Aquí se trata sobre la inquietud del artista por el vacío y sus tentativas por llenarlo de algo. No importa que ese algo, en este caso sus escritos, sean confusos, incomprensibles, chabacanos, contradictorios, dizque poéticos, quesque filosóficos, chocarrero-involuntarios, ideático-políticos y hermético-místico-sin-querer-queriendo.
A fin de cuentas si existen y triunfan artistas sin crítica, el ensayo nos regala la posibilidad de concebir una crítica sin artistas.
—Iván de la Nuez
Ardua labor tratar de dilucidar algo de este ensayo de ensayo entre tanta palabrería desmañada y pretenciosa. Puras filigranas de aire, espejitos, galimatías con vuelos poéticos. Y es aun más ardua la labor de leerlo-entenderlo por lo impenetrable-intencionado-apantallante del mamotreto publicado, además, en letra pequeña, ilegible, sobre un fondo gris de la sección Cuaderno para invenciones de la mencionada revista La Tempestad. Reconozco las sanas controversias que se han generado en esa publicación sobre las muy pertinentes revisiones de la literatura latinoamericana. Desenmascaramientos que develaron trucajes estilo “fórmulas mágicas” de cierta literatura sudamericana, tanto del Boom-Gabo como de cierto “análisis paciano”. Pero si la mencionada revista logra desatar esas tempestades al publicar puntuales críticas a grandes nombresde las letras del siglo pasado, no alcanzan esos mismos aciertos al juzgar y promover a vacas sagradas presentes, constantes, sonantes y visuales. Supongo que es por falta de visión, perspectiva y distancia, pues la revista no ejerce la crítica visual mexicana con similar puntería como lo hace en lo literario. Carencia que sin embargo comparten muchas de las publicaciones culturales del país. La evidencia señala que carecemos de una crítica de arte plausible en nuestro querido y enjundioso México.
Ardua labor tratar de dilucidar algo de este ensayo de ensayo entre tanta palabrería desmañada y pretenciosa. Puras filigranas de aire, espejitos, galimatías con vuelos poéticos.
Regresemos al texto de Gabriel Orozco. Es de notarse la inquietud del artista por el vacío y sus tentativas por llenarlo de algo. No importa que ese algo, en este caso sus escritos, sean confusos, incomprensibles, chabacanos, contradictorios, dizque poéticos, quesque filosóficos, chocarrero-involuntarios, ideático-políticos, hermético-místico-sin-querer-queriendo. Es de notarse, también, que Gabriel Orozco está obsesionado por la geometría a la que le concede poderes metafísicos, sobrenaturales, espirituales, ideológicos, sublimes:
la geometría puede ser una forma que nos libere de cualquier forma de monoteísmo, […] que libere nuestras acciones, que evite la dependencia de las fuerzas en las que no creemos […] que nos permita desear sin culpa, experimentar eso que llamamos realidad.
Aunque luego, paradójicamente, aclara:
la geometría se convirtió en una forma de monoteísmo en muchos artistas del siglo XX; ahora sólo es profesado por los arquitectos.
Y por él mismo, se le olvidó señalar. Pues geométricamente simples son algunas de sus creaciones y argumentaciones. Es de notarse, asimismo, que al artista le gusta andarse por las ramas con frases como las siguientes:
la matemática ilusoria de los cubos blancos; […] experimentarlo [el arte] a través de desarrollos geométricos existenciales, entre los charcos, entre los coches y los pianos, entre las líneas de las piedras; […] en este país de pintores místico-cromáticos…
¿Pintores “místico-cromáticos”? De los que no menciona sus nombres. ¿Se referirá acaso a Tamayo o Toledo o la Escuela Oaxaqueña o, tal vez, a Aceves Navarro y a su Academia de “La Mancha Sensible”? Luego se pregunta:
¿Cuál es la preparación requerida para encontrar o provocar, y así realizar una experiencia en lo real imprevisible?
