Dicen que la violencia activa es masculina. Las estadísticas parecen confirmarlo. Pero ello no quiere decir que la maldad femenina no exista.
Una de las historias más leídas en los portales de noticias mexicanos al inicio de septiembre fue la del “Monstruo de Iztapalapa”. “En 2004 empezó la pesadilla de Clara”, decía un diario de circulación nacional.
Clara se enamoró de Jorge Iniestra Salas, doce años menor que ella. Le entregó sus ahorros, su sueldo íntegro como intendente de una escuela primaria y le entregó a sus hijas Gabriela y Rebeca, que entonces tenían catorce y doce años. También le dio la posibilidad de hacer lo que quisiera con su hijo Ricardo, de entonces diez años de edad.
Jorge sacó a las adolescentes de la escuela en 2006 y las mantuvo cautivas en la conserjería de la primaria en la trabajaba que su mamá. Al hijo de Clara, Ricardo, lo obligaba a trabajar como pepenador, y si no cumplía con una cuota determinada de dinero era obligado a dormir desnudo, con la cabeza en un charco de agua.
Clara accedió a dormir en un salón de la escuela, con su hijo, para que el marido estuviera solo con sus hijas. Pero no fue suficiente. Jorge Iniestra se llevó a las niñas a vivir a casa de su madre en junio de 2009.
El procurador de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, relató que al pequeño Ricardo, aunque no vivía ahí, era obligado a limpiar los desechos de sus hermanas. Clara dijo que no volvió a saber nada de ellas, hasta julio de 2011, cuando interpuso una denuncia por violencia familiar. Para entonces una de sus hijas, Gabriela, ya había sido asesinada.
En noviembre de 2009 Iniestra mató a golpes a Rebeca, que ya contaba 19 años. Para intentar revivirla, relató el “monstruo de Iztapalapa”, le colocó en el pecho a Ashley, hija de Gabriela, quien tenía tres meses de edad, con tanta fuerza que también la sofocó.
“El monstruo” y ¿la víctima?
Clara Tapia relata su versión de la historia, en una irregular rueda de prensa, en la que los detenidos contestan sin límite de tiempo a las preguntas atrabancadas de los reporteros: “Conocí a ese tipo que al principio se portó muy amable y decía que amaba a mis hijos y que a mí me quería. Al poco tiempo en verdad sacó lo que es: un maldito”.
Clara se enamoró de Jorge Iniestra Salas, doce años menor que ella. Le entregó sus ahorros, su sueldo íntegro como intendente de una escuela primaria y le entregó a sus hijas Gabriela y Rebeca, que entonces tenían catorce y doce años. También le dio la posibilidad de hacer lo que quisiera con su hijo Ricardo, de entonces diez años de edad.
En el circo de la prensa y la televisión Claudia lloró solamente en una ocasión: “Mi hijo Ricardo y yo comíamos de la maldita basura. Y él se la pasaba encerrado en el cuarto con mis hijas. Y nosotros le tocábamos: ‘Jorge, es que tenemos hambre’, y él nunca salía”.
En su relato parece asomarse la emoción de los celos. Clara añade: “Ese tipo nos hizo creer que todo era normal. Que él era de clase media, y que en la clase media ven la vida de otra forma. Que un hombre puede tener las mujeres que quiera”.
El procurador Mancera declaró a la prensa que el comportamiento de Clara se debe probablemente al llamado síndrome de Estocolmo. Al inicio de sus primeras declaraciones, dijo, lo poco que alcanzaba a articular es que al principio estaba muy enamorada de él.
“Yo tenía que hacer lo que él decía… porque decía que al que le hiciera algo a él o a su familia, él era capaz de matar. Y eso nos lo decía, dos o tres veces por semana”.
La omisión criminal, ¿por amor?
Existen pocos documentos sobre la complicidad de las madres en el abuso sexual contra sus propios hijos. Sorprendentemente, pocos artículos o estudios, si se tiene en cuenta la relativa frecuencia con la que pasa este fenómeno. Uno de los pocos textos hallados es el de un reportaje español que trata de explicarse un caso que conmocionó a España en 2008: una mujer arrojó ácido a su hija porque ésta llevó a los tribunales a su padre, quien abusaba de ella desde que tenía tres años.
La abogada de la joven víctima, se cuenta en el reportaje, advierte: “Las madres cómplices son excepciones. Pero eso no te deja tranquila, porque es una excepción mientras no te toca y son excepciones que existen”.
