Estos lectores, insaciables en su curiosidad y hambre de conocimiento, establecen vínculos simultáneos con varios libros, abrazando la diversidad y el caos con la misma pasión con la que un jardinero cuida de sus flores más exóticas.
Estimado lector, tienes en tus manos una cueva profunda, habitada por creaturas que pululan y se debaten en el vasto universo de las palabras del Bestiario del bibliófilo (y otras fieras literarias), libro de Ricardo E. Tatto publicado recientemente por la editorial Nitro Press.
Este dominio, al que te atreves a adentrarte, es regido por una dama de naturaleza embriagadora, tan seductora y peligrosa como la cocaína; su nombre es Literatura. En su reino descubrirás que la lealtad adopta formas tan variadas como los paisajes que se despliegan ante los ojos de los viajeros en tierras lejanas. Entre éstos hallarás al lector monógamo, fiel escudero de la tradición judeocristiana, quien, en un acto de devoción absoluta, se enfrasca en la lectura de un único libro hasta devorar la última palabra, como si en ello le fuera la vida.
El texto se convierte en un tejido pulsante, que respira y se transforma con cada lectura. Es un diálogo entre tú y el texto, en el que las palabras son tanto tuyas como del autor.
Por otro lado, existen los polígamos, espíritus libres y errantes, cuya naturaleza se asemeja más a las tradiciones hinduistas. Estos lectores, insaciables en su curiosidad y hambre de conocimiento, establecen vínculos simultáneos con varios libros, abrazando la diversidad y el caos con la misma pasión con la que un jardinero cuida de sus flores más exóticas.
Entre ellos se destaca un tipo especial de polígamo, aquel que divide su día en capítulos, cada uno dedicado a un libro diferente. Uno por la mañana, fresco y renovador; otro por la tarde, lleno de reflexiones y sombras largas, y uno por la noche, íntimo y susurrante. Esta danza entre las páginas es un ritual sagrado, un acto de equilibrio entre la luz y la oscuridad, la razón y la emoción.
Así, querido lector, te invito a explorar este laberinto de letras y emociones, a perder y encontrarte a ti mismo entre sus líneas. Recuerda que es un espejo en el que se refleja un rincón desconocido, y cada página que pasas un paso más hacia el infinito abismo de la comprensión lectora.
Con la esperanza de que esta travesía enriquezca tu mente y despierte en ti una sed insaciable por el conocimiento, te dejo a la merced de esta dama caprichosa y etérea.
En este viaje que emprendes, de la mano de las páginas que te acarician, te invito a descubrirte en las manías que con astucia y agudeza ha enumerado Ricardo Tatto. Es un viaje hacia el interior, donde cada línea, cada palabra, es un espejo que refleja las facetas más ocultas de un lector.
Sumérgete, entonces, con la valentía de los grandes exploradores, en la búsqueda del secreto aroma que se esconde, tímido y misterioso, entre los pliegues de esta edición. Es un aroma que no se revela a los apresurados ni a aquellos que temen perderse en los laberintos. Sólo aquellos dispuestos a dejarse llevar por la corriente de sus propias manías, a reconocerse en las excentricidades y obsesiones que Tatto despliega ante ti podrán aspirar a capturar la esencia más profunda de esta obra.
Cada página es un umbral y, tras él, un universo de significados y sensaciones aguarda. El texto se convierte en un tejido pulsante, que respira y se transforma con cada lectura. Es un diálogo entre tú y el texto, en el que las palabras son tanto tuyas como del autor.
En este diálogo, te conmino a no ser un mero espectador. Sumérgete, interactúa, cuestiona y, sobre todo, permite que el texto te transforme. Deja que las manías descritas por Tatto se conviertan en el lente a través del cual exploras no sólo esta obra, sino también los recovecos de tus formas de leer.
Cada frase, cada metáfora, es un peldaño en el camino hacia el autoconocimiento. Y en ese camino el aroma escondido entre el libro se convierte en tu guía, un hilo de Ariadna olfativo que te conduce a través del laberinto de tu propia psique.
Así, con la mente dispuesta, te dejo a las puertas de esta experiencia. Que el mapa y el aroma oculto sean la brújula que te guíe en esta inmersión profunda en el arte de descubrir y redescubrirte.
Éste no es únicamente un libro, sino una obra de arte en la más pura esencia del término, cortesía de Nitro Press, que con su estilo inconfundible convierte cada ejemplar en un arte objeto, un ente vivo que respira y se transforma en las manos de su poseedor.
No seas meramente un espectador de este arte, sino un co–creador. Deja que tus marcas y grafías sean testimonio de tu paso por estas páginas. No temas doblar la orilla de la página donde el golpe de una línea te haya dejado suspendido en el tiempo.
Permítete llenarlo de post–its en aquellos pasajes que resonaron en tu cabeza, que despertaron una emoción, una idea o una revelación. Cada nota adhesiva será un diálogo, un eco de tu voz en este coro polifónico que se crea entre autor, texto y lector.
Dobla las cubiertas, vive este libro con la intensidad que merece. Que las huellas de su uso sean el reflejo de tu experiencia, de tu entrega a la aventura que significa leer. Este objeto, este compañero de viaje, se enriquece con cada pliegue, con cada marca; se vuelve único, irrepetible, tan personal como una carta escrita a mano.
Este proceso de transformación es, en sí mismo, un acto de búsqueda hacia el conocimiento. Es reconocer que la literatura no solamente habita en el reino de lo intangible, de las ideas y las emociones, sino que también tiene una dimensión física, táctil, que puede y debe ser celebrada.
Así, este ejemplar provoca romper los velos de la pasividad y a sumergirte de lleno en la experiencia literaria, a dejar que tu vida se entreteja con la suya, a que dejes tu huella en él como él la dejará en ti.
Con este acto de rebelión contra la inmutabilidad del objeto libro te conviertes en parte de la obra, en un eslabón indispensable de su historia. La literatura, en su forma más verdadera, es una conversación, y tú, querido lector, también, entre garras y párrafos, tienes mucho que decir. ®