El mercado del arte conceptual ha perdido el quicio, los precios que alcanzan ciertas obras resultan escandalosos. Y pensar que hay gente que ni siquiera tiene cajas donde guardar sus zapatos…
Londres.— La señora encargada de la limpieza de la prestigiada Tate Gallery, que gana una miseria, aprovechó que los dueños salieron a comer para hurgar entre las piezas de una instalación de la reconocida artista Tracy Emin y escoger algunas prendas que pudieran quedarle a ella y a sus pobres hijos. Para su desgracia, la señora, de origen griego, fue captada por las cámaras de seguridad y enviada a la cárcel, donde cumple una condena de 99 años. Sus hijos fueron inscritos en una escuela pública de arte conceptual. ®