El terrible caso del niño asesinado por su madre y la pareja de ésta en Argentina pone en la discusión si la perspectiva de género en la ley no debería de ocuparse también de la seguridad de los niños frente a la violencia de muchas madres.
Así como algunos feminicidios fueron tomados como ejemplo y bandera por los activismos de género, este infanticidio quizás marque el punto de partida para abandonar, de una vez por todas, los supuestos que tantas personas sostienen de manera axiomática.
—Nancy Gianpaolo, periodista
¿Cómo enfrentarse a la desgarradora reconstrucción de los hechos? Un niño de cinco años que durante su corta vida fue violentado psicológica y físicamente, privado de su libertad y de su inocencia. Lucio fue torturado, violado y asesinado a golpes por su propia madre, Magdalena Espósito Valenti, y su pareja, Abigail Pérez, durante los últimos dieciséis meses en que pasó bajo la tutela de ambas.
Llevamos años advirtiendo desde nuestras trincheras disidentes, clamando, que no se debe legislar con perspectiva de género por pecar de parcial y sesgada porque impone la idea de que el hombre es el malo y la mujer es la buena, que el hombre es el victimario y la mujer la víctima. Decidir que los hijos siempre estarán a salvo con las mujeres es aplicar la justicia desde una visión sexista; decisión que ha terminado o puesto en riesgo la vida de inocentes y destruyendo familias. El asesinato de Lucio Dupuy expone focos rojos que no deben soslayarse: la visión sexista de la justicia cuando decide que la más apta para cuidar a los hijos es la mujer, y segundo, la adopción o tutela homoparental.
Lucio fue entregado a su tío paterno
Christian Dupuy y Magdalena Espósito se convirtieron en padres a los diecinueve y veintidós años, respectivamente, con el nacimiento de Lucio Abel a comienzos de julio de 2016. Fueron una familia convencional hasta que Magui, como él la llamaba, un buen día le dijo que no era feliz, que la vida de criar hijos, esperar al esposo y mantener el hogar limpio no estaba a la altura de lo que anhelaba para su vida.
Se separaron en 2018 y ella decidió marcharse a Santa Rosa, mientras que el padre de Lucio se quedó trabajando en Luján. Magui no tenía un hogar fijo, y dejaba a Lucio al cuidado de los abuelos paternos, recogiéndolo y volviéndolo a dejar para tomar carretera como mochilera al lado de su nuevo amor, Abigail Pérez.
“Nosotros nunca tuvimos problema con eso de su orientación sexual. Nosotros siempre respetamos su decisión”, dijo Silvia Gómez, abuela paterna de Lucio.
Lo único que nosotros queríamos es que Lucio estuviera bien. En una ocasión el nene me dijo: ‘Abi pegó acá y acá’, señalando su manita y la cola. Fue entonces cuando le dije a Magui que le advirtiera a Abi que no le pusiera una mano encima a mi nieto. Y fue a partir de ese momento que nos enterró en vida.
Maximiliano Dupuy, tío paterno de Lucio, le propuso que se lo entregara, haciéndole ver que Lucio estaría mejor en una familia, conviviendo con sus primas y su esposa Leticia. Tendría estabilidad, ropa, comida y educación. Magui, reticente al principio, permitió que Lucio se quedara solamente por temporadas. “En una ocasión lo devolvió y el pediatra le diagnosticó estrés al nene”. Sorprendente que a un nene de dos años se le diagnostique estrés cuando está con su madre. Entonces, en febrero de 2019, Magdalena Espósito firmó los documentos con los que se autorizaba que Maximiliano se hiciera cargo total de Lucio, y pasó a hacerse cargo del niño desde noviembre de 2018 hasta julio de 2020.
Llega la madre y lo reclama
A comienzos de 2020 comenzó un súbito interés de Magdalena por recuperar a Lucio. Se fijó un régimen de visitas para la madre, y Maximiliano alegó que no le quería devolver al niño por el inestable estilo de vida que la madre había llevado hasta ese momento. Fue debido a la cuarentena por la pandemia de covid–19 y por ser la madre como logró llevárselo bajo amenazas y acoso policial.
De marzo a julio de 2020 mi familia vivió un calvario. Ella nos denunciaba, nos enviaba a la policía. Me acusó de violencia contra el niño y de que el niño tenía “la cola colorada”, dando a entender que levantaría una denuncia falsa por violación en mi contra. Por eso renunciamos a la tutela.
