No hay tal cosa como La Ciencia

Superar las visiones simplistas

La ciencia es un proceso de prueba para extraer conclusiones tentativas guiadas por el experimento y la observación. Alegar autoridad de La Ciencia —como si hubiera un mamotreto que uno simplemente puede abrir para encontrar la respuesta correcta— es completamente erróneo.

Ilustración de Vintage Science Illustrations.

Según David Blunkett, miembro del gabinete de Tony Blair, los intentos de imponer un confinamiento general a los mayores de setenta años son discriminatorios. Él piensa que las medidas de “protección” son muy drásticas y que deberían ser suavizadas. Cualquiera que sea el mérito de sus ideas, sus comentarios sobre la asesoría científica que el gobierno recibe son interesantes.

En una emisión del programa de radio The World at One de la BBC el 28 de abril Blunkett sostuvo que el Grupo de Asesoría Científica para Emergencias (SAGE en inglés) tiene un problema. Basado en el libro Rebel Ideas de Matthew Syed, dijo que “los mayores errores del pasado reciente han sido cometidos por gente de tipo similar, ideas similares, formación similar [y] pensamiento similar, considerados los únicos expertos a los que uno puede acudir…”. El peligro de escuchar a un pequeño grupo de expertos de pensamiento ortodoxo también fue señalado por un antiguo consejero científico, sir David King. En reacción a reportes de que el consejero de Boris Johnson, Dominic Cummings, pudo haber influido a SAGE para rechazar el confinamiento, King dijo a Bloomberg: “Hay un instinto de rebaño en todos nosotros, le llamamos pensamiento de grupo. Es posible que un grupo sea influido por una persona particularmente influyente”.

Otras personalidades científicas destacadas han criticado la idea de que las políticas gubernamentales presuman estar basadas en la ciencia. El profesor Devi Sridhar, presidente de salud pública global de la Universidad de Edimburgo, dijo a The Guardian: “Como científico, espero nunca volver a escuchar la frase ‘basado en la ciencia y la mejor evidencia’ dicha por un político. Esta frase se ha vuelto básicamente insignificante y es usada para explicar cualquier cosa”.

El mismo artículo cita al profesor Mark Woolhouse, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Edimburgo:

Pienso que el consejo científico está demasiado guiado por la epidemiología —y yo soy epidemiólogo. De lo que no estamos hablando de la misma manera formal y cuantitativa es de los costos económicos, sociales y psicológicos de estar confinados. Sé que el gobierno está siendo aconsejado por economistas, psiquiatras y otros, pero no vemos lo que sus ciencias les dicen. Veo esto muy desconcertante.

Todos estos comentarios apuntan hacia uno de los más llamativos aspectos de la crisis del covid–19. Desde hace muchos años hasta ahora los políticos —muy ajenos a cualquier propósito amplio o a principios filosóficos— han afirmado adoptar “políticas basadas en evidencia” y que son “guiados por La Ciencia”. En realidad la ciencia es un proceso de prueba para extraer conclusiones tentativas guiadas por el experimento y la observación. Alegar autoridad de La Ciencia —como si hubiera un mamotreto que uno simplemente puede abrir para encontrar la respuesta correcta— es completamente erróneo.

Como el profesor Brian Cox dijo a Andrew Marr esta semana: “No hay tal cosa como La Ciencia, lo cual es una lección clave. Si escuchas a un político decir ‘estamos siguiendo La Ciencia’, lo que esto significa es que realmente no entiende qué es la ciencia. No hay tal cosa como La Ciencia. La ciencia es una disposición de la mente”.

“No hay tal cosa como La Ciencia, lo cual es una lección clave. Si escuchas a un político decir ‘estamos siguiendo La Ciencia’, lo que esto significa es que realmente no entiende qué es la ciencia. No hay tal cosa como La Ciencia. La ciencia es una disposición de la mente”.