En muchas ocasiones, continúa el texto, la madre calla o solapa a un violador por razones económicas, sociales. El hombre es el único sustento de la familia. En otras ocasiones puede más la vergüenza… y, sin embargo, no es posible dejar de pensar que existe por lo menos un poco de lo que en Occidente se conoce como maldad cuando una madre decide entregar a sus hijos.
Maldad femenina
De acuerdo con los estudios sobre asesinos seriales, la gran mayoría de estas bestias míticas de nueva generación son hombres. Un porcentaje mínimo se compone mujeres, y de éste, una parte considerable se trata de mujeres que actúan en mancuerna con sus parejas.
Cuando se revelan casos de mujeres asesinas, si bien en general causan un escándalo inicial, pronto son olvidados por la prensa. El mundo del entretenimiento tampoco parece estar interesado en ellas. No hay asesinas trascendentes en el cine, como Hannibal Lecter. Los pocos asomos son versiones grotescas y caricaturizadas de la historia de la prostituta criminal, como el caso de la estadunidense Aileen Wuornos, llevado al cine. Parece que para ser una mala mujer hay que ser prostituta. Las madres, aunque sean asesinas, no lo son.
De acuerdo con los estudios sobre asesinos seriales, la gran mayoría de estas bestias míticas de nueva generación son hombres. Un porcentaje mínimo se compone mujeres, y de éste, una parte considerable se trata de mujeres que actúan en mancuerna con sus parejas.
En su texto Aproximación al perfil de la mujer asesina en serie, las psicólogas Sandra Milena Arango Agualimpia, de la Universidad Católica de Colombia, y Andrea Guerrero Zapata, de la Universidad de Los Andes, advierten que “las mujeres cometen sólo 15 por ciento de todos los crímenes violentos y 28 por ciento de todos los crímenes. Pero las mujeres tienden a abusar de aquellos que dependen de ellas: las mujeres son las responsables de la mayoría de los homicidios de lactantes y niños, de la mayor parte de los malos tratos físicos a niños y de la cuarta parte de los abusos infantiles, según el estudio citado.
Incluso cuando se destapan hechos de esta naturaleza, el público parece poner más atención a su pasado como víctima que como agente activa del mal. Y es que la mujer, cuando delinque, suele considerarse víctima a sí misma y usa esto en su defensa: “Se sienten autorizadas a utilizar la violencia ya que les han inculcado profundamente la idea de su propia victimización. En cuanto al síndrome de la mujer maltratada, que supuestamente actúa para evitar agresiones previsibles, en realidad, todas las personas que comenten un crimen violento suelen considerarse a sí mismas amenazadas, incluso los asesinos en serie” [en el estudio citado].
Esta tendencia social a cerrar los ojos ante lo que se puede llamar maldad femenina es ilustrada en la última gran historia de horror del Distrito Federal, la referida del “monstruo de Iztapalapa”.
Medios y autoridades se ocuparon en detallar la maldad homicida de Jorge Antonio Iniestra Salas, de 32 años, acusado de los delitos de secuestro, homicidio calificado, homicidio en razón de parentesco, lesiones calificadas en razón de parentesco, corrupción de menores, trata en su modalidad de explotación laboral de menores y violencia familiar.
Los medios olvidan que el “monstruo” no actuó a escondidas. Su madre, Soledad Salas Torres, de 55 años, y sus hermanas Claudia, de 29 años, y Ana Laura Iniestra, de 28, vivían en el hogar en el que murieron Rebeca y la lactante (así como su hermano Juan Carlos, de 31 años, y otro pariente: un menor de edad de catorce años). La madre del monstruo declaró que no se metían en la vida de Jorge porque lo quieren mucho. Clara permitió que violaran a sus hijas en su hogar y que sufrieran todo tipo de vejaciones durante por lo menos cinco años. Lo permitió, dice, por amor. ®
Tatiana Högberg
Me indigna el machismo y la violencia familiar! Y lo peor que las instituciones, autoridades apoyen esto!? QUE IGNORANCIA! Deberian poner en cargos altos a gente preparada, para asi poder romper este circulo enfermo! «La violencia de género es un hecho» y ahi que aceptar que es asi (sin juzgar a sus victimas) para asi juntos poder eliminarlo!
