En San Francisco y en otras ciudades de los Estados Unidos hay servicio de entrega de mariguana a domicilio, como si se tratara de pizzas o de comida china. Adiós a los dealers.
No hace mucho llegaba uno a casa y encontraba en la puerta propaganda de algún restaurante hindú o chino que ofrecía sus servicios de entrega de alimentos a domicilio. Hoy, como resultado de la pandemia y de la legalización recreativa de la mariguana, al llegar a casa uno se encuentra con un panfleto que ofrece servicio de entrega de mariguana a domicilio…
Los tiempos han cambiado, y lejos quedaron atrás los días de correr peligro buscando en sitios clandestinos dónde conseguir un poco de hierba. Siempre alerta. Siempre en riesgo. Siempre a salto de mata, cuidándome de la policía. Hoy los tiempos son distintos. Y esos parques, el Dolores y el Golden Gate de San Francisco, donde los vendedores ilegales esperaban incansables nuevos clientes, han quedado sin su presencia.
Aquel negocio ilícito ahora es parte de la economía formal: algunos dispensarios de mariguana son lujosas boutiques en las que, aparte de hierba, se vende todo tipo de parafernalia relacionada con ella. Un hecho insólito para alguien que durante años tuvo que padecer los embates de la persecución y la clandestinidad. Me alegro mucho por los que ahora ejercen libremente su derecho a decidir qué consumen. Un hecho notorio que, a pesar de tantos malos augurios por parte de retrógradas conservadores, no ha disparado a cifras alarmantes el consumo de hierba ni ha aumentado a cotas demenciales la violencia. Al contrario: la gente fuma con libertad en las calles y mantienen con civilidad su comportamiento social.
Sacarse de encima las lacras del crimen organizado era necesario en este ámbito, para permitir el desarrollo mental y poder expandir la conciencia de los posibles consumidores.
La mariguana, como muchas otras hierbas, encierra en su composición química grandes dotes de sabiduría. Por eso, ahora, cuando llego a casa y descubro en la puerta el volante que anuncia entregas de mariguana a domicilio me alegro por este avance social. Y aunque hace años que ya no fumo, lo celebro con gusto con esta célebre frase en catalán: Salut y força al canut! ®