Publicada dentro del periodo de un año, Tiger tea es, indudablemente, la obra épica de George Herriman. Del 15 de mayo de 1936 al 17 de marzo de 1937 Herriman ocupó el espacio asignado para su tira cómica en los diarios de William Randolph Hearst para desarrollar una de las más extrañas aventuras de los habitantes de Coconino County, Arizona (¡ARIZONA!). También reimpresa parcialmente en el último número de Raw —la revista de Art Spiegelman y su mujer, Françoise Mouly— en 1991, es, en términos estrictos, la historia de un viaje. Un journey lo mismo que un trip.
En Krazy + Ignatz in “Tiger tea” [Craig Yoe; IDW, 2010] Krazy Kat se aventura en una travesía a través del desierto, enganchado por un aroma que lo lleva a caminar y caminar, sin rumbo fijo, y que de paso también arrastra consigo a otros personajes de la tira —Ignatz el ratón, Ofissa Pup el perro policía y la señora pata Mrs. Kwakk Wakk—, quienes, picoteados por la curiosidad de descubrir a dónde dirige sus pasos la felina (o el felino) lo siguen hasta donde sus fuerzas y el sol les permiten. De tal manera que en un momento dado la única que sigue caminando es Krazy Kat. El aroma resulta ser, ni más ni menos, que el de “tiger tea”, una variante del catnip —aquella planta que, se dice, provoca efectos similares en los gatos que la marihuana en los humanos, y llamada aquí, por obvias razones, katnip.
Kat no regresa de su viaje sino hasta que un personaje más, José Cigueño, deja caer del cielo un par de paquetes que recoge el búho Y. Zowl (léase como Wise Owl) y lleva a su casa. En uno se encuentra Krazy y, en el otro, un pequeño pero generoso cargamento de katnip en la variedad ya mencionada. Entonces llega la oportunidad de que Krazy pueda prepararse sus buenas teteras de la preciada bebida.
Esa es la anécdota central de esta road (s)trip, aunque habrá que comentar un par de puntos. Por un lado, el pretexto de encontrar la valiosa planta no parte solamente del aroma que encandila a Krazy, sino de que Katnip Konsolidated, la compañía que producía el katnip en Coconino, ha quebrado. Da la casualidad de que el dueño de la fábrica es Mr. Meeyowl.
Se ha discutido, como en el texto introductorio escrito por Craig Yoe, si el “tiger tea” representa realmente una alegoría de la marihuana, pues el mismo Herriman, aparentemente, no consumía la hierba. Sin embargo, parecen muy claras las referencias a, por lo menos, alguna droga. El “tiger tea” (también llamado T.N.T.) tiene un efecto muy curioso en quien lo consume: un gusano se puede sentir una boa constrictor, un elefante deja de temer a los ratones… Krazy duerme junto a su tetera y se despierta para seguir bebiendo, e igualmente esconde en lugar fresco y seguro su preciado motín. Realmente no puede haber dudas. La parte más alucinante, sin embargo, es la del viaje emprendido por Krazy. Las secuencias son las que le dan mucho fondo a esta historia, coronada por el momento en que una víbora ayuda a Krazy a cruzar un acantilado. En esos paneles hay una búsqueda, un viaje, situaciones extrañas. Alucinante, sin duda. ®