Esta mujer fue en realidad victima de una sociedad machista con maltratos ‘toda su vida’ y le paso lo peor que le hubiese podido pasar a cualquier mujer, me refiero a lo que paso con sus hijos. Y ahora el mismo sistema que ‘nunca’ le dio una mano! Ni le mostro una salida! Ahora el tambien la castiga! Deberiamos firmar para su absolucion, si no por ella, para ayudar a exterminar este circulo de abusos que solo nos hace daño! Por la igualdad!
http://inocenciaclara.wordpress.com/2013/05/21/la-inocencia-es-clara/
Chesare
Bueno, para empezar el comentario de Roxet me parece fuera de lugar, esta guiado por lo que salio en los medios, medios que mienten y que son amarillistas. Creo que es necesario profundizar más en la historia de Clara, porque ha habido un proceso largo sobre el tema, en el cual han salido a la luz muchas cosas que no se ven en un rueda de prensa sacada para llamar la atención. Las afirmaciones de roxet no tienen fundamentos, a menos claro, que ella misma hubiera actuado en el modo que ella explica que Clara actuo. Concuerdo con Javier es un articulo muy misogeno, no habla más que superficialmente de casos en los cuales no se profundiza nada.
Es fácil decir que Clara tuvo la culpa solo por deseos carnales o sentimentales, en lo personal mi vision sobre este caso se ha ampliado mucho desde que leí sobre la «violencia de genero». Este tema de » violencia de genero» me ha hecho reflexionar sobre le papel que juegan las personas como clara en este tipo de casos. Si el comentario de esta revista proviene únicamente de la información obtenida de los medios de comunicación, no es, sino un error fatal para alguien que pretende adquirir donaciones monetarias para una revista, que no publica artículos fundamentados en investigaciones serias sobre los casos que expone. Por otra parte debo agregar que mi perspectiva sobre este tema es diferente porque he leido sobre violencia de genero que no es un tema sólo psicológico, sino una realidad. Esto no es feminista es porque el tema debe ser tratado con delicadeza y no hacer afirmaciones que puedan caer en ambigueadades y torpes reflexiones.
En conclusión para mí, el articulo esta falto de toda veracidad, no tiene una investigación sobre un tema delicado y cuya profundidad va mas allá del chisme encontrado en youtube o algún articulo de periódico barato. Antes de afirmar que clara es culpable o no, es necesario leer, no solo este articulo sino otros artículos que han salido en la CDHDF, o el proceso. Les dejo este articulo de la revista proceso, cuya investigación va más allá, repito, de hacer un copy-paste de cualquier fuente de información.
Aquí los links, por favor léanlo. Podrá darles una visión mas amplia del tema. El tema es delicada y me ha tomado por sorpresa la falta de profesionalismo en este articulo.
Cimacnoticias
http://www.cimacnoticias.com.mx/node/63093
Proceso
http://www.proceso.com.mx/?p=340240
Ricardo rocha, aquí escuchen el Jueves 2 de mayo de 2012
http://www.radioformula.com.mx/perfil.asp
Estrella Bernal Rodriguez
El caso del moustruo de Iztapalapa es un ejemplo de la dimensiones que puede alcanzar la maldad humana, en este caso especifico no estariamos hablando de un solo autor de estos hechos delictivos hablariamos de una coparticipacion tanto de la esposa como de los familiares del moustruo y que deberian ser incriminados y sancionados con prision toda vez que no existe argumento valido que los exonere de la culpabilidad. No es uno solo el mostruo todos los complices por omision y dolo tambien lo son.
Catita
Increíble la sarta de tonterías que se dicen en el comentario de Javier, mas feminista es admitir que el paradigma de la sumisión femenina es una bajeza y una porquería y que si la mujer se rebaja y solapa es porque así lo quiere por una obsesión al mal sana que no es amor, muchas parejas continúan toda su vida con ciclos de costumbre y sinsentido en lugar de separarse y resolverse y lo hacen por “amor” el amor no es conveniencia ni tampoco que te justifiquen tus cochinadas por la necedad de no dejar ir al otro, eso no es saludable. Esto ocurre hasta en la vida cotidiana aplaudiéndole al viejo por cuanta mamarrachada hace o dice el señor y su comportamiento social de tonta y objeto porque no se le valla a ir, ya más tarde llega su punto clímax al permitirle en cualquier forma delinquir o de humillación, no es machista señalar que ellas tienen parte de la responsabilidad es machista perdonarles su actitud pasiva porque son mujeres y eso de ser tontita y pasiva como se les da a ellas VERDAD? Hay que perdonar eso en una mujer porque es prácticamente natural.
