La inspiración unificadora de este álbum es la atmósfera de las películas nocturnas de los años cincuenta y sesenta: terror, motocicletas, playa, psicodelia, spaghetti western y más.
“Good midnight to you!” Así comienza el nuevo LP de Moderator, Midnight Madness, con un fragmento de diálogo de película retro que anuncia precisamente la enorme carga de droga que los sencillos de este álbum, “Wish I Was Dead” y “Unspoken”, sugirieron que entregaría.
No es que haya habido muchas dudas acerca de este trabajo, dados los esfuerzos anteriores de larga duración The Mosaics, de 2019, y The World Within, del año anterior. Por supuesto, si conoces esos dos LPs ya sabrás los hechos más destacados sobre nuestro Mr. M: en primer lugar, su relativa juventud en términos del tipo de música “de última moda” en medio de un cambio de milenio; en segundo lugar, su gusto ecléctico en sonidos e influencias; en tercer lugar, su firme creencia de que el uso de breakbeats (patrones rítmicos diferentes de 4/4 en contraposición con el ritmo constante del house) y una muestra de jazz polvorienta que no requiere involuntariamente que gires a un ritmo stoner de 70 bpm (esto, para escuchas especializados).
Y así, Midnight Madness —un poco más largo que sus dos trabajos anteriores— es tan caleidoscópico en términos de paleta de sonido, con la probabilidad de convertir pistas instrumentales de baile boom–bap —onomatopeya que representa los sonidos del bombo y el tambor— como lentos evocadores.
La inspiración unificadora para éste es la atmósfera de las películas nocturnas de los años cincuenta y sesenta: terror, motocicletas, playa, psicodelia, spaghetti western y más, lo que sea, el moderador está por todas partes.
El LP hace un guiño a las bandas sonoras de todos estos grandes géneros cinematográficos —o más bien, subgéneros— en diferentes puntos, en más de una en una pista determinada. El track que abre “The Story Begins” lanza una guitarra de surf en cámara lenta, y una narrativa original al estilo de Twilight Zone (1959), contra las pausas más lentas de la batería, y establece un tempo inicial relativamente lento continuado en los OST–ismos —¿entiendes el término?— de “Unspoken” y el lánguido noir con tintes latinos de “Walking Slow”.
“Wish I Was Dead” acelera el ritmo con los orondos tambores de medio tempo contra las muestras de jazz del maestro Cab Calloway antes de que “Guilty As Charged” suelte un gran rebote de breakbeat con influencia latina al puro estilo de los Wiseguys. Debes estar atento también a “Haunted Lover” con influencias de aquel jazz de big band y al ritmo de bacalao–vudú–explotation de “Tamboo”.
Apague el motor, cuelgue ese altavoz en el motel Bates y prepárese para salir en pantalla y, muy posiblemente, para darse una ducha que no culminará nunca. ®