Si la escritora Almudena Grandes, galardonada con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, tuviera que elegir entre leer y escribir escogería leer, “vivir sin escribir sería cambiar de oficio, pero vivir sin leer sería vivir sin vivir”.
Dice también la escritora española que no hay que leer literatura para saber más, pues “para eso están internet y la revista Mariclaire”, y que no hay que leer por disciplina, sino por placer, pues hay más libros que nos pueden emocionar que años de vida.
“La literatura tiene que ver con la vida y con la emoción, cuando leo espero que me conmuevan, cuando escribo busco conmover. Podemos enumerar los temas y terminamos pronto, pero entonces por qué siguen funcionando, porque son el vehículo de nuestra emoción. Por eso mismo la literatura no debería ser una asignatura, la lengua sí”.
El origen del placer
La Odisea de Homero, en una edición para niños, fue el detonante del gusto por la lectura de la autora de Las edades de Lulú. Se lo regaló su abuelo Manolo. “En mis novelas siempre hay un abuelo y una nieta. El abuelo es mi abuelo Manolo y todas las nietas soy yo. Yo era una niña muy poco agraciada, era muy gorda, muy morena y muy peluda; en las representaciones del colegio nunca fui angelito, ni siquiera pastora. Salía de árbol. Y el mundo no es igual para los niños que hacen de angelitos y para los que hacen de árbol. Y mi abuelo me trataba como si fuera un angelito del portal de Belén, y por eso fue mi primer amor.
”A uno siempre le emociona más lo que menos le conviene, así es que yo quería un tutú y un traje de primera comunión, pero mi abuelo me regaló un libro. Yo no quería ese regalo y tardé meses en leerlo, era La Odisea, de Homero, en una maravillosa edición para niños.
”Yo leía un libro en el que había dioses que se enfadaban y zarandeaban un barco, pero no entendía por qué si Penélope era reina se preocupara de que los pretendientes se comieran su despensa. Los niños tienen una manera muy particular de entender las historias”.
Luego, con Mujercitas, título del que no se avergüenza, llegó su vocación de escritora, como la pequeña Joe, una de las hermanas de la historia, que para triunfar en su profesión había de escribir de lo que conocía, y lo hizo sobre su hermana Beth.
A estas alturas —siendo todavía niña— Almudena Grandes decidió que sería escritora como Joe. Luego leyó Moby Dick y esta obra la hizo reflexionar sobre la literatura escrita por mujeres.
“El gran problema que tenemos las mujeres escritoras es la reticencia que tienen los lectores masculinos de leer novelas escritas por mujeres, quizá creen que van a hablar de partos y crianza, pero los escritores, hombres y mujeres transmiten la emoción humana más allá del género, por ejemplo yo disfruté muchísimo Moby Dick, a pesar de que el único personaje femenino que aparece es una ballena asesina”. ®