¿Por qué de golpe cambió de parecer?, se le preguntó a Maximiliano.
Personalmente pienso que fue interés. Por dinero. Mi hermano encontró trabajo en Blanco (en la Pampa). Ella quería las asignaciones, salario, los IFE, todo lo que se estaba dando de parte del gobierno. Alrededor de 40 mil pesos —argentinos— al mes. Cobraba 3,000 pesos a los abuelos por videollamada. Cuando ella no recibía el dinero por algún percance fuera de nuestro alcance, se bloqueaban las visitas y el contacto con Lucio.
Uso de drogas y vida sexual desenfrenada
Ambas mujeres eran activas militantes feministas, a favor del aborto, de la comunidad LGTB y otras minorías, y se caracterizaron por su fuerte compromiso con esas causas. Llevaban al niño a las manifestaciones y marchas; hay un video y fotografías en los que se ve a Lucio sentado en el piso, con la mano vendada y con raspaduras en el rostro. También donde lleva montado el brazo en un pañuelo, como un cabestrillo improvisado.
La novia de la mamá de Lucio, Abigail Páez, sin sospecharlo, habría de dejar valiosas aportaciones de su conducta y sentimientos para el niño con publicaciones en sus redes sociales. Manifestaba su rechazo a la idea de tener al niño con ellas y de no encontrar un rato a solas con Magdalena para tener sexo. Según declaraciones de una vecina, al niño no se le daba el descanso ni la tranquilidad que requería. En medio de desvelos, alcohol, drogas y música estruendosa,
al pibe lo cagaban a palos cuando regresaba de la escuela por cualquier pretexto. Mi hija se juntaba con él hasta que ya no la dejé desde una ocasión en que se rompió un juguete pequeñito y lo molieron a palos. También le pegaban porque preguntaba por su papá.
¿Cómo afecta a los niños que tienen que convivir y desarrollarse en un ambiente familiar así?
La justicia con perspectiva de género no le dio seguimiento a las condiciones de vida que la madre de Lucio le ofrecía, ni al estado mental y emocional de las dos mujeres que estaban a su cargo. Una reveladora publicación de la madrastra de Lucio en la que se sincera dice: “Pienso en ¿cómo se sentirán quienes tienen un padre? ¿Qué se sentirá? Es como que no llego a entender ese sentimiento”.
Una perspectiva de género que al parecer no cuenta con los mecanismos para identificar y frenar los conflictos psicológicos de algunas mujeres. El conflicto de la ausencia de padre, seguramente no resuelto en Abigail Pérez, fue el dolor que aniquiló cualquier atisbo de acercamiento que Lucio hubiera podido tener con el suyo. El odio al hombre, al que siempre se adjetiva como macho.
Las denuncias de la vecina
Fue la noche del 25 de agosto cuando Diana, la vecina de Lucio, le pidió a su hermano a través de WhatsApp que llamara al 101 (número de la Policía en la Pampa) para avisar que un niño de cinco años estaba siendo golpeado por su propia madre y la novia de ésta. A la calle Allan Kardec, departamento 2385 de la ciudad de Santa Rosa, llegó la policía, pero se equivocó de departamento: “Los vi en la acera al frente de mi casa. Yo les hacía señas de que fueran al lado de mi casa, pero no me hicieron caso. Yo no me iba a arriesgar a meterme en problemas ni a mi hermano. Yo estoy embarazada y tengo una hija de la edad de Lucio”. La policía se marchó sin tocar puerta tras puerta, como correspondía.
La indiferencia lo estaba matando de a poco y todo el Sistema Sanitario, de la Niñez, de Desarrollo Social y escolar de Santa Rosa miraron para otro lado. Faltaban tres meses para que se les pasara la mano y Lucio muriera. Dieciséis meses logró sobrevivir: de julio de 2020 a noviembre de 2021.
Lucio muere por una hemorragia interna y politraumatismos
Lucio murió en el Hospital Evita de la ciudad de Santa Rosa el viernes 26 de noviembre a las 10 de la noche. Existen narraciones distintas de cómo ocurrieron los hechos. Algunos medios de La Pampa publicaron que, al comienzo, la actitud de las mujeres no resultaba sospechosa y que fueron ellas quienes llevaron al niño en brazos hasta una de las sedes policiales. El niño llegó convulsionándose y desvanecido. El personal intentó reanimarlo con RCP, hasta que fue trasladado al Hospital Evita de la zona. Cuando las dos mujeres se trasladaban al hospital encontraron a un vecino que trató de ayudarlas y que en medio de esa escena la madre se vio en la necesidad de ofrecer explicaciones, diciendo que habían entrado a robar a su casa y el niño se había caído. Pero frente a los médicos cambió la versión de lo ocurrido.
