El heraldo de Groucho

Noticias frescas de lugares improbables

¡Extra! ¡Extra! Los aforisbooks llegaron al puesto de periódicos. Entérese de quiénes votarán por Peña Nieto y de qué se habla en el año nuevo judío. ¿Qué hay de nuevo en la farmacéutica? En policiacas: Juan bautista murió de hipotermia. ¡Extra! ¡Extra! Llévelo de a grapas, calientito como el pan y más ácido que el limón.

El tedio es un microbio indomable

Experimento del Dr. Klonomonov

Un niño prodigio siberiano formado en el Instituto de Problemas Médico-Biológicos de la Academia de Ciencias de Rusia encontró la forma de implantarle costillas a los moluscos gasterópodos. “¿Y eso de qué mierda nos sirve?”, preguntaba un reportero tras otro en la pequeña rueda de prensa improvisada y organizada por su madre dentro de la única taberna local de Chukotka, perteneciente al Distrito Federal del Lejano Oriente. “No lo sé”, confesó un Evgeny Klonomonov profundamente avergonzado, “supongo que es hora de que reconozca que tengo serios pedos con el alcohol”.

Freedom Pills, de Pfizer

Existe un fuerte rumor de que la Pfizer está concentrando todos sus esfuerzos en la producción de un anticonceptivo inteligente que se especializará en detectar y eliminar únicamente a aquellos espermatozoides que presenten una marcada inclinación a la disidencia, a ciertas “ideologías asimétricas” y al suicidio. Acorde a esta fuga informativa sin precedentes, cortesía de Hanz Pérez (sobrenombre autoimpuesto para mantener el anonimato del jefe de Relaciones Públicas de esa compañía), el nombre del futuro antidisturbios comprimido será “Freedom Pills”.

Un clavo saca otro clavo

Chuck Norris. Imagen tomada de www.hacklife.obolog.com

¿Recuerda usted cuando el peso mediático de las balaceras fue desplazado por las decapitaciones? ¿Recuerda cuando las decapitaciones fueron sustituidas por las fosas comunes? ¿Recuerda cuando las fosas comunes se vieron reemplazadas por las desolladuras? ¿Recuerda cuando Javier Sicilia era un poeta desconocido?

¡Qué puta risa!

Los privilegiados de la sociedad figuran entre los pocos grupos que pueden darse el lujo de mofarse de la flagrante ignorancia de Peña Nieto, pero todos sabemos que los marginados —léase: la arrolladora mayoría— van a votar por él, independientemente de las lagunas culturales que se escondan debajo de ese copete ampuloso. Así que más vale que empiecen a grabar sus risas, camaradas, aunque sea para fines nostálgicos.

Todos los caminos llevan a Auschwitz

Durante la sobremesa de la cena de Rosh Hashaná (el Año Nuevo judío), hace unas noches, se habló mucho de Auschwitz, Schindler, Spielberg y Adam Sandler —tan sólo por desplegar una cuota de temas dolorosamente anticlimáticos. Aproveché el arrebato colectivo para escabullirme del comedor con el firme propósito de meter mi cabeza al horno —después de todo, hay que mantener vivas las tradiciones de una u otra forma— y así poder desentenderme de las fijaciones históricas. El gusto no me duró mucho tiempo. Uno de mis primos se dio cuenta casi de inmediato del ofensivo olor a tocino que despedía la cocina.

La Biblia bajo cero

En las respectivas adaptaciones del Antiguo y el Nuevo Testamento reeditadas a petición de los habitantes del Círculo Polar Ártico, Salomón lanzaba blasfemias mientras se congelaba las pelotas bajo el sol de medianoche; Jesús multiplicaba arenques y caminaba sobre el hielo que Moisés intentaba romper con su bastón para matar el tedio; Juan Bautista falleció debido a una hipotermia aguda mientras que la ballena y Jonás murieron apaleados a manos de una embarcación de hooligans vikingos.

Por los huevos de Hitler

En algún pasaje de una de las semblanzas de Hitler cuyo enfoque se centraba exclusivamente en la vida sexual del afamado genocida austriaco, el biógrafo se atrevió a preguntarle cómo describiría el orgasmo en sus propias palabras. “Nuestro Führer caminó hacia una de las ventanas de su Kehlsteinhaus (a.k.a. Nido del Águila) para observar los Alpes —describe Lakai Weißwurst— mientras acariciaba su bigote y estiraba su escroto con el fin de lograr una simetría genital aceptable”.

—¡Toma nota, Weißwurst! —me ordenó enérgicamente:

“Entiendo por orgasmo la congestión simultánea de una cantidad desorbitada de fantasías catastróficas que fallecen con el derramamiento de materia prima aria”.

—Fascinante, mein Führer; espero que no le incomode la siguiente pregunta, pero me interesaría mucho saber si dentro del margen de estas fantasías catastróficas ¿sucede que de pronto piensa en el genocidio judío o gitano?

—¡Nein, subnormal!, las muertes chiquitas me pellizcan los huevos.

La otra cara de las redes sociales

© Chris Madden

“Sí, fui yo quien descubrió a esa desamparada tribu perdida”, afirmaba sonriente aquel célebre antropólogo inglés frente al destello de las cámaras mientras recargaba su brazo sobre un helicóptero aún tibio a la vez que rellenaba su pipa con la otra mano. A su lado se encontraba una tripulación brasileña notoriamente indignada, no tanto por haber expuesto a la “última etnia amazónica” sino por no haber recibido el crédito que les había prometido ese “charlatán bigotudo” (sic) a lo largo de cuatro años de una labor (¡PRO BONO!) sumamente agotadora. Por su parte, el patriarca de la “tribu perdida” aprovechó la vanidad mediática del antropólogo británico para reunir a su gente frente a la pantalla plana de su club social y, sintonizar la BBC para ver si en efecto era cierto que la televisión engordaba tres kilos. ®

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Publicado en: Enero 2012, Monte Pitón

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