Peter Hook en Tijuana

La triste sombra de lo que fue

Contemplar al viejo en mención, ataviado con una camisa impresa con el título de la única canción de Joy Division que tocan la mayoría de los bares tijuanenses me hizo caer en cuenta de que la culpa no la tiene el indio, que en este caso fue Hook, sino de la bola de incautos que lo hicieron compadre.

Peter Hook

Antes que nada, confesaré que al concierto de Peter Hook, quien fuera bajista de Joy Division, asistí de gorra. Incluso la borrachera me salió gratis. Lo que me da licencia para decir que, a diferencia de otros, no pagué los 30 dólares, y eso me excluye de la estafa.

Por supuesto, nadie va discutir que el tal Pedro Garfio posea uno o varios significados históricos o al menos historiográficos en el devenir de la música. Es probable que Joy Division y New Order sean parte fundamental en la educación de cualquier melómano mediocre, et patatín et patatán.

Ahora bien, contemplar al viejo en mención, ataviado con una camisa impresa con el título de la única canción de Joy Division que tocan la mayoría de los bares tijuanenses me hizo caer en cuenta de que la culpa no la tiene el indio, que en este caso fue Hook, sino de la bola de incautos que lo hicieron compadre.

Sucede que desde hace casi veinte años, cuando alguna vez vino a tocar todo el line up de Nirvana, o también Tool, en Mexitlán, ya no recuerdo, o quizá la mente caldeada en alcohol y malos recuerdos me traiciona, la llegada de otras bandas que importen. A lo mejor los buenas ondas, que a cualquier crítico acusan de hater, dirán que hace poco vino Morrisey, pero de verdad, ¿nos reivindica?

Ahora bien, contemplar al viejo en mención, ataviado con una camisa impresa con el título de la única canción de Joy Division que tocan la mayoría de los bares tijuanenses me hizo caer en cuenta de que la culpa no la tiene el indio, que en este caso fue Hook, sino de la bola de incautos que lo hicieron compadre.

Bueno, eso no lo sé porque tampoco importa; más bien hay que apuntalar la siguiente condición citadina: desde hace mucho a la ciudad vienen placebos (no la banda), memorabilia fragmentada, sustitutos de lo original, copias certificadas. Eso, más las bandas y los proyectos que se han convertido en anacronismos tijuanenses: Dos Minutos, Infected Mushroom, y hasta antes de su colapso cocainómano, Gustavo Cerati.

Para el que quisiera escuchar los proyectos completos, las versiones originales, las propuestas actuales, bueno, ya sabían y saben que hacer: o hacen fila en la garita de San Ysidro un par de horas o se esperan a la edición anual de Coachella, que cada vez está más inundada de fresitas regiomontanos o capitalinos que no dudo que el próximo año veamos un line up más ad hoc a la gente bonita que vive en Calderolandia. De todas formas, es un festival que me da asco.

En Tijuana lo que se consume, insisto, es otra cosa: remedos y copias certificadas. Lo que me viene a la mente son los famosos DJ sets. Es decir, la selección vil, casi salida del iPod, del artista en interés. Como el del bajista de Interpol, que quizá no pudo tocar con el resto de su banda, pero que cobró por poner discos en una fiesta que ya no recuerdo, pero que se llenó de hipsters y grupis que todavía emocionadas rememoran cómo se tiraron a Carlos Dengler.

Ahora, es menester aterrizar lo que sucede en Tijuana con los grandes recuerdos musicales. Aunque casi nadie de los que fueron a berrear frenéticos al Black Box de la calle Sexta fueron contemporáneos de Joy Division, a lo mejor sí muchos lo fueron de New Order, antes de que se convirtieran en los viejos decrépitos y anacrónicos de ahora, el asunto es que, como sea, fue la única manera que tenían de consumir un guiño histórico de una generación a la que no asistieron.

Ello, o porque es muy probable que, independientemente del bagaje musical que pueda tener cualquiera, Joy Division y New Order forman parte o al menos deben formar parte de la cultura general de cualquier melómano actual.

Sin embargo, la bazofia que tuvo a bien representar Peter Hook no se acerca, ni por menos, a la representación real de aquella banda que, por otro lado, tampoco era para arrancarse la cabellera y partir capítulo en la historia de todas las variedades del rock.

Sin embargo, la bazofia que tuvo a bien representar Peter Hook no se acerca, ni por menos, a la representación real de aquella banda que, por otro lado, tampoco era para arrancarse la cabellera y partir capítulo en la historia de todas las variedades del rock.

Peter Hook fue, a lo mucho, un viejito tierno al que se le debe guardar paciencia para verle tocar. Sus alardes, incluso sus acompañantes, son para ser contemplados con el mismo gusto que da ver aquel abuelo militar vestido otra vez en sus viejas glorias marciales. Da gusto saber que no está muerto, y vaya, en vez de darle un fusil o de darle cabida en el cuartel, lo mejor que podemos hacer con él es sentarlo a que platique todo su anecdotario militar, babosadas incluidas, y celebrárselas con mucho cariño.

Otra cosa es montar al viejo, darle un bajo, y decirle: órale, danos aquello que ya no alcanzamos a ver. Y además pagar como si en vez de surimi nos dieran cangrejo. El viejo toca mal, canta mal, y aunque haya sido decano, mártir, magno representante, bendecido y santificado por haber tocado en aquella banda que los hace pensar que todo tiempo pasado es mejor que el presente, no deja de ser un malísimo y triste remedo de lo que jamás obtendrán.

Vaya, mi equivalente generacional sería que un buen día saliera un promotor local, de ésos que están interesados en la difusión y las ganancias y no en el suceso del concierto en sí, y contratara a Chris Novoselic y le vendiera a todas las demás generaciones que, pobrecitas, no pudieron conocer al güero suicida, la idea de que obtendrán un poco de Nirvana.

Vaya, aun cuando trajeran a Dave Grohl es muy probable que el producto quede incompleto, zaherido, patético. Por algo se separan las bandas cuando se les muere el espíritu. Por algo fue New Order y ya no Joy Division. En lo personal, lo que vi el miércoles 28 de septiembre fue la banda de un anciano tremebundo, tocando covers muy malos de Joy Division y New Order.

Yo le recomendaría que con su banda de jovencitos tocara canciones originales. Como le hace The Fall. A lo mejor, en treinta años, el chamaco que toca la guitarra para él venga a Tijuana y diga que fue el guitarrista del bajista de Joy Division. ®

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Publicado en: Música, Octubre 2011

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  1. Estimado Jesus Manuel Lomeli….
    En primer lugar necesitas saber de musica antes de criticar a alguien. La unica cancion que no era de Joy Division Ceremony, la cual en de New Order.
    Ahora Peter Hook dio ese concierto al igual con la gira en MEMORIA o TRIBUTO a Joy Division mi estimado es absurdo querer criticar a alguien que esta dando un tributo solamente.
    Piensa o deja que tu cerebro acomode las palabras antes de decirlas porque nos parece que tus comentarios son no de critico sino de alguien que esta frustrado. Tocas algun instrumento? Tienes alguna banda? entonces dejemos que los que lo tienen tengan exito. Ah y mejor a la otra no asistir a uno de estos conciertos para que no se nos frustren y tengan que escribir este tipo de articulos.

    Saludos

  2. Pues ya no son los 70tas ni los 90tas y esas bandas ya no existen! Que querias? Es absurdo esperar algo que sea similar. Espero no te quejes de que Ian Curtis no asistio al evento.

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