Y se responde el mismo ingenio jalapeño:
Es la preparación para el estado de vacuidad.
A este artista mexicano lo embriaga algo más que la geometría y el vacío, algo así como la poética:
La mirada es el punto, el cuerpo es el círculo, la conciencia es la esfera. /El dedo es el punto, la mano es el círculo, el cuerpo es la esfera. /La mano, el cuerpo y es paisaje. /La mano se proyecta en el espacio como las ondas de una piedra en el agua. /La estela después de la acción. La turbulencia y el vacío. La estela de un barco, la estela de un abrazo.
…la estela de Estela, se podría añadir también.A este autor le encantan, asimismo, las elucubraciones pachecas:
El individuo es lo que sucede en el colapso entre dos unidades, el espacio de turbulencia de esa dualidad en fricción… Erosionado por la nación y sus pequeñas religiones, por la religión y sus pequeñas naciones, atemorizado por los medios, exiliado, nos recuerda los reflejos posibles de los charcos, abre las puertas y las ventanas de nuestros edificios en ruinas, hace rodar las piedras de nuestros monumentos.
¿Cuál espacio, cuál colapso, cuál turbulencia, cuáles dos unidades, cuál fricción? ¿Cuáles naciones, cuáles religiones? ¿Cuál es el chingado símil, que no logro entender, del “individuo” con “los posibles charcos” y de éstos con “abrir las puertas y las ventanas de nuestros edificios en ruinas” o con “rodar las piedras de nuestros monumentos”? Y prosigue tan campante Gabriel Orozco en un re-cuento de lo realizado por él, por su excelentísima persona, durante el periodo 2000-2005. Dice, como si nada, que intentó:
Recrear con espuma expansiva la historia del universo…
Sí, así lo dice. Y, además, trata de definir una postura estético-moral-económica:
Me inquieta que algo salga demasiado caro… No querer gastar mucho al hacer arte es una postura moral.
“Postura moral” desmentida por la realidad. Su pasada exposición retrospectiva en el Palacio de Bellas Artes “ocasionó gastos por 3 millones 836 mil 748 pesos —información otorgada por el INBA a través del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública”. Pero al gran público incondicional de Gabriel Orozco y de la vanguardia, público instalado en la fiesta del éxito ajeno como propio; deslumbrado por la pompa y circunstancia de la dimensión de la apariencia de vanguardia; obnubilado con los espejitos de “sabiduría” de sus escritos y además embebido por el amplio reconocimiento que tiene este artista, “uno de los más influyentes del panorama internacional” (pues ubica a Mexicalpan de las Tunas en el firmamento de las estrellas… fugaces y visuales). A todo ese gran auditorio, epígonos incluidos, le parecerán —por supuesto— nimiedades mis cuestionamientos y hasta los desvaríos pergeñados por su Gran Tlatoani. Pero, en fin, las perlas y las pedrerías de esos “fragmentos” del ingenio jalapeño publicados en La Tempestad y titulados “La mano de uno”son tantas, tan diversas y divertidas que en sólo cuatro saturadas páginas en letra minúscula e ilegible “permite”, según la misma revista, “comprender mejor el pensamiento a la vez político y estético del artista mexicano”. Pregunto, ¿cuál pensamiento, cuál político, cuál estético? Por lo que invito al curioso lector a que le eche una ojeada a ese legajo de la mencionada revista. Nomás para pasar una velada sonriente pero distante y precavida de cualquier embeleso en el jolgorio inagotable de las vanguardias y de los geniecillos, curadores, sanadores, Tlatoanis agoreros que la promueven con bombo y platillo, sonajas, trompetillas, tambora y teponascle en medio de plazas, tianguis y templos del arte con “limpias”, sacrificios y ofrendas, incienso y mirra, danzas, cánticos y alabanzas entre serpentinas, confeti, globos, cohetones y “espantasuegras”. ®
yerson vargas.
