Con el fin de recrear una nueva escena musical en la ciudad de Córdoba [Argentina], un núcleo de cuatro productores y diez bandas de diferentes sonoridades conformaron un sello discográfico llamado Ringo.
Parece otro chiste cordobés con rezago. Cuando la industria del disco compacto anuncia su inminente defunción aniquilada por los soportes digitales, las descargas ilegales y el crecimiento de las licencias libres, un cuarteto de paisanos fetichistas le pone coto al asunto: un sello discográfico todavía puede darle vida a una escena.
Aquello que parece otra quijotada a la docta alcanza cierta cordura en el marco de una década de trabajo en las sombras, con algunos contraluces efectivos. Ringo fue la sala de ensayo, la productora de demos y discos y el laboratorio de registro audiovisual de grupos subterráneos con variadas estéticas musicales como postrock, fusión latinoamericana, reggae y electrorrock.
El enclave físico de la historia tiene un poco de aura maldita, pero comienza a resignificarse. Es el Barrio Ducasse, ese puñado de manzanas que linda con el Río Suquía, delimitado por CoFiCo, el ex Abasto y San Martín. La zona donde asentó su vivienda temporaria en 1868 el escritor franco-uruguayo Isidore-Lucien Ducasse, Conde de Lautréamont.
El pequeñísimo subsuelo en el que transitan las bandas de la inminente casa disquera tiene por ingreso una postal desoladora y decadente de la ciudad. Prostitutas adolescentes desde las seis de la tarde; pungas que ofrecen estéreos y autopartes; mercaderes de accesorios automotrices que riegan con ácido los pocos árboles de Las Heras, para que no cubran las publicidades coronadas por los nombres mechados de sus hijos (CarVic, JorMarSol, RobSil).
Ringo fue la sala de ensayo, la productora de demos y discos y el laboratorio de registro audiovisual de grupos subterráneos con variadas estéticas musicales como postrock, fusión latinoamericana, reggae y electrorrock.
La distancia con semejante atmósfera nace del juego. “Nos falta un nombre para completar los once jugadores”, ilustra con una sonrisa Pablo Maccario, músico y productor de sonido en el combo. Tamaña emoción proviene de la ausencia de una confluencia natural en las formas de trabajo de la escena rock, que sí había sido experimentada en el folclore por el sello ¡UPA! Músicos en movimiento y en la electrónica por la plataforma virtual deptorec.
El puntapié inicial venía con amagues. Maccario lo repetía desde hace un lustro, en sus trasnoches como sonidista de conciertos de pequeña y mediana escala: “¡Qué fuerza le daría a estas bandas tener una casa, culiadooo!” Anhelo al que se sumaba la incipiente familiaridad de la marca Ringo en el paño sonoro cordobés, debido a que cinco grupos venían estampándola en sus discos dos años atrás.
Una factoría de canciones y visiones
En Ringo no hay grandes metáforas, aunque sus habitantes bromean con una posible unión entre marxismo-leninismo y fordismo. La apreciación coral del colectivo sugiere: “Antes de esgrimir opiniones elevadas, primero hagámoslo con trabajo”. Sus integrantes alcanzan ya los treinta años, y desde la adolescencia practican un horizonte vivificante en la música.
Las tareas de la casa son ejecutadas en un núcleo de producción técnica integrado por la dupla Maccario-Izquierdo en sonido; el visual jockey Jano Ubierna —autor de cincuenta registros en vivo de grupos cordobeses y platenses de la escena independiente—, y un asesor de la ciencias duras al que todos llaman George. Federico González, del grupo Moo, es un colaborador estable, a cargo de las portadas y los afiches de las bandas.
Sin quedar en falta con los objetivos del proyecto, a los muchachos de Ducasse no se les escapa una herramienta fundamental para vertebrar la apuesta: el bendito registro documental. El circuito periférico ya no aparece invisible al introducir algunos nombres en los buscadores de la web. Sobre la peripecia realizada con recursos limitados Ubierna resume: “Si hoy no se registra (en formatos audiovisuales), la escena no existe”.
Todo con dos pesos
Acerca de los modos de hacer Pablo agrega una pista cercana a la de los rosarinos Planeta X Discos: “Todo lo que grabamos ahí abajo fue hecho con nuestros instrumentos”. Sobre el asunto Jano, el del ojo avizor, cita una referencia que clarifica el sentido del proceso de producción que conduce a Ringo: “Hay una confusión que se da entre independencia y baja fidelidad o calidad. Trabajamos con las herramientas que hay a mano —hasta con una cámara de vigilancia—, intentando llegar a las máximas posibilidades”.
Al momento podemos desearles buena suerte con la tarea que se les viene encima, un recorrido burocrático para formalizar el sello en los órganos competentes, y dar con el clic que les permita contagiar a un público al que le cuesta apreciar el trabajo de artistas locales. Además de armarse de paciencia frente a un municipio que restringe con sus políticas de Espectáculos Públicos la proliferación de sitios para tocar. Tal aspiración sólo puede ser traducida con algo de neorromanticismo en las palabras de Maccario: “La única fórmula es hacer los discos con amor”. ®
Nota extraída de Ciudad X —con agregados esenciales de Replicante—, publicación mensual del periódico La Voz del Interior y el Centro Cultural España Córdoba, diciembre de 2010.
Los diez para el picado
Aquí va listado de las diez bandas que integran Ringo al cierre de la edición de Replicante. Todos los miércoles a las 21 hs podés apreciar sus propuestas en El Ciclón del Club Belle Epoque(Lima 373, Córdoba,Argentina).
Biernes • Cíclope • Esencia • Lautréamont • Los Frenéticos • Los Quemantes • Moo • Poltergeist • Tomates Asesinos • un día perfecto para el pez banana
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un día perfecto para el pez banana presenta El Ciclón y Ringo Discos