Escribir acerca de las figuras que detentan el poder siempre implica riesgos, así que el periodista hidalguense Alfredo Rivera debía saberlo cuando publicó La Sosa Nostra (Porrúa, 2004), una investigación que daba cuenta de los haceres de Gerardo Sosa, quien fuera líder de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo, a la postre rector de la UAEH, político del PRI (aunque ahora coquetea con el PAN) y la mente maestra detrás de diversas iniciativas encaminadas a llevarlo —a toda costa— a la gubernatura del Estado (lo que no ha conseguido, pero es casi inminente su vuelta como rector, ya que actualmente es secretario general).
Un hombre al que describe como “Estudiante sin brillo, líder por la fuerza de su carácter y la certeza de sus puños, hábil para crear alianzas, bronco comandante de sus subordinados, enemigo temible, se hizo dirigente estudiantil y desde el cargo inventó una nueva FEUH. Utilizó a los estudiantes, protegió a los vándalos, amedrentó a los profesores, propició enfrentamientos y terror, cimentó su fuero sobre la fuerza de los golpes y de las armas. Todo con un fin: tener el poder”.
No sólo es el periodista quien sufre un duro revés de acuerdo con el modo en que se conceptualiza la justicia jurídica en este país, sino el gremio entero y la población en general. En este caso —desgastante y kafkiano— todos salimos perdiendo, pues la libertad de expresión pretende ser acotada por un juez. Pese a los malos augurios en el terreno legal, Rivera seguirá instrumentando una defensa que ahora pasará por tribunales internacionales. No desespera, convencido de la importancia de su alegato, pues como dijera Roberto Saviano, un autor perseguido por otra clase de mafia, tras publicar Gomorra y La belleza y el infierno: “La literatura constituye un arma mortal contra cualquier forma de totalitarismo, tanto político como mafioso”.
No sólo es el periodista quien sufre un duro revés de acuerdo con el modo en que se conceptualiza la justicia jurídica en este país, sino el gremio entero y la población en general.
A continuación Replicante ofrece una entrevista que sintetiza tal periplo y perfila lo que habrá de traer el porvenir para un periodista valiente y convencido de su tarea.
—¿Podría sintetizar lo acontecido tras la publicación de La Sosa Nostra. Porrismo y gobierno coludidos en Hidalgo?
—Gerardo Sosa demandó por daño moral al autor, al prologuista y a todos los que intervinieron en la elaboración del libro. Seis años lleva el juicio. Miguel Ángel Granados Chapa y coacusados resultaron eximidos de los cargos, y yo, como autor, he sido condenado. Pero la Suprema Corte de Justicia revisa el caso porque se violaron en el juicio garantías constitucionales. En dos o tres meses se emitirá la sentencia definitiva.
—Con lo que ha ocurrido en tribunales se comprueba que aunque exista una verdad jurídica dista mucho de representar a la verdad, ¿de cualquier manera se comprueba que aunque perdiera en los juzgados la gente reconoce su triunfo moral y profesional?
—Los dos supuestos son ciertos. Se han aplicado las leyes, pero el proceder de los jueces y prácticas abusivas de la parte acusatoria distan de hacer que en el fallo impere la justicia. Sí, hay un reconocimiento de que independientemente del fallo lo narrado en el libro corresponde a la realidad; las múltiples expresiones de apoyo en la calle y por los medios electrónicos así lo indican.
—¿Qué es lo que se busca al llevar tu caso a una corte internacional?
—El juicio ha rebasado la demanda Sosa vs. Rivera; se ha convertido en un juicio emblemático en el que se defiende que la publicación de un libro no pueda ser motivo de condena; por ello, porque no se puede permitir que la libertad de expresión se acote, es menester buscar la justicia en el plano internacional.
—¿En qué aspecto del libro se basó el cuerpo de abogados de Sosa para conducir los alegatos a su favor?
—En aspectos nimios, lo que originó una demanda frívola, trivial e improcedente que debió haber sido rechazada desde la primera instancia y que prosperó por la mediocridad de algún juez y las argucias de un poderoso equipo de abogados (seguramente muy caros). Aprovecho para señalar que en el libro no se abordan asuntos de la intimidad de Sosa, solamente se refiere a sus actuaciones públicas.
—¿Cree que el asunto ha tenido suficiente eco en los medios? ¿De qué manera el gremio ha demostrado solidaridad para con su causa?
—Todos los medios, tanto locales como nacionales, han demostrado solidaridad absoluta y le han dado la mejor cobertura al asunto. Carlos Monsiváis acompañándonos a una audiencia y aguantando a pie firme cinco horas de tráfago burocrático judicial es un magnífico ejemplo de esa solidaridad.
—¿Cree que su caso siente un precedente entre las nuevas generaciones de periodistas hidalguenses y nacionales? ¿Cree que se integren con valor o empezarán sus carreras con temor ante los poderosos?
