Se habla aquí de los vicios y las virtudes de los 140 caracteres, y de cómo el periodismo ha hecho de este nuevo medio una herramienta muy socorrida.
El medio es el mensaje.
—Marshall McLuhan
Twitter tiene la estructura de una marcha marcial. Ordenados, uno por uno, respondiendo a la pregunta abierta: “¿Qué pasa?”, cada “tweet” o entrada de texto se recluta a (etimológicamente: “aumenta”) la interminable lista de informes (“instrucciones”) acatando el mando: no sobrepasar la longitud máxima de 140 caracteres.
Llevo apenas unos días enlistado al llamado “microblogging”: twitter.com/alfredogreynoso. Escribo un tweet: “Twitter, let’s face it, es la fascinación por la restricción, el amor a la automutilación, la apoteosis de la fragmentación del flujo”. La misma palabra, “twitter”, significa hacer la voz como pájaro, gorjear: “hacer quiebros con la voz en la garganta” (DRAE dixit, énfasis mío). Elección de la intermitencia sobre el devenir verbal sin trabas.
Instantes (o tweets) después, Rafa Saavedra, escritor tijuanense y twittero constante, me escribe: “@alfredogreynoso Antes sí, ahora ya no. Twitter sigue mutando, sus nuevos adeptos tuitean diferente y están cambiando el entorno inicial”. Lo entiendo. Por eso me enlisté. Le contesto: “@rafadro Aun así los 140 son 140. Uno tiene que ‘acostumbrarse’ al decir breve. Eso sí: los 140 pueden revolucionar por su epidemia per se”.
Entender a Twitter no como marcha marcial sino como lo que ocurre tras el rompimiento de filas: Twitter como dispersión y ruptura, filoso fragmento. Twitter como minificción (twitter.com/microtxts, por ejemplo). Twitter como aforismo. Como instante repensado. Experimento.
Twitter, aliado del periodismo (véase el famoso caso de la cubana Yoani Sánchez o el reciente debate entre Federico Arreola y Ciro Gómez Leyva). Como reto político: Nunca, espero, como censura (tan sólo ahora, dos notas que inquietan: diputado perredista que propone regular redes sociales como Twitter; usuario izquierdista eliminado como “spam” sin serlo).
Twitter, en suma, un comodín en la baraja. El breve espacio en blanco de los 140 es ya materia voluble, informe (“sin forma”), lista para moldearse. Ser suave plastilina o maleable acero: that is the question.
“Twitter puede ser una herramienta para gente de negocios, un matatiempo para los adolescentes, un asistente de investigación o una fuente de noticias”, dice David Pogue en The New York Times. Fue a partir de la reinvención del medio por parte de algunos twitteros cuando esta red cambió el aburrido “¿Qué estás haciendo?” por el más sugestivo “¿Qué pasa?”, y aún hay más que eso por reinventar.
Habla McLuhan: El medio es el mensaje. Sí, aunque el medio implica también sus “opuestos”: emisor/receptor. Las posibilidades de la nano-comunicación, entonces, se vuelven tan complejas, rizomáticas, impredecibles como las manos que lo moldean opten hacerlo: tweets en forma de cupcakes de Play-Doh o de filosa espada: tú decides. ®