B B B BENNIE AND THE JETS

una tonada fuera de lugar en una comedia romántica

B b b bennie and the jets, you’re gonna hear, they’re weird and they’re wonderful y ya cuando era niño las cosas sonaban exactamente igual, eran los setenta, en un país que era una réplica de otro que imitaba a un tercero, y el sonido era suave, rítmico, relajado hasta el límite, cantando en un recuerdo que no es un recuerdo.

Elton John

Y cuando veo las películas de Guy Maddin, que parecen películas de Murnau y películas de Eisenstein, y películas de vampiros de los años setenta, pero en versión sincopada, histérica, pienso que a Guy le pasa exactamente lo mismo que me pasa ahora, que estoy haciendo en la mente una película en súper 8, y estoy actuando afuera y adentro, en un performance que es el reflejo de una comedia romántica donde los protagonistas bailan sobre la barra del bar de un pueblo. Guy y yo cortamos la película nueva que sale de la canción vieja para hacer otra nueva a partir de materiales que irrumpen en un flujo ajeno. El chiste está en no explicar nada, sólo tienes que dejarte llevar llevar, b b b bennie and the jets, la rola ni siquiera queda bien con una comedia romántica sobre bodas, o sí, ya sólo Elton John y yo creemos en las bodas.

Y tampoco queda para nada “Celos” de Daniela Romo en “40 días”, es pésima la versión, aunque de por sí la rola no se salva ni cantándola al piano con escritores que hacen del refrito de la música popular el arte de la falsa modestia. Oh sí, ya lo dijo Elton en otra: I’m not one of those who can easily hide, my gift is my writing, and I’m such a jerk. Entonces perdóname si hago estas cosas, como escribir sobre fiestas y comedias románticas con canciones fuera de tono. Y de pronto me doy cuenta de cuánto se parece My song a Luka, Maybe it’s because I’m crazy, you see I’ve forgotten if they’re green or they’re blue. Espero que no te importe, hope you don’t mind, porque ya no sé donde están los setenta y donde los ochenta, en la luz de la noche de Lille en 1982, y en la noche blanca de las afueras de Moscú, a galope de tren por Europa, cargando una mochila de mi tamaño. Tengo ocho años bajo la luz pálida de la noche del norte y camino por un jardín de rosas de olor penetrante. Ese mundo está acá y allá, vivo en súper 8 histérico, cantando una canción extemporánea que tal vez a la directora le recordaba tiempos más luminosos, sobre la barra de un bar, b b b bennie and the jets.

La nostalgia es la lengua materna de lo que apenas llega.

La nostalgia es un conjuro para tomar fotos (por eso hay escritores que se la viven escribiendo de fotos viejas que en realidad están vacías, como Patrick Modiano), pero siempre es un medio, un pretexto para hacer otras cosas que acaban siendo potentes por concentración, si no por calidad. La nostalgia es la lengua materna de lo que apenas llega. La nostalgia es como los pentecostales: habla en lenguas, canta música al azar, recupera y digiere, you’re gonna hear solid walls of sound, padmaskovneye vecherá les decíamos en mi casa, comiendo kasha y oyendo a Carlos Mejía Godoy, cuando Cristo nació en Palacagüina, y de allí a Tania María, y de allí a Nana Mouskouri y a los Smiths, con el cortejo de Dionisos en pleno frenesí.

Me miro con la cara pintada y el pelo peinado como un helecho, un arete largo y una falda improvisada para la fiesta glam, oyendo a Diamanda Galas gritar poemas de Baudelaire, cuando el mundo, mi mundo era menos lo que es ahora y más lo que era, Gee my life’s a funny thing, am I still too young?

Y ahora me voy y viajo por el continente, sobrevuelo el río y el golfo, a lomos de un pájaro Roc de acero, repitiendo el mismo viejo refrito del que busca algo y libra batallas y conjura al espíritu de la casa sobre la pata de gallina, y al final sale airoso porque dentro de la punta de una aguja encerrada en la panza de un pato encerrado en la panza de una liebre encerrada en la panza de un oso encerrado en un cofre en la cima de un roble está el secreto de la vida. Fue el viaje lo que contó, la princesa de la boda, lo que justifica todo el resultado, que empezó con una tonada fuera de lugar en una comedia romántica, b b b bennie and the jets. ®

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Publicado en: El pasado reciclado, Noviembre 2010

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