado de no existir, así como lo leen, y luego de ser parte de un complot contra las fuerzas vivas de la democracia mexicana, de las que Ricardo Raphael se siente parte, desde luego. 2015 es el año del “Nos faltan 43” enarbolado por aquellas almas herrumbrosas que ignoran con todo conocimiento de causa que son miles de desaparecidos los que nos faltan y no sólo los que ellos usan para promover su causa. Ellos sólo saben crepitar una y otra vez que “Fue el Estado”.
Aquellos seres despliegan sus causas en distintas palestras, en los medios de comunicación difunden que los huracanes pueden ser invención mediática, sacan de su chistera cheques falsos y los presentan como reales igual que también inventan graves situaciones de salud que el gobierno “no quiere que sepas”, o algo así, digamos para revelar que el chikungunya ha cobrado la vida de miles de personas en México o que los accidentes en carretera no son debido a yerros humanos sino a que las pistas están “malditas”, para referirse a la concesión de OHL. Son los casos de Reforma, Aristegui on line y Proceso, entre otros. La Jornada participa de vez en vez de este tipo de conciliábulos pero los acota cuando sitúa en sus ocho columnas propaganda del gobierno federal. Por cierto, 2015 fue el año del rotundo fracaso de Mexicoleaks
Éste fue también el año del ingeniero Carlos Slim como patrocinador de buena parte de esas causas como principal anunciante y prestamista de buena parte de esos medios o como uno de los impulsores de la agenda política de asociaciones dizque civiles que luchan contra los monopolios pero nunca contra el monopolio de las telefonías fija y móvil. En otra vertiente fue el año de “la biografía no autorizada” del empresario para que un escritor diga de él lo que el señor Slim quiere que se diga, aparte de mandar sus mensajes como él quiera y hacer que eso parezca una declaración arrebatada por el valiente reportero que cometió la osadía de hablar de uno de los hombres más ricos del mundo. El libro, claro está, se halla excelentemente bien exhibido en la cadena de tiendas Sanborns.
Fue el año de “la biografía no autorizada” del empresario para que un escritor diga de él lo que el señor Slim quiere que se diga, aparte de mandar sus mensajes como él quiera y hacer que eso parezca una declaración arrebatada por el valiente reportero que cometió la osadía de hablar de uno de los hombres más ricos del mundo. El libro, claro está, se halla excelentemente bien exhibido en la cadena de tiendas Sanborns.
Entre los meandros de los discursos de aquellos fervorosos militantes está su decreto de que la pluralidad no existe si no está en el cuadrante la única voz que ellos aceptan —y que desde luego esa única voz sintetiza la pluralidad—, por cierto, también patrocinada generosamente por el señor Slim (si es que coincidimos en asociar la palabra “generoso” con un sueldo de un millón de pesos al mes sólo por los anuncios del Grupo Carso).
Éste fue el año de la réplica ad nauseam de los mismos modelos de interpretación, ahí tenemos a la señora Denise Dresser y sus formatos idénticos para analizar al país junto con sus desplantes de imaginación, hay que admitirlo, para cambiar uno que otro adjetivo de los que el vocabulario de la analista política reboza. Casi lo olvido, fue el año en que la revista Proceso perdió una fortuna al ser derrotados sus directivos por una demanda de despido injustificado.
2015 también fue el año de muchos silencios en esta febril e implacable militancia: nada dicen de la desgracia de las economías populistas latinoamericanas o de su forma de silenciar a los medios e incluso de asesinar a los periodistas en Bolivia, Brasil, Argentina y Venezuela. Y entre esos silencios vergonzantes, hay que añadir, se encuentran su falta de definiciones al respecto de los derechos de los homosexuales, la despenalización de la mariguana, el aborto o la eutanasia. Lo más que adujeron es que ésos son temas distractores de su encomienda de acabar con la mafia o que cuando llegue el gran día de su arribo al poder esos derechos los someterán al imperio de las mayorías. (Por supuesto, callaron frente a la homofobia y la misoginia de Evo Morales, el silencio ocurrió incluso en recalcitrantes feministas).