—Creo que La Sosa Nostra les muestra a los periodistas e investigadores una pauta (por ello también la lucha judicial hasta sus últimas consecuencias); pero no estoy seguro si será suficiente para que arriesguen su propia piel y, por supuesto, de no ser así, no los criticaría. Cada uno habrá de asumir sus desempeños de acuerdo con sus propias convicciones y circunstancias.
—Estos actos de represión periodística, así como la impunidad con que se mueven los políticos, no hacen sino ahondar la brecha entre la gente y el sistema político, ¿qué le espera a Hidalgo en el futuro cercano?
—A los ciudadanos conscientes se les presenta un futuro de organización y lucha sin descanso para superar las ocho décadas de sometimiento priista; a los otros, la resignación.
—Con todo lo ocurrido, ¿volvería a publicar un libro como lo fue este, desde el campo del periodismo de investigación y no de la ficción?
—Sí, incluso de este mismo digo que, “a pesar de los pesares”, lo volvería a escribir; simplemente considero que es un libro socialmente necesario. Por cierto, la tesis de doctorado de Perla Gómez que se basa en este caso se publicó como libro y este mes presentamos un libro colectivo, Acercamientos a la libertad de expresión, con un texto mío.
La experiencia de Miguel Ángel Granados Chapa
—Afortunadamente, usted ya fue exonerado del caso entorno al libro La Sosa Nostra. ¿Cuál es su opinión tras seis años de batallar?
—A los ciudadanos conscientes se les presenta un futuro de organización y lucha sin descanso para superar las ocho décadas de sometimiento priista; a los otros, la resignación.
—Que se trata de un ataque a la libertad de expresión, que por fortuna va a terminar frustrado. Hablando en términos de goles —como está de moda ahora en el mundo— Sosa va perdiendo 5-1, y el árbitro va a declarar inválido ese uno, porque ya la corte atrajo la revisión del amparo de Alfredo, y es muy probable que resuelva a su favor; de modo que al cabo de tanto tiempo toda esta maniobra en contra de la libertad de expresión quedará enteramente frustrada y Rivera va a quedar libre también de cualquier responsabilidad.
—¿Cuáles fueron las principales implicaciones por haber sido demando tras escribir el texto que presenta al libro?
—La pérdida de tiempo durante estos seis años; de ir a los tribunales, de tener que contestar documentos; seguramente uno de los propósitos de Sosa al demandarnos era fatigarnos, financieramente también, pero se llevó un chasco, porque tuvimos una abogada patrocinada por un organismo civil, de manera que la defensa no nos costó. Si nos hubiese costado nos habría dejado en la ruina; él tenía abogados muy bien pagados y nosotros no hubiésemos tenido abogados de la misma calidad. ®
Jorge el viejo
Lamentablemente muchos de los estudiantes de la UAEH pasan el tiempo en la juerga y la bebida en los suburbios que colindan con la casa de estudios y distan mucho de ser ciudadanos responsables que exijan mejores autoridades académicas o pidan la revocación de este señor Sosa que no necesita ser el rector para seguir teniendo el control de la vida y curso de la universidad hidalguense.
Felicitaciones al Señor Rivera por su valor cívico, su trabajo periodístico es un oasis en un desierto de despotismo, corruptelas e insaciable sed de poder.
sosa nostra
No cabe duda, Gerardo Sosa es por mucho el personaje político más asquerosos que ha visto Hidalgo, aunque gracias al excelente Gobierno de Miguel Osorio, Sosa está sepultado en la tumba que él mismo cabó por hacer las cosas por medio del terror y la violencia. Ahora solo queda limpiar la UAEH, labor muy dificil que debe de iniciar desde los alumnos, quienes deben de abrir los ojos y reclamar mejores líderes estudiantiles y llevar al olvido una época negra en la que han convertido a la «máxima casa de estudios», en un nido de ratas repugnantes y rabiosas ansiosas de poder y frustradas por su rotundo y condundente fracaso.
EDGAR BANOS
Todo lo que ecribio el sr. chapa en su libro es verdad, yo fui un porro a las ordenes de sosa y creame que hay muchas mas cosas de que hablar de ese senor, claro que no son nada buenas.
Luis Angel
QUE BUENO QUE EN UNA REVISTA COMO REPLICANTE PUBLIQUEN ALGO SOBRE LA SOSA NOSTRA, PEQUEÑA OLIGARQUIA QUE TIENE SECUESTRADA DESDE DÉCADAS A LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE HIDALGO… SOLAMENTE SIENTO QUE EL ARTICULO SE QUEDA MUY CORTO, PUES EXISTEN CASOS DE MUCHOS INVESTIGADORES RECONOCIDOS QUE TAMBIEN SE ENCUENTRAN EN PROCESOS DE JUICIOS CONTRA LA SOSA NOSTRA (CONCRETAMENTE EL DR. PABLO VARGAS GONZALES, Y OTROS MAS). OJALÁ SE PUDIERA PROFUNDIZAR EN LA INFORMACIÓN… SALUDOS