Ante las muy publicitadas diferencias de modelos computacionales sobre cualquier cosa, hasta el uso de cubrebocas, es claro que necesitamos superar la idea de que podemos confiar en científicos que adoptan un cómodo consenso. La ciencia trabaja —en sus mejores momentos— mediante la acumulación de evidencias, la apertura a nuevas teorías y la disposición a desafiar y ser desafiado.

Es bueno que estos principios estén siendo retomados. Cómicamente, sin embargo, ésta no fue la reacción que vimos sobre el parcialmente citado comentario de Michael Gove durante el referéndum sobre la Unión Europea: que el público “había tenido suficiente de expertos”. (De hecho, lo que dijo fue: “Creo que la gente de este país ha tenido suficiente de expertos de organizaciones con acrónimos que dicen lo que ellos creen que es lo mejor y han resultado consistentemente erróneos”.) El problema con los políticos, como fuimos advertidos por los partidarios del “Sí” [a la Unión Europea], es que no escuchan las ideas serenas y racionales de los expertos. Ahora que parece que éstos podrían ser culpados de la muerte de decenas de miles de personas sus porristas están dando marcha atrás a esta posición, pronto.

En realidad, el público nunca se sometió a los expertos. Estaría feliz si sólo se encontrara la última comprensión científica de virus, cuánto tardaría tener un tratamiento o vacuna, y cosas así. Lo que algunos han tomado como tema es la politización de la expertise. Una impía alianza de políticos y una selecta banda de expertos, cuyas ideas encajan en las necesidades actuales del gobierno, a menudo nos han recetado en los años recientes “lo que dice La Ciencia” y emplazado a los críticos a callarse en temas que van desde el fumador pasivo hasta el cambio climático. Los discrepantes de los expertos fueron y siguen siendo considerados “negadores”, lo cual debería conducir a su expulsión de la vida pública y hasta de su carrera profesional.

Incluso dar una plataforma a una voz crítica excede los límites. Por ejemplo, cuando el ex tesorero y escéptico del cambio climático Nigel Lawson apareció en Radio 4’s Today en 2017 Brian Cox tuiteó: “Es irresponsable y muy erróneo dar la impresión de que hay un debate significativo sobre la ciencia”. Cox ciertamente parecía pensar hace tres años que hay un cosa llamada La Ciencia.

Parece ser que los mayores de setenta años están realmente en mayor riesgo que los jóvenes ante el covid–19. Pero esto no significa que tenga sentido mantenerlos bajo arresto domiciliario y separados de sus familias indefinidamente. Ésta es una decisión que involucra cuestiones de salud física y mental, autonomía, placer y mucho más.

Necesitamos superar la visión simplista en blanco y negro de la ciencia y la expertise. La cuestión no es si debemos creer en los expertos, sino cómo entendemos la expertise. Toda afirmación deber ser tomada con escepticismo (no cinismo) y debemos estar claros sobre los límites de cada afirmación.

Para regresar a los puntos de Blunkett, parece ser que los mayores de setenta años están realmente en mayor riesgo que los jóvenes ante el covid–19. Pero esto no significa que tenga sentido mantenerlos bajo arresto domiciliario y separados de sus familias indefinidamente. Ésta es una decisión que involucra cuestiones de salud física y mental, autonomía, placer y mucho más.

El dióxido de carbono puede estar calentando nuestro planeta. Pero las afirmaciones más amplias sobre un planeta sobrecalentado y el eco–gedón deben ser entendidas en el contexto de, por ejemplo, los supuestos de los modelos computacionales, algunos de los cuales están realmente sobrecalentados en sí mismos. Por otra parte, incluso si nos dirigimos hacia un mundo más caliente, el abandono de los combustibles fósiles por un futuro de “Cero Emisiones” parece a mucha gente (incluido yo) que muy probablemente causará más daño que el calentamiento global. Éstas son cuestiones de debate público y no deberían cancelarse en nombre de La Ciencia.

Esperanzadoramente, en medio de una crisis sanitaria, estamos desarrollando un saludable y correcto escepticismo hacia los expertos. ®

Tomado de la revista Spiked online. Traducción de Ramón Cota Meza.

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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