Naturalmente, estos espantajos no son de izquierda.
Este recuento podría comprender una extensión inconmensurable. Convivimos asiduamente con el fanatismo —y con su opuesto al que en otra ocasión me voy a referir—. No veo el caso a detallar más la limitación de la inteligencia que ese fanatismo significa junto con las redes de poder sobre los que se despliega. Me parece que cada vez les cuesta más trabajo ornar sus palabras y creo, espero no ser demasiado optimista, que paulatinamente exhiben más tales limitaciones e intereses. Por eso, como alguna vez expusiera Voltaire, frente a ese fanatismo sólo me resta reírme de ellos, entre otras cosas, porque lo que menos tienen es sentido del humor, ¿lo han notado?
III. La fogosa militancia y el oficioso oficialismo
Las palabras del oficialismo mexicano tienen eco, las escuchamos a diario en buena parte de los medios de comunicación; también reverberan, lo notamos en los textos de los periodistas que, así, pretenden congraciarse con el poder, eludiendo la función social que les implica la profesión.
Cada polo necesita su opuesto, y el opuesto del fogoso militante es el acurado estilo del que sólo replica la verdad institucional como el expediente único e indivisible, histórico; incluso el discurso lo hacen tan suyo que escriben, es un decir, hasta guiones cinematográficos. Entre sus poses más socorridas está la supuesta sensatez que ellos sí tienen, frente al otro extremo y su retórica, aunque se parecen en el fondo, actúan bajo consigna y nunca recogen la idea o el parecer del otro, porque ese otro, su opuesto incendiario, es también enemigo de la causa oficialista.
Desde luego, el eco del oficialismo no tiene empatía con el dolor humano, vale decir, igual que quienes lucran con los 43 normalistas, el sonido del oficialismo no coloca sus bocinas en esas zonas del narcotráfico que se han extendido gracias a la complacencia de los gobiernos anteriores —y del actual, por supuesto—. Su enfoque no es la crítica ni documentar demandas sociales sino atemperar los ánimos reproduciendo el boletín como si fueran palabras propias o enfrascándose en insultos contra los fanáticos del otro lado.
Imaginen un ventrílocuo. Ahora pongan el nombre a las marionetas que ustedes quieran. Ellos sí aplauden en ocho columnas o en textos dictados desde la fuente que pide el anonimato, o apuntan sólo al blanco de los incendios militantes. Si para aquellos todo es culpa del Estado para éstos todo es culpa de Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, además de los movimientos sociales de la CNTE, Ayotzinapa o cualquier otro. Por ejemplo, cuestionan la oposición de la CNTE a la autoevaluación pero jamás dicen algo respecto de que no existe una reforma educativa de fondo y menos aceptan que el planteamiento oficial es sobre todo burocrático.
El eco del oficialismo no tiene empatía con el dolor humano, vale decir, igual que quienes lucran con los 43 normalistas, el sonido del oficialismo no coloca sus bocinas en esas zonas del narcotráfico que se han extendido gracias a la complacencia de los gobiernos anteriores —y del actual, por supuesto—.
Varios funcionarios del gobierno, al inicio de la actual administración, pidieron a los directivos de los medios de comunicación dejar de dar realce a la violencia generada por el narcotráfico y muchas de esas empresas y periodistas lo aceptaron. Hubo diferencias internas en algunas de aquellas empresas, por ejemplo en Multimedios, dado que la petición oficial específica fue que el noticiero estelar no hiciera ya un recuento de los muertos y los desaparecidos; Carlos Marín no tuvo problema en dar las indicaciones, aunque varios amigos suyos se fueron al no estar de acuerdo con ese manotazo. Esto puede registrarse cotidianamente: los medios del oficialismo jamás hacen un recuento sobre los muertos o heridos por el crimen organizado, y desde luego que siempre atenúan, cuando no justifican, la impericia gubernamental frente a éste, ya no digamos cuando se fugó Joaquín Guzmán Loera.
