Centro Cultural La Telaraña

y La Huella Gráfica, una saga familiar

La reactivación del Centro Cultural La Telaraña dará un nuevo aire a la vida cultural de la ciudad de Oaxaca, más allá de su centro histórico. La escena del arte en Oaxaca cada vez toma más forma y sentido, además, con los talleres de La Huella Gráfica.

Alejandro Santiago, 2,501 migrantes, presentada originalmente en el Parque Fundidora, de Monterrey, en septiembre de 2007.

La Ciudad de Oaxaca bulle de manifestaciones culturales y artísticas. Quizá sea uno de los lugares en el mundo con mayor concentración de ellas por metro cuadrado, por lo menos las que se aglutinan en el bello Centro Histórico, con una gran cantidad de galerías de arte, museos y talleres de gráfica que al mismo tiempo son lugares de exhibición de lo que se produce en esos talleres. De hecho, el arte viste las paredes de restoranes, bares y todo tipo de tiendas, y se ha convertido en una poderosa marca de identidad de la ciudad. Pero quizás este hecho es ya cosa sabida dada la creciente fama que ha consolidado a Oaxaca como un lugar primordial en la escena del arte, no sólo a escala nacional, sino que ese posicionamiento ya es global.

Artistas de la talla —por citar a los más relevantes entre los históricos— de Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Rodolfo Morales, Sergio Hernández, Juan Alcázar o Alejandro Santiago, sentaron las bases que pusieron el arte plástico oaxaqueño en la mira del mundo del arte internacional, dejando paso a una multitud de artistas contemporáneos de diferentes generaciones, que recogen el testigo de ese inmenso e inigualable legado y tratando, yo considero que con éxito, de llevarlo todavía más allá.

A estas alturas nadie duda de la influencia que tuvo Francisco Toledo en el impulso de la cultura en Oaxaca y la preservación del patrimonio en el Centro Histórico de la ciudad. La fundación del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) fue un estímulo fundamental para la formación de muchos jóvenes que tuvieron acceso a una fabulosa biblioteca y a una colección de gráfica impresionante (que contiene los nombres de Goya, Rembrandt o James Ensor, por citar algunos nombres célebres).

Alejandro Santiago, 1964–2013.

Pero también hay vida más allá del Periférico, el que separa el Centro Histórico de las colonias populares que lo rodean. El artista oaxaqueño Alejandro Santiago (Teococuilco, 1964–Oaxaca, 2013), del que en este 2023 se cumplen diez años de su prematura muerte, fundó en la colonia Miguel Alemán, donde radicaba con su familia, el Centro Escultórico La Telaraña en el 2010, así como el taller de artes gráficas, éste un poco antes (2007), La Huella Gráfica, dirigido y coordinado en la actualidad por su hijo Lucio Santiago, también artista y pintor y que colaboró en los proyectos más importantes de su padre.

El impulso original se basaba en la idea de descentralizar el arte en la Ciudad de Oaxaca y dotar de un espacio cultural para su disfrute en una colonia carente de este tipo de infraestructura, amén de muchas otras, ya que la mayoría de los esfuerzos de las autoridades radicaban —esto todavía sigue siendo así— en potenciar el Centro Histórico, que acoge a la mayoría del turismo que visita la ciudad. También se trataba, dadas las preocupaciones sociales de Alejandro Santiago, de dar una oportunidad a artistas jóvenes de escasos recursos para que pudieran producir y exponer sin pasar por las tantas dificultades que él mismo experimentó.

Así, el Centro Escultórico La Telaraña, además de convertirse en un lugar de exhibición de escultura, grandes intervenciones, cerámica y otras manifestaciones, se concibió como una red que uniera la producción de diferentes talleres y dotarlos de un lugar donde exponer las creaciones.

Centro Cultural la Telaraña.

Al mismo tiempo en el rancho El Zopilote, en Santiago Suchilquitongo, también se adecuaron instalaciones y diferentes talleres —ya era el de Alejandro Santiago— para ofrecer residencias a artistas que trabajasen cerámica, fundición en bronce y tallado de madera, entre otras disciplinas, para luego ser expuestas en las instalaciones de La Telaraña. Entre los artistas que exhibieron su obra en este espacio se encuentran Francisco Toledo, Helen Escobedo, Alejandro Santiago, Ann Miller, Emiliano Gironella, Sandrine Dreyfus, Xawery Wolski y Jorge Yázpik, entre muchos otros.

La prematura muerte de Alejandro Santiago en 2013 truncó todos esos planes. El Centro Escultórico La Telaraña cesó sus actividades. Luego, la gestión de este espacio quedó en manos de la familia, su esposa Zoila López y sus hijos Lucio y Alejandra, quienes trataron de que ese legado no se perdiera. Después del año 2013 el espacio se abrió de manera puntual para algunos eventos y exposiciones, pero problemas de seguridad —sufrieron varios asaltos y robo de equipo— hicieron que se mantuviera cerrado hasta el 2019, año en el que se volvió a reactivar… pero la pandemia fulminó de nuevo tales pretensiones.

