Los nuevos materiales discográficos de Cat Power y The XX vienen a refrescar la oferta musical del año; ella por su nuevo acercamiento a la electrónica, y los segundos por el trabajo más cerebral de su discografía.
El sol brilla para todos, hasta para Cat Power
El sol tiene muchas connotaciones: calor, luz, felicidad, fuego e incluso vida. Quizá por eso Chan Marshall, mejor conocida como Cat Power, decidió titular Sun a su noveno trabajo de estudio, el cual en buena parte se aleja de lo que ha hecho a lo largo de su carrera pues este flamante álbum es, sí, un tanto más luminoso.
En los doce cortes que incluye en su edición limitada —en la tradicional viene uno menos— hay algunos que recuerdan un poco la crudeza Lo-Fi de trabajos como You are Free (2003), aunque también arremete con más fuerza la electrónica, tal y como sucede en la atmosférica “Sun”.
Por el título más de alguno podría pensar que se trata de un disco cuyo sonido sería más orgánico. No es así. Es un álbum más rítmico y menos melancólico, y más cercano a la electrónica.
La tristeza no desaparece del todo, pues tratándose de Cat Power sería quitarle una parte esencial, aunque ya no se vierte en las grandes cantidades de sus trabajos previos.
Si esperan un trabajo afín a The Greatest (2006) o a su disco de covers Jukebox (2009), en los que abundaba el rythm & blues y el soul, podrían desilusionarse. Sun es más rítmico y arriesgado, es el álbum más alejado de lo que había hecho hasta ahora; quizá por por la falsa expectativa de continuidad con los trabajos previos no es un disco que se asimile a la primera escucha. Un adelanto de Sun, aquí.
The XX y la seducción de la penumbra
The XX rápidamente se colocó como una estrella en rápido ascenso, una cara nueva que venía a refrescar tanto a la escena electrónica como a la del pop con tintes oscuros que tantos frutos dio en el decenio pasado. Este trío londinense llamó la atención con su debut XX gracias a piezas lentas, melódicas y atmosféricas que no encajaban de lleno en la oscuridad lacerante de grupos como Joy División ni tampoco, gracias a las voces femeninas y a las bases con un buen cimiento electrónico, encajaba del todo en eso que alguna vez se llamó trip hop. Aunque englobaban algunos elementos de esos dos mundos sonoros. He ahí la clave de su aceptación.
Ahora regresan con Coexist, el segundo álbum, más oscuro y etéreo, lo cual puede provocar cierto desencanto. Su sonido es más sintético, electrónico y no es tan cálido, a pesar de lo lento de las piezas, de los ambientes tristes que evocan, aunque puede considerarse un trabajo más cerebral.
Coexist es una muestra clara de que The XX es una banda que evoluciona, sin importar que en su andar deje de lado a quienes fervorosamente los siguieron en sus comienzos. ®