Óscar Mario Beteta respalda la postura del Presidente frente a la probable legalización de la mariguana porque, según él, el mandatario defiende la integridad de la familia y eso es loable —loable e integridad de la familia, los términos son exactos—, ustedes agreguen los elogios y yo reseño los temas: Tlatlaya, Ayotzinapa, comunicación social, reformas estructurales y un largo etcétera. Que este comunicador, que cito a manera de ejemplo, exponga los adjetivos para el Presidente de México: valiente, sensato, firme e inteligente, entre muchos otros. Los ecos del oficialismo también son inconmensurables y citas como ésta, entresacada del diario Excélsior, son parte de la propaganda oficial de cada día: se publicó el 3 de septiembre de este año: “Al inicio de su cuarto año de gestión reconoció lo que no ha funcionado, corregirá lo que hay que corregir. Toca acelerar las acciones de su gobierno. El Presidente está comprometido. Peña Nieto insistió en su compromiso de responder con visión de Estado y claridad de rumbo”.
Como en los viejos tiempos de la tutela del presidencialismo omnímodo.
No sorprende: los medios oficialistas son los que más publicidad reciben del gobierno, dado que ésta no se encuentra regulada en el país. Sin duda, las marionetas también son parte del guiñol mexicano y tienen su público.
IV. Lo que no quieren que sepas
El 2015 trajo noticias contrastantes en torno de los medios de comunicación. Aunque, desde luego, nada está exento de matices, podemos sostener que la era digital contendrá un espectáculo visual sin precedentes junto con herramientas insospechadas para el usuario de la televisión, o sea que estamos muy lejos del canto fúnebre que muchos adelantaron para despedir a este dispositivo de comunicación. Además, están puestos los rieles para que haya dos ofertas más en la televisión abierta durante 2016, mediante competidores fuertes que sin duda harán inversiones que les permitan competir con seriedad.
No obstante, los medios públicos y las radios comunitarias siguen al garete por la ausencia de una visión de Estado de parte del Ejecutivo y el Congreso, que los tienen confinados sin recursos. Fue particularmente penoso registrar el poco alcance del Instituto Mexicano de la Radio (Imer) o los sainetes del Canal 22 y su entonces director, Raúl Cremoux, que nunca pudo delinear un sentido a aquel canal y no sólo pues, como sabemos, su salida se dio en el contexto de fuertes acusaciones de malos manejos administrativos.
Aunque el panorama en las telefonías fija y móvil aún mostró nubarrones durante el año que finaliza, como por ejemplo la inacción de la autoridad para sancionar a Dish y Telmex por una alianza ilegal, creo que se le ha cerrado mucho el margen de maniobra al ingeniero Carlos Slim para continuar con las argucias legales que le permitieron retrasar en todo lo posible el dejar de ser el preponderante en esa rama de la industria, lo que durante muchos años hizo que el servicio de telefonía fuera tan ineficiente y caro.
Estoy convencido: la pluralidad informativa y de opinión es una realidad en nuestra todavía joven y frágil democracia, aunque en efecto se echen de menos más enfoques críticos, como el de Carmen Aristegui, aunque creo exagerado decir que su ausencia anula la diversidad, lo que implicaría el disparate de sostener que ella es la pluralidad en el país; no creo que haya algún boquete informativo sustancial en el país como para decir que la libertad de opinión se encuentra amenazada —no por eso, en todo caso. Por cierto, 2015 fue el año en que Aristegui tuvo que aceptar que su sueldo en MVS provenía de un porcentaje de los spots comerciales difundidos en el programa que condujo (cuando yo informé de esto a principios de 2013 se me vinieron encima muchos de sus seguidores, unos con auténtico enojo y otros alentados por la periodista, como lo prueban los varios cientos de bots y troles portadores de insultos y amenazas). Más de un millón de pesos mensuales devengó durante cinco años, sobre todo con los anuncios del ingeniero Carlos Slim.
La pluralidad informativa y de opinión es una realidad en nuestra todavía joven y frágil democracia, aunque en efecto se echen de menos más enfoques críticos, como el de Carmen Aristegui, aunque creo exagerado decir que su ausencia anula la diversidad, lo que implicaría el disparate de sostener que ella es la pluralidad en el país.
