Quien no conoce la FIL se pierde de un pequeño reino en el que los libros son objeto de culto y celebración. Miles de personas de todas las edades y condiciones se dan cita para ver, leer y escuchar a escritores y artistas durante nueve fugaces días.
A Ana Puchett, Román Villarreal, Lilián Solórzano y Juan Raúl Casal
Para mí la Feria Internacional del Libro de Guadalajara empezó en la Ciudad de México, a donde no iba desde hace seis años. La mejor y más grande fiesta de los libros del mundo —con sus maravillas y esperpentos—. Casi un millón de asistentes recorrieron sus pasillos desde el sábado 29 de noviembre al 7 de diciembre —pocos días, ¿no?, la Copa del Mundo durará 39…—, y los conciertos de músicos catalanes en el foro estuvieron atiborrados todas las noches. La numeralia puede consultarse en el sitio de la FIL.
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El jueves 27 llegué a la Ciudad de México. Mis hermanos me llevaron a comer al Entrevero, un restaurante uruguayo en el animado corazón de Coyoacán, donde comimos una jugosa carne asada rociada con dos botellas de vino Colinas de Uruguay. Jordi Soler y un amigo, igualmente canoso, entraron y pasaron al fondo del restaurante. Cuando se retiraban lo llamé.
Hola, soy Rogelio. Me recordó, nos conocimos hace muchos años, incluso le publiqué un artículo en La Pus moderna. Me diste de palos, me dijo. Te los merecías, le respondí. No, me dijo, moviendo la cabeza. Jordi publicó en La Jornada, a fines de los años noventa, un artículo en el que sugería a los capitalinos soplar todos al mismo tiempo para eliminar la contaminación. De verdad, era imposible no burlarse. Bueno, le dije, leí hace dos años un artículo tuyo que me gustó mucho. Gracias. Por nada, Jordi, nos vemos en la FIL.
En Guadalajara Jordi presentaría su libro Y uno se cree. De cómo Joan Manuel Serrat y yo nos pusimos, una vez, a escribir una canción (Alfaguara, 2025). No, no nos vimos.
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El viernes 5 de diciembre muere Frank Gehry, uno de los arquitectos más importantes e influyentes del mundo, célebre por su arquitectura personal, que incorpora nuevas formas y materiales y es especialmente sensible con su entorno. El Museo Guggenheim Bilbao es una de sus obras más conocidas.
Gehry fue galardonado con los más prestigiosos premios en el campo de la arquitectura, como el Pritzker, que le fue otorgado en 1989, o el Premio Imperial Japonés, en 1992.
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La presentación de El Teatro Universal, en la galería de mi querido amigo y mentor, Pedro Meyer, fue también un preámbulo extraordinario a la magna feria tapatía, en la que se reunieron viejos y nuevos amigos, algunos de los cuales viajarían a la capital jalisciense a presentar libros y proyectos, como Rocío Mireles y su extraordinario Ellas diseñan, 1965–2025. Mujeres y diseño en México (Futura Textos, 2025), que tuve el gusto de presentar en la librería Impronta —donde, por cierto, compré la novela Prontos, listos, ya (las afueras, 2025), de la uruguaya Inés Bortagaray—, y Francisco Moreno, coordinador de las ediciones del diario El Heraldo, quien me obsequiaría la magnífica edición de Sulaimán a doce rounds, biografía ilustrada del célebre promotor del boxeo escrita por su hijo Mauricio Sulaimán Saldívar.
En mi texto para Ellas diseñan… escribí: «¿Cuántas mujeres hubo en la primera mitad del siglo XX entre los tipógrafos, cajistas, linotipistas, artistas gráficos, pintores, ilustradores y prensistas anónimos? ¿Quiénes diseñaron los cabezales, la tipografía, los logotipos, las ilustraciones, las caricaturas? Posiblemente muy pocas, pues la mayor parte de los registros y los créditos corresponden a hombres —y la cifra seguramente se reduce si nos remontamos a las primeras publicaciones nacionales del siglo XVIII, como la Gazeta de México y noticias de la Nueva España (1722). Tenemos noticia de una impresora, María Fernández de Jáuregui (1741–1815), descendiente de Paula de Benavides, esposa del impresor Bernardo Calderón, quien en 1631 inauguró una larga tradición tipográfica. María se hizo cargo de la imprenta de su hermano José, desde 1801 hasta que murió en 1815.