Este tipo de textos no pueden ser considerados criticas, por lo menos no academicamente aceptables. Al momento de producir un texto el autor debe ser conciente de la responsabilidad de las afirmaciones que utilizara para comprobar o refutar una tesis, considerar que el analizis de cualquier tipo de produccion intelectual y critica con una estructura interna, al igual que una construccion argumentativa posterior al estudio conciente, dedicado del tema u obra del cual tratara el articulo. El texto publicado tiene un matis un tanto satirico, burlon, ofensivo y personal que tiende a encasillarlo, por ende carecede objevidad y distanciamiento con respecto del tema tratado y propende a tornarce ofensivo sin razon alguna. Cuando se construye un texto de critica es necesario agrupar las ideas quese tienen del tema (o en este caso artista) plantear una pregunta, emitir una tesis, a la vez que se presentan las argumentaciones de quienes esten de afavor del tema con el fin de propiciar la discucion que permita llegar a conckusiones que dejen en evidencia las fallas ,o bien sean fortalezas de las consideraciones que se desea entrar a contrivertir.
Respeto tu punto de vista, y es totalmente valido que no te pareca que el trabajo de alguna otra persona adolesca de fallas y puntos falcos que es neceasario poner en discucion, ya que de esa menera se construye el conocimiento, pero es necesario que los discursos que generemos sean expuestos de la mejor manera posible.Por ahora el tipo de articulos que estas produciendo, en mi parecer, no tiene ninguna valides academica, intelectual, periodistica o de opinion. Espero que la experiencia del inter cambio nos permita crecer.
saludo cordial.
Roberto Mendez
O sea Ignacio, entre más lo ataquen más lo ven? jajaja, pués en la expo en París no fue la más vista, fue la de Basquiat! La de Orozco pasó desapercibida! y no es que yo lo desee, pero así pasó. Ha que Nacho, no se a que llames «gran nivel» pero bueno tampoco quiero que cambies tu «gusto». Lo que me queda claro es que si se «critica» a un artista entonces por estar enojado, o se considera un «ataque». Entonces se debe alabar incondicionalmente, aunque no estemos de acuerdo? o por moda, o porque el mercado así lo dispone? El medio cultural está lleno de lambebotas!
Ignacio Ramírez
Gabriel Orozco es un artista de gran nivel, le guste a quien le guste. Cuanto más lo ataquen los que no han logrado lo mismo que él, más gente verá su obra. Saludos…
Alfredo Richaud
A todo aquel que siga aún éste estira y afloja:
Hola Nicolás,
Continúo tu enumeración:
1. A mí no tanto.
2. Me da mucho gusto.
3. No te enojes, Nicolás. Consideré que si tú no me llamabas por mi nombre y escribiste dirigiéndote a Rogelio, yo no estaba obligado a llamarte por el tuyo. Supongo que si lo mío es la estrategia de los tramposos, entonces lo tuyo, lo de La Tempestad, ¿será acaso la estrategia de los listos, los honestos, los geométricos y los libres? Y lo más probable es que si cito mal es por tu diagnóstico prematuro de una, supuesta, miopía. Según tu opinión lo del “Suum Telogicus” puede que no sea tanto por culpa del crítico (disculpa que no tenga el dato a la mano para decir su nombre completo), digamos que se dejó llevar por el Opus Magnum de Cruz Villegas.
4. Este punto trataba más bien sobre las letras chiquitas, los fondos grises, la miopía y los lentes correctivos.
5. ¿Si aprendo a citar prometes enseñarnos cómo nos liberará la geometría?
Créeme Nicolás, no me interesa discutir a lo buey.
Gracias,
A.
PD.
Sigo la enumeración de mi replica anterior:
4. Donde dice “pensamiento crítico”, debe decir “pensamiento estético”. Sorry.
1. Si bien es posible hacerle muchas réplicas a Replicante (y a sus críticos de arte), pero ninguna sobre eso de ¿cuál es su deporte? o si yo soy su entrenador, o si todos portan orondos la (misma) camiseta.