Javier
Misogino, es un artículo misógino, contradictorio en si mismo y amarillista. Llamas la atención con el subtítulo «Maldad femenina» para inmediatamente contradecirlo afirmando que: «De acuerdo con los estudios sobre asesinos seriales, la gran mayoría de estas bestias míticas de nueva generación son hombres» Entonces porqué no llamar al subtítulo «maldad masculina»?
Tu artículo nada fundamentado, porque citas «un reportaje español» como si por ser español tuviera un grado de credibilidad mayor o no se por qué la referencia al origen ibérico, sino estamos hablando de jamón de pata negra no veo la relevancia. En fin, un sólo reportaje no da fundamento a tus afirmaciones aberrantes y misóginas. Tendrías que documentarte e investigar seria y ampliamente antes de sacar todos tus rencores, temores y complejos personales hacia las mujeres.
Debo reconocer que me sorprende tu increíble capacidad de convertir una noticia de un delincuente masculino en una poderosa arma de odio misógino contra el género femenino. Cómo pudiste voltear el sentido de la historia?
Si yo fuera el monstruo de Iztapalapa te suplicaría que fueras mi abogado, porque en tu artículo logras que nos olvidemos de victimario y monstruo y nos volvamos contra la «maldad femenina» de la víctima.
Roxet
Estoy completamente de acuerdo contigo y todo eso no hubiera pasado si clara no lo hubiera permitido, pero clara por deceo carnal no por amor, fue capaz de entregar a sus hijas e hijo además de todo su dinero, no lo he escuchado pero puedo asegurar que durante el tiempo en que sus hijas estuvieron secuestradas en la casa de la mama de Jorge, clara y Jorge siguieron manteniendo no una relación sentimental pero sexual. Lo poco que he visto hablar a clara me he dado cuenta que miente en todos sus testimonios y sus sus lagrimas son totalmente falsas, clara es víctima de sus deceso carnales solamente, las verdaderas víctimas fueron los hijos de clara y los hijos de sus hijas, Clara es igual o mas culpable que jorge, y el padre biológico de los hijos de clara también es culpable por nunca haberse ocupado del bienestar de sus hijos, me pregunto donde esta y que piensa y siente de lo que le ha pasado a sus hijas y su hijo.
Marisol
Hola
Me agrado tu articulo, aunque en términos generales del caso Monstruo de Iztapalapa se puede ver que el protagonista padece de algun grado mas o menos alto de psicopatía que es la ausencia de empatia por el projimo, la psicopatía es algo con lo que se nace y se puede agravar a través de ciertas circunstancias de vida, en cambio su mujer presenta cierto cuadro neurótico que pudo haber resultado de contacto seguido con violencia familiar, no se puede decir que esta mujer en especial sea también una psicópata ya que de serlo no hubiese estado por años en una relación que no le aportaba ningún beneficio ni control ya que el psicópata solo ve su propio beneficio a costa de cualquiera y de cualquier cosa, se dice siempre que la mejor pareja de un psicopata es casi siempre un neurótico, aun así esta mujer merece que la condenen como a cualquiera.
No esta demás recordar a una celebre asesina, la mataviejitas, esa si era posiblemente una psicópata nata y demuestra el verdadero tipo de maldad femenina.
Lydiette carrión
Muy buenos apuntes, Martha. Habré que seguir profundizando, rascándole a las experiencias en la literatura y la realidad, para perfilar las diversas maneras de la maldad femenina. Muchas gracias
Martha Patricia Reveles
Muy interesante. El texto ayuda a abrir la discusión sobre el papel de la mujer como cómplice del victimario y de la propia mujer como victimaria.
Si bien, es cierto que todavía no existe el personaje de una asesina serial de proporciones míticas creada por la industria fílmica (salvo el caso de Wuornos citado por la autora), en las series televisivas abundan las asesinas seriales, pienso en un par de capítulos de CSI Las Vegas y de Criminal Minds. Ahora, en el papel de cómplices habría que ir a «El castillo de la pureza» o a «The girl with the dragon tatoo», incluso a «Precious». Por otra parte, ayer pasaron un capítulo de la serie «Índice de maladad» dedicado a las asesinas seriales y resulta interesante ver que no todas ellas siguen el patrón de la víctima que se deifende.