Giovanni Troconi, en su libro Diseño Gráfico en México 100 años 1900–2000 (Artes de México, 2010) rescata las aportaciones a las artes gráficas de mujeres del temprano siglo XX como Tina Modotti, Lola Álvarez Bravo y Aurora Eugenia Latapí, con sus collages y audaces fotomontajes.
Lo cierto es que la historia la escriben ya también las mujeres, y el azorado Club de Tobi ha sido tomado por asalto».
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Pedro Meyer ha publicado ya varios tomos de la colección Miramar —en total serán cuarenta—, que ofrecen un vasto panorama de su extensa y variada obra fotográfica. Me invitó a escribir el texto de El Teatro Universal y a seleccionar trescientas fotografías —de un total de 17 mil—, que muestran aspectos de la campaña por la presidencia de Miguel de la Madrid en 1980–1981 —aunque pareciera que cubrió cada una de las campañas de todos los candidatos del Partido Revolucionario Institucional en el siglo XX—. Imágenes que se antojan intemporales y con las que podemos recorrer y comprender un amplio pasaje de la historia contemporánea de México, un país que vivió bajo un régimen que tomaba mucho de la idiosincrasia de una buena parte de la población y logró una compenetración casi absoluta con ella.
El volumen se llama así porque la campaña fue uno de tantos actos de una descomunal representación teatral, acaso la más extensa en tiempo y espacio de la historia: casi un siglo en un escenario tan grande como un país y con la participación de millones de personas entre actores, extras y un inmenso público.
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La tumultuosa ceremonia inaugural de la FIL fue emotiva, hay que decirlo, sobre todo por las intervenciones de la rectora de la Universidad de Guadalajara, Karla Planter, y del escritor franco–libanés Amin Maalouf, quien recibió de manos de la rectora el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Del discurso de Planter hay que destacar frases como éstas: “La FIL es un espacio plural, un sitio para el diálogo racional, que propicia que seamos contemporáneos de todos los hombres y de todas las mujeres”. “La FIL honra la libertad editorial y reafirma al libro como el último refugio de la conciencia libre”. “La escritura y la lectura son parte del desarrollo del pensamiento crítico”. “La Feria es una zona idónea para el intercambio de ideas” y “La FIL nos hace entender y enriquecer el sentido de la presencia humana en la tierra”.
En su discurso Maalouf expresó su asombro por los avances humanos y su preocupación por los desafíos éticos y geopolíticos. Sus palabras resonaron como un llamado a la responsabilidad colectiva. Entre sus frases más significativas escuchamos éstas: “Vivimos una época desconcertante, a veces incluso aterradora, y a la vez también la más fascinante que la humanidad haya vivido desde los albores de la Historia”. “Nuestra especie ha hecho realidad, en las últimas décadas, sueños que acariciaba desde hace milenios”. “Estoy convencido de que la literatura es actualmente más indispensable que en ninguna otra época de la historia humana, porque es a ella, es decir, a todos nosotros, a quien le corresponde reparar el presente e imaginar el futuro” y “Atravesamos una regresión del universalismo y la democracia”. Finalmente, llamó a la “vigilancia ante los riesgos que supone la aceleración tecnológica”, exigiendo que la humanidad eleve su “nivel moral a la altura de los desafíos”.
Después de que el expresidente López Obrador desdeñara y acusara a la FIL de ser un reducto de conservadores, en esta ocasión Marcelo Ebrard, secretario de Economía, asistió a la inauguración para entregar —como si hiciera falta— el distintivo “Hecho en México” a la feria en nombre de la presidenta Claudia Sheinbaum, con lo que marcó un acercamiento importante con el gobierno federal, reconociendo su “perseverancia, excelencia y compromiso” después de años de distanciamiento. ¿Alguien vio por ahí a la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza?