Replicante desde que era La Regla Rota se ha (¿mal?) acostumbrado a no dejar títere con cabeza, brindándoles un espacio de expresión y de crítica a muchas voces, de lugares, pensamientos y calidades diversas. Lo que en un país donde las alabanzas son el pan nuestro de cada día, las conveniencias la cofradía del mediodía y los silencios, ninguneos o bisbiseos, la cobardía en compañía, me parece algo bueno y necesario.
3. Si bien he cuestionado la crítica de arte de La Tempestad y su ¿política? al respecto, al mismo tiempo también he mencionado la calidad, tino y profundidad de su ensayo literario. A lo que habría que agregar su capacidad de información, formación y actualidad sobre muy variados aspectos del acontecer cultural internacional.
2. Por lo anterior, por lo de ser un medio de difusión e información de calidad, preocupa que se ocupen de manera predominante de un tipo de arte visual, y solo de un arte “exitoso”. Un alumno de artes, lumpen o provinciano o ignorante, al que casi su único medio de información es hojear La Tempestad ¿Universitaria? que se distribuye de manera gratuita en escuelas (algo que me parece extraordinario), se queda con una idea fija muy parcial y distorsionada del arte y de sus verdaderos valores estéticos. Deduce que lo exitoso es lo único existente y, además, de calidad indiscutible. Y como casi no existen las voces críticas necesarias en las mismas escuelas, en los medios de información y en el medio artístico en general que le hagan ver lo contrario u otro mundo, entonces esos artistas en formación se convierten, a la vuelta de los años, en lo que Avelina Lesper llama artistas adolescentes, o en otros términos “adultos chiquitos”. Como el Mejoralito que no los cura, nomás lo distrae o los apendeja. Y luego, ya creciditos, erigen Opus Magnums que medio mundo les festeja.
PD2. Interesante el texto del señor Danato (¿o era Donato?). Aunque lo mío no creo que sea lumpen, ni exquisito, ni racista ni francotirador ni agazapado ni anónimo ni evasivo ni virulento ni tramposo, ni geométrico y sí tal vez escéptico y algo mala leche.
Suerte.
Nicolás Cabral
Hola, Alfredo.
Sigo tu enumeración:
1. Me da mucho gusto.
2. La Tempestad tiene una perspectiva radicalmente distinta de las artes contemporáneas que Replicante. En principio, no consideramos pecado hablar de la obra de Gabriel Orozco ni de la de artistas relacionados con él ¡Incluso permitimos que nuestros colaboradores hablen positivamente de algunas de sus obras y les llamen «arte»!
3. La sorpresa no necesariamente involucra al entendimiento. Citar fuera de contexto (y mal: lo tuyo no es la precisión) es una estrategia tradicional de los tramposos. Por otro lado, criticas a Orozco por no dar nombres, pero luego me citas (mal en varios casos: tienes un problemita para ver o para transcribir correctamente artículos y preposiciones) sin mencionarme.
4. Ya quedó claro que no te gusta el texto de Orozco ni cómo lo presentamos, de eso trataba tu texto.
5. No te voy a explicar el asunto geométrico. Para eso tendrías que saber citar, tanto en forma como en fondo.
Te aclaro, Alfredo, que de aquí no derivará ninguna discusión. Me parece necesario puntualizar, nada más. Aquí terminan mis intervenciones.
Suerte,
N.C.
P.D. «Percibo la existencia de una especie de ira, de resentimiento, y siento que este tipo de comentarios estimula una sombría negatividad en gentes dedicadas a erigir barreras entre el arte y el público». Arthur C. Danto, http://www.elcultural.es/version_papel/ARTE/27807/Criticos_lumpen.