Hasta ahora hay una certeza: fue Abigail quien llevó en brazos a Lucio, exánime, hasta una posta de salud cercana en busca de asistencia urgente; no había nadie, no obstante, un hombre le hizo respiración boca a boca y una enfermera maniobras de RCP que fueron infructuosas. Una vecina los llevó en auto al hospital Evita, donde nada pudieron hacer para salvar al niño. Eso fue a las 21.30; una hora más tarde, Abigail y la madre de Lucio estaban presas.
Esta circunstancia, por ahora, confirmaría que Magdalena no estaba presente en el departamento cuando Abigail llevó a Lucio a la posta, totalmente descompensado y al borde de la muerte.
Pero eso no significa que no haya sido la autora de los golpes: los investigadores no descartan que le hubiera pegado a su hijo antes de que Abigail la llevara en moto al hotel donde Magdalena trabaja de moza. Tampoco se descarta, obviamente, que haya sido Páez la autora de los golpes mortales,
dijo la abogada Silvina Blanco para el portal La Nación.
Señales que nadie vio. Lucio ingresó al hospital cinco veces en menos de cuatro meses
Se integró al expediente el historial clínico de Lucio en el que se registra su ingreso a distintos hospitales desde diciembre de 2020 hasta marzo de 2021. Las causas fueron las siguientes:
Traumatismos de miembro superior. Hospital Evita. 15 de diciembre de 2020.
Fractura a nivel de la muñeca y de la mano. Hospital Molas. 18 de diciembre de 2020.
Traumatismos del miembro superior. Posta del barrio Río Atuel. 22 de enero de 2021.
Código T14–1. Traumatismo en el cuerpo. Hospital Evita. 1 de febrero de 2021.
Diagnóstico “Mallet finger”, deformidad en el dedo que se genera por una fractura ósea de la falange distal. Hospital Evita. 23 de marzo de 2021.
La gente pidió la revisión de la justicia que dejó a un infante totalmente desprotegido; no se hicieron los trabajos que corresponden en cuanto a asistencia social, psicología, revisión de médicos legistas. Todo lo que le hubiera podido ofrecer a Lucio la posibilidad de sobrevivir. En el jardín de niños tampoco se percataron de sus lesiones ni su estado psicológico.
El padre siempre reclamó ante la justicia que le entregaran al hijo
Mauricio Macri, en 2019, solicitó por medio de una carta a la Corte Suprema que la justicia debe tener Perspectiva de Género, con lo cual siempre se le darían facilidades y la prioridad a las necesidades de la madre y no tanto al menor.
El abuelo de Lucio, Ramón Dupuy, recuerda los golpes que el niño mostraba cuando estaba a cargo de su madre, razón por la cual consultó a un abogado, pidiéndole que se hiciera cargo de quitarle el niño a la madre porque “ese nene terminaría mal, muerto o vendiendo cosas en la calle, y me lo trajeron muerto”. Para Ramón el calvario empezó cuando la madre de Lucio se juntó con Abigail Pérez, pues “cuando ella se deshace del nene se lo entrega a mi hijo mayor. Una vez me dijo: ‘Antes de dártelo a vos, lo mato’, y lo mató”.
Magdalena Espósito Valenti (24), homicidio agravado por el vínculo. Prisión perpetua (inciso 1 del Art. 80 del Código Penal). Podría sumar agravantes por ensañamiento y alevosía. Abigail Páez (27) imputada por homicidio simple, pena de 25 años, pero hay que esperar el resultado de las pericias para saber si la imputación es más alta. La autopsia permite establecer data, mecanismo y causa, y así descubrir en su totalidad la imputación de las culpables.
Por su parte, el médico forense Juan Carlos Toulouse entregó el informe completo a la fiscal Verónica Ferraro, que integrará a su equipo de investigación a los fiscales Walter Antonio Martos y Marcos Hernán Sacco, todos ellos integrantes de la fiscalía especializada en Delitos de Violencia Familiar de Santa Rosa, en la Pampa.
¿Magdalena actuó sola o influenciada por Abigail?, se le pregunta a Maximiliano, tío de Lucio.