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En la FIL ganan protagonismo los grandes nombres de la literatura, Premios Nobel, celebridades —de Chimamanda Ngozi Adichie a Richard Gere—, políticos, nuevos valores…, como es lógico, pero la feria es mucho más que eso. Hay cientos de autores/as de libros de medicina, de arquitectura, de ciencia, de feminismo, de ficción científica, de filosofía, de lingüística, de mitología, de historia, de fantasía, de alimentación, de manualidades, de ingeniería… y decenas de otros temas: sí, de superación personal y de yoga y new age y hasta las obras completas de Jacobo Grinberg, y más, que venden miles de ejemplares. Los pasillos de los comiqueros y fanzineros siempre están plagados de adolescentes, y hay decenas de youtubers y booktubers que firman libros al por mayor. La feria convocó, dicen las cifras oficiales, a 953 mil personas en esta edición. Sería bueno saber si cada una de ellas compró algo, un libro, una revista, un souvenir, una playera…
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Venki Ramakrishnan fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 2009 junto con Thomas A. Steitz y Ada Yonath por el estudio de la estructura y función del ribosoma. Martín Bonfil Olivera charló con él a propósito de su libro Por qué nos morimos. La nueva ciencia del envejecimiento y la búsqueda de la inmortalidad (Grano de Sal, 2025).
Morimos, como sabemos, porque nuestros sistemas orgánicos fallan, las células se dañan con el tiempo y el cuerpo pierde su capacidad de mantener la homeostasis (equilibrio interno), lo que lleva al cese irreversible de funciones vitales debido a causas como enfermedades, envejecimiento o lesiones, y la muerte es una parte natural de la vida en organismos pluricelulares. Y, aunque la ciencia lo explica como un proceso biológico de desgaste, también tiene profundas implicaciones filosóficas y culturales sobre la finitud humana.
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José Manuel Aguilera no presentó un libro, sino un disco: Tinta negra y roja, que es un homenaje a la literatura mexicana. La presentación estuvo a cargo del periodista Enrique Blanc y del también músico Gerardo Enciso. Blanc dijo que “tanto en ‘Viaje a Ixtlán’, inspirada en el texto de Carlos Castaneda del mismo nombre, como en ‘Tinta negra y roja’, basada en la poesía náhuatl traducida por Miguel León Portilla, Aguilera recurre a tecnologías electrónicas, situándolas en primer plano. ‘Paradáis’, por su parte, detonada a partir de la novela de Fernanda Melchor, parece más un ejercicio de post–rock, y ‘Bajo el mármol lunar’, creada a partir de la poesía de Claudia Berrueto, directamente se tira hacia lo abstracto”.
A la presentación asistió el legendario Choluis, José Luis Campos García, cantante y compositor del grupo Trolebús, activo en los ochenta y noventa, quien amablemente me obsequió su disco Trolebús (Cuatzi, 2025) y su libro de cuentos Trolebús en sentido contrario (Cuatzi, 2025). Choluis hace tiempo que vive en España, donde es académico del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Málaga.
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Que la FIL dejó de ser un espacio ocupado por el “conservadurismo” quedó plenamente desmentido por la presencia de conspicuos representantes de la nacional–populista 4T, como Paco Ignacio Taibo II, que se ha empeñado en destruir el Fondo de Cultura Económica, lo que no ha conseguido del todo. El director del FCE, por cierto, regalará 25 millones de pesos en libros a Cuba, Venezuela, Colombia y otros países. Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel hablaron de una “justicia renovada para un México democrático”, of course, y Sabina Berman, después de presentar su libro Los billonarios desaparecen (Grijalbo, 2025), pidió a seguridad que sacaran a un asistente que se atrevió a cuestionarla. Berman también participó con Clara Brugada en la mesa Otro tipo de poder: feminismo que transforma.
