En la década de los sesenta Breccia comienza a experimentar y da el salto a la excelencia de la narración visual, lo que le permitió trasladar al cómic versiones de la obra de García Márquez, Poe y Lovecraft.
Pocos artistas han logrado adquirir la relevancia que logró el uruguayo–argentino Alberto Breccia (1919–1993). Su capacidad para experimentar y narrar gráficamente los sentimientos lo convierte en un referente mundial ineludible.
No piense nadie que acercarse a la obra de Breccia es sencillo, su producción es muy vasta y sus diferentes trabajos maravillan por obligar a quien se acerque a su obra a realizar un esfuerzo interpretativo.
En este sentido, no es igual acercarse a Mort Cinder que a Recordando al señor K o al El corazón delator y otros relatos de extraordinarios de E. A. Poe, por poner algunos ejemplos. Breccia transita por el detalle y la elegancia de Mort Cinder, por la casi simplificación iconográfica del segundo, yendo a una narración diversa y expresionistas en el último ejemplo mencionado. He aquí esta complejidad de la que hablamos.
Será necesario esperar a la década de los sesenta, que es el momento cuando este genio comienza a experimentar y da el salto a la excelencia de la narración visual.
Sus primeros años, de la época de los cuarenta del siglo XX, tienen un carácter más convencional y comercial. En este sentido el propio Breccia ha indicado que tenía una influencia de Milton Caniff. Paulatinamente, el artista fue desarrollando su propio discurso personal, repleto de matices. Será necesario esperar a la década de los sesenta, que es el momento cuando este genio comienza a experimentar y da el salto a la excelencia de la narración visual. Una experimentación que le permitió trasladar al cómic versiones de la obra de García Márquez, Poe y Lovecraft, entre otros.
Habitualmente se considera que su primera gran obra, personal, sugerente e intensa, comienza en 1962 cuando, con al excelente guionista Héctor G. Oestherheld, publica en la revista Misterix las primeras páginas de Mort Cinder. Esta obra es sorprendente y adictiva tanto por su narración visual como escrita. En ella Breccia logra transmitir, como pocos, las emociones de Ezra Winston, el personaje principal de la obra —aunque comparte protagonismo con el propio Mort Cinder—, así como sus preocupaciones y sus miedos.
A partir de entonces Breccia no dejó de dejó de asumir retos, innovar y plantear nuevos discursos visuales con los que narrar los elementos que conforman la profundidad del mundo de la vida. Es decir, la profundidad de aquello que da forma a la comunicación humana desde las propias estructuras humanas, como lo muestra en Informes sobre ciegos.
Breccia y su estilo
Nuestro narrador visual siempre se consideraó autodidacta. De hecho, llegó a decir que no diseñaba un plan para realizar una obra, sino que simplemente se pegaba con el papel. Desde luego, una sugerente manera de explicar el proceso creativo y que, a nuestro juicio, muestra claramente cómo era la personalidad de este creador.
Su estilo se aleja completamente de lo comercial y de lo cómodo. Su pretensión de transmitir los sentimientos del personaje, al tiempo que generar sensaciones en el lector, hace que cada una de sus páginas —en algunas de sus obras— se convierta en una obra de consumo lento. Incluso muestra cierto gusto por una narración de carácter feísta e incompleto. Encontramos viñetas que parecen no estar terminadas, sus caras están repletas de líneas, sus cuerpos globulares no permiten delimitar con detalle cada una de sus partes.
Por ejemplo, la historia “La máscara de la Muerte Roja” incluida en El corazón delator y otros relatos extraordinarios de E.A. Poe, no tiene apenas guion y todo el peso narrativo está en la expresión de los rostros y en las acciones de los personajes. De la misma manera que en “El corazón delator” utiliza un trazo sencillo y la intensidad del negro para transmitir gracias a dibujos simplificados al máximo, así como gracias a ojos y rostros profundamente inquietantes. Un ejercicio de narración visual sin duda llamativo. En estos ejemplos se ve cómo Breccia percibe la obra en función de las emociones y los sentimientos transmitidos.
Breccia trasciende, como pocos, las viñetas y transita por el arte pictórico, con toda su complejidad, estructurado en viñetas.
Otro ejemplo mundialmente reconocido es la versión de Los Mitos de Chtulhu, de Lovecraft. Para lograr este objetivo introduce numerosas estrategias narrativas diferentes: el collage, efectos ópticos, dibujo rallado. Un conjunto de planteamientos narrativos que logra transmitir el lenguaje un tanto delirante del propio Lovecraft.
Nuestro artista se acerca también a otros genios, como Picasso. En El corazón delator y otros relatos extraordinarios de E. A. Poe nos recuerda en varios momentos la obra del pintor español. Por esta razón Breccia trasciende, como pocos, las viñetas y transita por el arte pictórico, con toda su complejidad, estructurado en viñetas.
La obra de Breccia es eterna y debiera ser recordado por todos los amantes del noveno arte. Esperemos que así sea. ®