Alfredo Richaud
Agradezco al editor de La Tempestad que se tome el tiempo para responder a mi “nota”. Aunque una cosa no necesariamente sigue a la otra, como bien dice:
1. No por haber cuestionado en otra ocasión algo publicado en La Tempestad considero que “Replicante tenga como deporte atacar a otras revistas”. Sino, supongo, más bien su deporte favorito es señalar absurdos, incongruencias o arbitrariedades del medio cultural donde éstos se den.
2. Ni por haber publicado La Tempestad una crítica somera a la exposición de Gabriel Orozco disminuya el hecho de que ahí mismo se difunda de manera abundante lo concebido por él y por otros artistas relacionados con él y con ese tipo de, llamémosle, arte.
3. Y sí, me ha sorprendido encontrarme en otros números de La Tempestad con algunos ejemplos de crítica:
a). “Buscan el argumento más fácil para defenderse a gritos de su propia insignificancia”.
Argumentos críticos de Eduardo Abaroa sobre una crítica de Avelina Lesper.
b). “…descomunal ready-made”. “estética de emergencia”, “potencial político del ready-made”, “estética marcada por la ausencia de pretensiones estilísticas”, “gobernada por la convicción de que nada es desechable”, “el ready-made llevado a escena”, “reivindicaciones de la comunidad que se autogestiona, que se organiza y funda un lugar que no existía (¿no es eso, precisamente, la utopía?)”, “reflexionar de lo colectivo a lo privado”, “dar rostro y nombre a las pequeñas resistencias del capitalismo triunfante”.
Crítica que escribió no sé qué crítico de La Tempestad a propósito del Summum Teologicus (¿después de esos arrebatos “críticos” cabría otro adjetivo?) firmado por Abraham Cruz Villegas y titulado, creo, Autoconstrucción.
4. Si el problema de la lectura de ese texto ilegible de Orozco es por miopía, como sugiere el editor «with all due respect», y no porque el tamaño de letra donde se publicó es demasiado pequeño y el fondo gris del papel es muy oscuro. Y si llamar «pensamiento crítico y político» a ese texto de Orozco no es otorgarle capacidades de argumentación, aunque no se diga de forma literal. Entonces reconozco no entender qué es «pensamiento crítico” o “capacidades de argumentación”. Y supongo que unos lentes corregirán, también, esa supuesta miopía. “Digo, si vamos a ser críticos, seamos también exactos”.
5. Agradezco también al editor de La Tempestad que me conceda aciertos en “algunos de los problemas del texto de Orozco”, aunque luego nos quede a explicar eso de cómo entiende que “la geometría nos hará libres”.
With all due respect,
Alfredo
Nicolás Cabral
Sólo para aclarar algunos aspectos, relacionados con cierta desinformación (ojalá no se vuelva el nuevo deporte de Replicante atacar a otras revistas).
1. Que se haya publicado una conferencia de Gabriel Orozco no significa que La Tempestad no tenga una visión crítica de su obra o de la de otros artistas contemporáneos. Una cosa no sigue a la otra, que yo sepa. La edición mencionada es la de noviembre-diciembre de 2007, y la conferencia, de septiembre de 2005. En nuestro número 70 (enero-febrero de 2010) se publicó una reseña crítica de la retrospectiva de Orozco en el MoMA. Claro que, si se revisan números de hace más de tres años, pues el panorama difícilmente se completa. Sería bueno que el autor de la nota se acercara a ediciones posteriores de la revista, a lo mejor le sorprende encontrarse con algunas cosas.
2. Sobre la ilegibilidad gráfica del texto, with all due respect (como diría Tony Soprano), es posible que unos lentes resuelvan el problema. Por otro lado, no encontré en ninguna parte que la revista llamara «argumentaciones» a los fragmentos de la conferencia. Digo, si vamos a ser críticos, seamos también exactos.
3. Respecto al texto de Orozco, el articulista acierta en algunos de sus problemas. Sin embargo, la geometría nos hará libres, cómo no.
Saludos,
Nicolás Cabral
Editor de La Tempestad