Por los pasillos los moneros morenos Hernández y Rapé —uno de los más malos del mundo— caminan felices, como si pasearan por una Disneylandia nicaragüense, y los integérrimos periodistas Álvaro Delgado y Alejandro Páez presentan su librazo La disputa por México. Dos proyectos, frente a frente (Grijalbo, 2025). En diversos foros se vio a John Ackerman, Jorge Zepeda Patterson, Viridiana Ríos, Renata Turrent y Zoe Robledo, entre varios más. Ah, en el Foro Rius Etienne von Bertrab dijo, a propósito de su libro Más allá. Una historia del tren maya. Ilustraciones de Augusto Mora (El Chamuco y los Hijos del Averno, 2025), que a quienes acusan al gobierno mexicano de militarizar el país hay que responderles que en Europa gastan millones de euros en bombas y armamento; y que acá, en cambio, se construyen trenes, aeropuertos, presas, carreteras. Un hermoso y amoroso país.
En un salón, por cierto, Taibo II presentaba el libro de El Fisgón Caricaturistas precursores de la Revolución Mexicana (FCE, 2025) y al lado Jesús Silva–Herzog Márquez comentaba La dictadura germinal (Debate, 2025), de Héctor Aguilar Camín.
De todo, pues, como en feria.
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Por segunda ocasión no hubo stand de Israel ni de la Tribuna Israelita, por temor a las posibles agresiones de grupúsculos propalestinos. No más de treinta activistas recorrían los pasillos de la FIL ante las miradas de extrañeza de los asistentes, vociferando las mismas consignas judeófobas desde la masacre del 7 de octubre de 2023. No, no distinguen entre Israel, los israelíes y los judíos.
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Uno de los encuentros más gratos en la FIL fue con Norma Lazo, escritora veracruzana, autora de libros extraordinarios como La banalidad de los hombres crueles (Lumen, 2022). Es una novela conmovedora y profunda que entrelaza tres historias aparentemente distantes —ambientadas en Tokio, Vladivostok y México—, unidas por un libro que viaja a través del tiempo. Inspirada en figuras reales como Akira Kurosawa y la historia de Dersú Uzalá, explora la soledad ante tragedias personales, la vulnerabilidad humana frente a la crueldad cotidiana y la violencia —la misoginia, la homofobia, la xenofobia—, pero también ofrece un rayo de esperanza en la empatía y los lazos inesperados de amistad o amor. El título alude directamente a la “banalidad del mal”, expresión de Hannah Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén (1963), y reflexiona sobre cómo nos acostumbramos a la indolencia ante el sufrimiento ajeno. Es una lectura triste pero luminosa, que invita a pensar en la fragilidad y la redención en medio de la deshumanización.
Norma me dio su más reciente libro, La visible oscuridad (Lumen, 2025), del que Fernanda Melchor dice: “Más que una ficción policiaca e histórica, La visible oscuridad es una fascinante metáfora de la persistencia en nuestra sociedad del odio hacia las mujeres”.
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El joven filósofo José Manuel Cuéllar Moreno publicó hace algunos años La revolución inconclusa: La filosofía de Emilio Uranga, artífice oculto del PRI (Ariel, 2018), en el que exploró la influencia del filósofo mexicano en la ideología y retórica del PRI, especialmente durante el gobierno de Adolfo López Mateos, analizando cómo su pensamiento existencialista sobre “el ser del mexicano” se vincula con la necesidad de refundar la Revolución Mexicana y su Constitución, una idea de “revolución inconclusa” que justifica el continuismo político y la construcción de una nueva patria. Ahora tuvimos la oportunidad de presentar su nuevo libro La razón pendular de Emilio Uranga. Una historia del existencialismo mexicano (Herder, 2025).
Aquí Cuéllar pinta a Uranga como una figura central en esa tormenta de los años cuarenta y cincuenta, con una mirada chispeante y una inteligencia demoniaca que incendiaba cafés y periódicos. Este libro es casi una novela de ideas, y se distingue no solamente por la claridad y la elegancia de su escritura, también por su rigor y por revivir esa gesta intelectual contra figuras como José Vasconcelos o José Revueltas. Octavio Paz dijo de él: “Lástima que haya escrito tan poco. Hubiera podido ser el gran crítico de nuestras letras. Tenía gusto, cultura, penetración. Tal vez le faltaba otra cualidad indispensable: simpatía… Escribió ensayos y textos agudos, chispeantes de inteligencia, a veces amargos, irónicos e hirientes” (en Christopher Domínguez Michael, Diccionario crítico de la literatura mexicana, 1955–2011, FCE, 2013). Escribí sobre este libro aquí.
