¿Cómo entender la inmensidad del mar a través de este cuerpo diminuto?
¿Se puede siquiera intentar comprenderlo de alguna manera?
5:24 am
Siento un hoyo
en el pecho.
Son hormigas.
Un hoyo
en el centro, luego en las
manos
Un hoyo dentro
de mi nariz.
Hormigas invaden
mi cabeza
y no puedo sacarlas.
Pican.
Están entre los párpados
y los ojos.
Siguen ahí, por más que los abro y los cierro.
En las yemas de
mis dedos. En las rodillas
entre mis huesos y
la piel.
No me dejan descansar.
Abro la boca y explotan.
perdida
Mi corazón palpita más fuerte.
Desde hace mucho tiempo
como si tratara de decirme algo.
La verdad es que no lo he escuchado,
como si este cuerpo no fuera mío.
Algo trata de decirme. Desde mayo,
o tal vez antes,
no recuerdo.
Mi alma se fue.
Eso que sentía
entre mi pecho y mis rodillas dobladas.
Actúo por inercia,
ajena
distante
lejana.
¿Qué hacer cuando ni las lágrimas
corren por tus mejillas?
Si ni siquiera eso sale de ti
ni eres capaz de sentir el dolor.
Mi alma no embona
con mi cuerpo.
siento, soy
Me he encontrado innumerables veces tratando de reconocerme frente al espejo.
Hoy me encuentro, por primera vez, mirándome, aceptándome y aceptando todo lo que me rodea.
Sin entenderlo. Nada. Cada vez entiendo menos y cada vez menos trato de entenderlo.
Cada día más libre, menos temerosa. Con más preguntas, más curiosa.
Estoy feliz. Estoy viva.
Soy feliz porque observo mis pupilas, que te han visto a ti y han visto el mar. Y los diferentes colores en el cielo. Soy feliz porque puedo pensar. Y puedo pensar que pienso. Aunque me cause conflicto en la misma mente en la que soy consciente, y me quite el sueño, me gusta cuestionarlo. Hay muchas cosas que me inquietan y quizás nunca dejen de hacerlo.
Tal vez escribirlo sea una forma desesperada de comunicarme con el exterior. Encontrar consuelo en las vidas y los pensamientos de otros.
Aunque sé que estamos solos.
La soledad… Al contrario de lo que se piensa, disfruto de mi compañía y acepto la de otros.
Me doy cuenta de que me he permitido cambiar. Feliz. Plena. Libre. Veo que he dejado muchas cosas en el pasado. Que no me había sentido tan presente hasta ahora.
Nunca había llorado tanto de felicidad. Estuve perdida mucho tiempo, pensaba que era algo malo. Por fin siento paz al no tener una respuesta. Me entusiasman las posibilidades que veo como reales ahora que percibo con cierta simplicidad lo que me rodea.
Ahora tengo algo que siempre he buscado y que pensaba imposible en mí. Paz. Dejé de tener miedo de mis acciones en la mente de otros. Dejé de temer opiniones y reglas que creía que regían lo que podía ser.
Hoy me siento más libre que ayer.
Sigo sin entender nada, y eso es maravilloso.
Siento que todo está aquí, y a la vez se reduce a nada.
Reconozco la vida que encuentro frente al espejo, por más extraña que me parezca su forma.
Estoy presente.
Sentir y pensar todo lo que hay en mi cabeza, por más minúscula que sea, me ha llevado a sensaciones enormes e indescriptibles. Y se siente bien.
Sentir el mar
¿Cómo entender la inmensidad del mar a través de este cuerpo diminuto?
¿Se puede siquiera intentar comprenderlo de alguna manera?
Dedicar un momento de nuestro día a los sentidos con los que conocemos el mundo
y asombrarse de su magnificencia…
el sonido
de las olas
de las aves
del viento
la vista
de lo que pareciera infinito
del horizonte
de los colores. los azules del mar que se transforman en cielo, el blanco en las nubes y bajo los pies
la energía
del movimiento
de la quietud
de la presencia
de la temperatura
Agradezco la capacidad de admirarme
Agradezco la pausa.
Mar, mar
Le pregunto a la mar
¿Será que en tu inmensidad caben mis dudas?
Los atardeceres
Atracción colectiva hacia aquello que intentamos habitar
observando desde la orilla, reunidos para el asombro
donde todos, al mismo tiempo, pacientes, percibimos el constante y perpetuo girar
Y todo ocurre en la distancia,
entre el día y la noche
entre el abrir y cerrar
entre el Sol y la Tierra
entre tu corazón y el mío. ®