Es hasta el presente año, 2023, cuando se reanudaron actividades bajo el nombre de Centro Cultural La Telaraña. El sábado 22 de abril se presentó la gaceta cultural La Telaraña, una publicación gratuita que pretende incentivar la reflexión acerca de la producción artística de Oaxaca, en especial la gráfica y la crítica, cuando estos necesarios textos han sido escasos comparados con la enorme producción tanto pictórica como lo que atañe al ingente desarrollo de las artes gráficas.

La gaceta incluye textos de Karina Sosa, Araceli Mancilla, David H. Colmenares, Jean Dubuffet, Guillermo Santos, Fernando Lobo y Edgar Hernández Cruz. La edición y coordinación corre a cargo del escritor Guillermo Santos, con una amplia trayectoria a pesar de su juventud —también es editor de la editorial Zopilote Rey—, aportando importantes textos a la escena plástica, ya sea en catálogos de artista o textos de pared.

La gaceta viene ilustrada con una selección de grabados de Alejandro Santiago, parte de una serie más amplia que se pudo apreciar en la reinauguración junto a una pequeña muestra de su monumental obra en escultura en barro cocido y esmaltado, Los Migrantes, compuesta por 2501 piezas.

Esa obra fue su proyecto más importante y el modo que halló Santiago para representar el fenómeno de la migración, una herida lacerante en todo el estado de Oaxaca. A su regreso de una prolongada estancia en Europa, en una visita a su pueblo, Teococuilco, constató cómo una gran parte de la población se vio obligada a emigrar, dejando atrás casa, familiares, raíces y costumbres.

Presentación de la gaceta La Telaraña.

El artista decidió él mismo embarcarse en ese mismo peregrinaje para conocer de primera mano lo que significa el hecho de migrar. Encontró en su camino 2,500 cruces de vidas perdidas para siempre en ese doloroso tránsito a una supuesta vida mejor. Añadió una más, la suya propia, y creó uno de los proyectos escultóricos jamás concebidos, 2,501 esculturas antropomorfas de barro cocido que representan a cada uno de esos migrantes.

Anteriormente a la apertura del centro escultórico, los Santiago, padre e hijo, fundaron en 2007 los talleres de La Huella Gráfica en la misma colonia Miguel Alemán, a escasas cuadras de lo que ahora es el Centro Cultural La Telaraña, ambas coordinadas en la actualidad por Lucio Santiago. Lucio se formó en el Taller Bambú de Oaxaca y en la Ceiba Gráfica de Xalapa, Veracruz, para aprender todo tipo de técnicas de grabado y, además de desarrollar su propia obra, poder dirigir el taller con un alto grado de exigencia en una gran variedad de técnicas como xilografía, litografía, grabado sobre metal, roll up, aguatinta, aguafuerte o mezzotinta, entre otras. La Huella Gráfica ha puesto su sello en la obra de infinidad de artistas, muchos con trayectoria y otros noveles que ahí tienen la oportunidad de desarrollar y aprender técnicas para conformar su propio lenguaje gráfico. Entre los artistas que han pasado por el taller se cuentan, además de Alejandro Santiago, Maximino Javier, Raúl Herrera, Guillermo Olguín, Fernando Aceves, Ivonne Kennedy, Daniel Berman, Javier Areán, Daniel Acosta, Nicolás Guzmán, Irais Esparza, Gilberto Aceves Navarro, Nicola López, Daniel Lezama y el propio Lucio Santiago, entre muchísimos otros.

La reactivación del Centro Cultural La Telaraña dará, una vez más, un nuevo aire a la vida cultural de la colonia Miguel Alemán, donde poco a poco se van asentando otras iniciativas como el Taller Nativo Oaxaca, dirigido por Fortino Torrentera, un espacio de experimentación plástica en el que se produce cerámica, grabado, pintura e impresión 3D. El objetivo tanto de Alejandro como de Lucio Santiago de descentralizar la escena del arte en Oaxaca cada vez toma más forma y sentido, siendo los talleres de La Huella Gráfica uno de los epicentros más reputados y prolíficos de producción gráfica de la ciudad.

Rubén Bonet, artista y crítico de arte, en el Taller la Telaraña.

A finales de abril tuve el privilegio de asistir y participar en la presentación de la gaceta de La Telaraña y dar una charla (“Arte y rebeldía. Estrategias de resistencia”, que puede leerse por aquí) en ese magnífico lugar una semana depués. También conocí de primera mano el funcionamiento del taller de La Huella Gráfica,  donde fui invitado a producir dos piezas, un grabado sobre metal y una litografía, asistido por los maestros impresores Fredy y Julián.

No puedo estar más que agradecido por la calidez de mi recibimiento, estancia y periodo de producción. Todo ello fue una gran experiencia creativa y relacional. Les invito desde estas líneas a seguir de cerca las actividades del Centro Cultural La Telaraña, y cuando estén en Oaxaca visitar el lugar, para que constaten por sí mismos que en Oaxaca, paraíso de la gráfica, hay vida más allá del Periférico. ®

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Web: centroculturallatelarana.wordpress.com/

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Publicado en: Arte

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