Donde sí se ha registrado la amenaza en el ejercicio de la información en México ha sido en varios estados de la República donde colegas periodistas han sido muertos o heridos, aparte de amagados, por el ejercicio de su labor, sobre todo a manos de la delincuencia organizada. Como la revista que dirijo documentó a mediados de 2015, Veracruz, Chihuahua, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Coahuila son territorios peligrosos para el desempeño de nuestra labor. Por cierto, éste fue el año en que quedó perfectamente claro que hay asociaciones que se presentan como defensoras de la libertad de prensa o luchadores de monopolios que en realidad tienen sesgos claramente diferenciados: jamás critican otra concentración que no sea la de Televisa y nunca respaldan a los profesionales de la comunicación que hubieran sido agredidos si estos profesionales no coinciden con sus proclamas; ustedes recuerdan a los periodistas agredidos por los militantes de Ayotzinapa en el primer semestre de 2015 y el silencio de esas organizaciones supuestamente defensoras de la libertad de prensa.
No me parece que 2015 hubiera sido prolífico en información de calidad, al contrario, este año apuntaló los contenidos de baja calidad. Como en otros países del mundo, el señorío del culo como método para captar audiencia reinó sobre tantas otras formas como el empleo de esa famosa muletilla: “lo que no quieren que sepas”, “lo que las televisoras no te informan”, junto con aquellos estudios “científicos” que demuestran lo que ustedes quieran: que los caballeros las prefieren rubias, los gorditos son más fogosos en la cama y las chaparritas son un trompo bailando el rock. Pero aun entre todo esto tuvieron, como cada año, hegemonía los tópicos sexuales hasta en medios pretendidamente serios (con excepciones como El Financiero y La Jornada): las cinco cosas que debes saber para que tu jadeo no desconcentre a tu amante, o por qué donde los hombres miran 22 centímetros las mujeres miran diez u once si acaso.
El espectáculo llegó para quedarse, y éste también exhibió nuestra fragilidad como personas que no analizamos los contenidos que nos ofrecen. Ya no aludiré otra vez a la indignación de legiones de patriotas porque una señora “robó” diseños de las ropas de los indígenas ni reiré más por las decenas de miles de firmas que hubo en un portal, emblema del combate contra los malos, para vencer al lado oscuro francés de la moda internacional. Ahora pienso en los usuarios también muy enojados, sobre todo mujeres que se dicen feministas, por el capítulo aquel de la televisión basura donde un muchacho habría acosado sexualmente a una mujer que mostró la suficiente entereza para denunciarlo, aunque después dijo que nones, que eso era un show y luego volvió a desmentirse dizque porque la obligaron a grabar una emisión en donde ella y su compañero de trabajo decían que todo había sido una broma. ¿Resultado? La señorita Tania Reza se muestra en paños menores en la edición de diciembre de Playboy y, para qué más que la verdad, su opulencia es asaz atractiva aunque el encaje de la tanga a mí no me convence del todo —pero no voy a desvariar cuando estoy cerca de concluir este comentario—. Lo central es que ahí la modelo Reza sostiene que todo fue urdido para que nos sensibilizáramos más frente al acoso sexual. (Ya sólo falta que diga que posó en liguero para ver si en la calle no le lanzarán piropos).
2015 ya hizo costumbre que legiones de usuarios difundan mentiras porque hay legiones de usuarios que también las creen. Ya expuse varios ejemplos que van desde esa camioneta serruchada por un individuo que habría entendido literalmente una separación de bienes a la mitad hasta las profecías de Fidel Castro o fotos del Ché Guevara con Lennon. En este año se consolidaron los gentleman y las ladies para referirse al troglodita que se traga a un policía que sólo quiere darle su infracción o a la dulce doncella que con unos traguitos de más vació su humanidad en forma de granos de elote con olor a alcohol en el brazo honesto de un guardián del orden. 2015 fue el año del funcionario que exhibió a una mujer por tirar la basura y el año de esa mujer exhibida que amenazó con patearle los huevos si la tocaba en tanto bufaba como Godzilla. Estoy seguro de que veremos más escenas grotescas como esa porque el Gran Hermano llegó para quedarse. ®