No lo sé. No pensamos que iba a llegar a esto. Lo que sé es que ambas se equivocaron. Lo único que nos queda es pelear por justicia. Casos así van a seguir habiendo y deseamos que la justicia pueda poner los ojos en los niños y no tanto en la madre. Ojos en los niños porque los organismos gubernamentales con los que tratamos nunca miraron las necesidades del niño. Nos sentimos desprotegidos porque siempre se dio importancia a la mamá y se determinaba todo desde ahí. No hubo una investigación sobre el contexto social y familiar en el que el niño se encontraba al lado de su madre. En la comisaría cuarta de la niñez, ellos siempre me decían que ella era la mamá y que el niño iba a estar bien. Nos quitaron a Lucio de las manos sin preguntarnos nada. Hasta ahora me entero de que la jueza que acepta nuestra renuncia del niño tendría que haber hecho un seguimiento sobre la madre. Nosotros no nos sentimos protegidos y tuvimos miedo. Por eso renunciamos a la tutela de Lucio.
Después del asesinato de Lucio han aumentado en 73% las denuncias por maltrato infantil.
Impresiones sobre el caso Lucio Dupuy
Juan Carlos Toulouse, médico forense, dijo:
En 27 años de forense nunca vi algo así. Este nivel de golpes y ensañamiento no lo vi nunca. No hubo un solo golpe letal sino varios seguidos. Tenía cicatrices antiguas que es imposible determinar de hace cuánto. Tenía una marca de zapatilla en la espalda, como si lo hubiesen pisado. Tenía un fuerte golpe que le afectaba la cadera, el glúteo y la pierna. Muy probablemente se le dificultaba caminar. Tenía mordeduras, quemaduras y fue víctima de abusos sexuales de vieja y nueva data.
El padre de Lucio, Christian Dupuy, declaró:
No me imaginé que era maltratado. Si bien Lucio a veces aparecía lastimado, creía que se había golpeado con algo o caído. Él siempre fue muy reservado. No me imaginé que fuera por violencia. Ahora entiendo que lo tenían amenazado, tenía miedo. No pudimos ver el maltrato que recibía.
Pablo Muñoz Iturrieta, escritor y doctor en Filosofía política y legal, dijo:
Los medios en Argentina y en el mundo entero están tan ideologizados y llevan a pie juntillas la agenda feminista y de género que sostiene el discurso de que la violencia proviene del hombre. La primera causa del problema al que nos enfrentamos es una agenda ideológica y en segunda es un problema moral. La maldad que se encuentra presente en tanta gente sin importar su sexo biológico, sin importar sus gustos, sus preferencias, su autopercepción. La maldad es un hecho y no se hace absolutamente nada desde el punto de vista educativo, legal y cultural para cambiar y mejorar esa maldad presente en el ser humano. A Lucio lo mató la perspectiva de género.
Nancy Gianpaolo, periodista y una de las referentes del feminismo disidente, se pronuncia al respecto:
Así como algunos femicidios fueron tomados como ejemplo y bandera por los activismos de género, este infanticidio quizás marque el punto de partida para abandonar, de una vez por todas, los supuestos que tantas personas sostienen de manera axiomática.
Finalmente, la escritora y doctora en Ciencias Sociales Roxana Kreimer dijo:
Perspectiva de género no debería haber solo una, por la sencilla razón de que géneros hay dos, cada uno de los cuales suele tener sus problemáticas particulares. En este caso existe una justicia sesgada, que adopta un prejuicio sexista a favor de las madres, en lugar de evaluar las necesidades de cada niño y las características de cada progenitor. Acá se perjudicó y discriminó a los varones: al padre y al tío del niño asesinado por su madre, que pidieron la tenencia y no les fue otorgada, ni siquiera cuando la vecina llamó a la policía para decir que al niño lo estaban golpeando. ®
Referencias
El hermano mayor del padre de Lucio, Maximiliano Dupuy, tuvo la tenencia.
¿Por qué lo entregaron a la madre?
Testimonio de la vecina.
El padre de Lucio no es escuchado.
La agonía de un nene.
Historia clínica de Lucio.
El pueblo enardecido.
Roxana Kreimer, “Se adoptó un prejuicio sexista en favor de las madres”.
Nancy Gianpaolo, “Quién se atreve a matar a un niño”.
Abogada no descarta que se acusen mutuamente.
Después del asesinato de Lucio aumentaron las denuncias por maltrato infantil un 73%.