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Aquí no sobran sombreros,del poeta regiomontano Francisco J. Serrano, es un libro que “oscila entre la crónica urbana, el ensayo filosófico, el espontáneo aforismo y el fragmentario diario íntimo”, escribe Daniel Salinas Basave. “Francisco es un poeta brutalmente atípico, un auténtico rinoceronte blanco del regio bestiario”. Desde luego, compré su libro después de la presentación.
Compré también, de Cecilia Fernández, La bruma de las aves al amanecer (Garrobo, 2025), un poemario breve del que el poeta Raúl Aceves escribe en la contraportada: “Poeta vaporosa, de inteligencia delirante, de la geografía de sí misma, del parpadeo del instante, del polvo, de la exuberancia y de la selva…”.
Grato encuentro con el periodista José Luis Martínez S. y el escritor Armando González Torres, autor de Jardines en el cielo. ¿Qué hacer con las utopías? (Ariel, 2025), que intercambió por la segunda edición de mi ¿Qué hace usted en un libro como este? Crónicas ultrajantes, recién publicado por mis queridos editores Elizabeth Alvarado y Felipe Ponce, de Arlequín. Creo que Armando es uno de nuestros grandes pensadores, y nos ofrece en este libro “un excelente análisis de las aspiraciones humanas puestas en lo que parece imposible, y nos recuerda que parte de lo que nos caracteriza como humanidad y nos separa de otras especies es, precisamente, esa asombrosa capacidad e imaginar mundos diferentes a los que habitamos”.
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La sección de la FIL para los niños y las niñas es un área muy concurrida. Son muchas las editoriales que publican libros extraordinarios para chicas y chicos de todas las edades.
Sólo daré cuenta de uno muy ingenioso, ¿Qué hace Santa el resto del año? (Alba/San Pablo, 2025), escrito e ilustrado por Paloma Barreto Torres. Santa, cuyo verdadero nombre es san Nicolás de Bari, es una persona que hace miles de cosas antes de prepararse para dar la vuelta al mundo y repartir cientos de miles de regalos en la Navidad. Está con la gente que quiere, cuida de los demás, sale de vacaciones, hace tours gastronómicos, va al médico, escribe…
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Los libros siguen siendo noticia después de la FIL… no siempre la mejor. El senador morenista Adán Augusto López compró al menos 17 mil ejemplares del libro de fantasía histórica Grandeza, del expresidente López Obrador, para regalarlos a sus compañeros de bancada, quienes a su vez los repartirán entre gente selecta del pueblo bueno. Cada legislador recibió en sus oficinas entre diez y veinte cajas, cada una de ellas incluía una tarjeta con el mensaje: “Con los atentos saludos de Adán Augusto López Hernández, senador de la República”.
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Termina la gran feria y los amigos se van. Empieza ya la nostalgia. ¿Cuántos libros compré, cuántos me regalaron, cuántos más dejé de comprar…? ¿Cuál de todos empezaré a leer primero? Creo que El mundo de ayer. Memorias de un europeo (Acantilado, 2023), de Stefan Zweig. Llevo 37 páginas y me conmueve profundamente. A mi padre le gustaba mucho este vienés universal. Mi amigo Juan Raúl Casal me sorprende con un regalo extraordinario que trajo de Buenos Aires: El candelabro enterrado (Godot, 2021), ¡de Stefan Zweig!
Creo, como Borges, que las coincidencias no son azar sino citas, la manifestación de una causalidad oculta, repeticiones en el tiempo, espejos y dobles que reflejan laberintos infinitos, que reflejan su obsesión por la circularidad, la memoria, la identidad y el destino, conceptos presentes en sus cuentos, ensayos y reflexiones sobre la realidad y la ficción, donde la literatura parece anticipar o coincidir con la vida misma.
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Joan Manuel Serrat recibe el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara. El cantante dice una frase que todos celebramos: “Llegará el día en que el México de los libros le gane al México de las armas”. Así sea.
Nos vemos en la próxima. ®
