La penosa tragedia de Dos estaciones es la realidad en la que Estado, narco y grandes empresarios conforman al equipo dispuesto a matar de hambre al país.
El cineasta Juan Pablo González e Isabel Fernández escribieron junto a Ilana Coleman el guion de Dos estaciones, que se proyecta durante el mes de agosto en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México y el resto del año se estará presentando en diversas salas del país.
Es un relato protagonizado por Teresa Sánchez y un elenco de habitantes de Atotonilco el Alto, Jalisco. Durante la película se desdobla la caída de la fábrica tequilera de Teresa, empresa familiar con un nutrido equipo de trabajadores.
La tragedia de Dos estaciones es una tragedia nacional, cualquier persona que pretende tener un cultivo o parcela es fácilmente devorada por el acorralamiento y aniquilamiento que ejercen los corporativos transnacionales y el Estado. La crisis de Dos estaciones se desprende de la mentira o falacia del libre mercado. Para Teresa, una mujer que heredó hectáreas de terreno, una hacienda y su familia ha comercializado el producto desde hace dos generaciones se vuelve cada vez más difícil mantenerse en pie como productora independiente de Tequila. Si para una persona que nació entre tantos privilegios no hay capacidad de competir en el mercado, ¿qué pasa con aquellas personas que crecen sin estos privilegios y quieren emprender con un negocio en este país? La penosa tragedia de Dos estaciones es la realidad en la que Estado, narco y grandes empresarios conforman al equipo dispuesto a matar de hambre al país.
Aun bajo estas políticas de muerte, Atotonilco se nos devela como una comunidad donde la alegría se extiende más allá de las fiestas patronales; particularidad gozosa en Dos estaciones, porque el cine mexicano, de documental y de ficción ha abusado al retratar la desgracia, pura y dura, sin mostrar otros matices. En la escena donde se juegan carreras a caballo una pareja de jinetes baila con soltura hasta simular sexo oral y las tolerantes señoras junto a ellos no se inmutan. Todo mundo merece un momento de embriaguez.
Tatín, peluquera de confianza y amiga de Teresa, conoce a Fernando en el Casino. Su manera de relacionarse es dulce, hablan sobre sus vidas, se acarician. Nacieron con cuerpos que fueron catalogados como hombres, pero hoy Tatín es una mujer fuerte y echada hacia delante. Los diálogos en el Casino están cargados de un doble sentido muy disfrutable.
Teresa contrata a Rafaela, quien la apoya con la administración general en la fábrica. Parte del acuerdo, porque la paga no es mucha, es que Rafaela viva en la hacienda junto a Teresa. Entre ellas hay una tensión afectiva que se acrecienta conforme avanza la película.
La decisión de no mostrar hasta dónde llevan su vínculo dota de misterio la trama. Cabe la posibilidad de que entre ellas se geste una relación de amor marica. Paul Preciado habla con frecuencia sobre relaciones pasionales que no están basadas en la sexualidad física.
En el artículo “Filiación y amor marica según Jean Genet” Preciado narra que un joven con el que Genet vivió durante años describe que aunque Genet y él tuvieron relaciones sexuales solamente una noche, el joven describió su relación como la más intensa, pasional e inolvidable que tuvo en su vida.
Teresa y Rafaela nos hacen pensar sobre este tipo de amores, que Paul Preciado comparte, entre otros temas, en el libro Un apartamento en Urano. En el vínculo entre Teresa y Rafaela claramente predomina el respeto. A mis cuarenta años he vivido en carne propia dos relaciones de este tipo, en las que el cariño, la comprensión y el goce sobrepasan la carne. Llama la atención que actualmente personas de edad indistinta definan vínculos románticos como relaciones sexo–afectivas, posicionando al sexo como núcleo de la relación romántica.
“Disfruto muchísimo trabajar con Isa, yo tengo dudas siempre y ella tiene un ojo preciso sobre los diálogos, la emoción que debe transmitir cada personaje, la velocidad dentro de la escena, el vestuario”.
Las academias de humanidades, diversos estudios e investigaciones artísticas tienen años repitiendo proyectos gestados a partir de el cuerpo. Qué gran desasosiego produce que la reflexión del cuerpo castigado, postulada por Foucault, hoy se desgaste excesivamente como bandera de agendas políticas blandas, instituciones culturales y comerciantes.
Es necesario comprender que todas las personas experimentamos relaciones desde diversas aristas, somos creaturas integrales, vivimos en colectividad y no solamente nos constituye el cuerpo. Muchas personas vivimos vínculos profundos, intensos, pasionales e inolvidables que no están basados en la interacción física.
No sabemos si las protagonistas de Dos estaciones llevan su relación al plano corpóreo, lo que sí sabemos es que se acompañan, bailan, ríen y se dan fuerza la una a la otra.
Un par de amigos cineastas me han compartido observaciones que conecto directamente con Dos estaciones. Carlos Lenin me contó que al entrevistar a diversas familias con desaparecidos e hijos de integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre se sorprendió al descubrir que estas personas se rieran, tuvieran una actitud alegre o hicieran bromas. Incluso le dijeron: “Ya nos quitaron a nuestros seres queridos, nuestra resistencia es que no nos roben la alegría”. Martín Maisonave también me incita: “¡Ficcionemos cosas nuevas!” Me presiona: “¡Basta del melodrama que retrata a América Latina como un mar interminable de lágrimas!”
Martín dice algo muy cierto: en América Latina nuestra fuerza es otra. Sabemos a qué sabe la amistad. Con frecuencia tengo la oportunidad de beber tequila junto a Isabel Fernández y Juan Pablo González, quien hace poco me dijo: “Disfruto muchísimo trabajar con Isa, yo tengo dudas siempre y ella tiene un ojo preciso sobre los diálogos, la emoción que debe transmitir cada personaje, la velocidad dentro de la escena, el vestuario”.
Juan Pablo González fue convocado este verano por el festival Kinolatino en Bruselas, donde se proyectó un ciclo con su obra cinematográfica. Sé que Isabel y Juan Pablo escriben un nuevo guión juntas. Estemos atentas a su siguiente entrega. ®
Dirección: Juan Pablo González.
Guión: Isabel Fernández, Juan Pablo González, Ilana Coleman.
Reparto: Teresa Sánchez, Rafaela Fuentes, Tatín Vera.