Chats de sexo

La erotización de la tecnología

Un mensaje me da la bienvenida: “Chatea en el mejor chat en español y conoce amigos de todos los países”. Del lado izquierdo un banner vertical con dos hermosas chicas de apariencia rusa anuncia: “Online dating for singles”.

Antes de las interacciones virtuales contemporáneas, como las redes sociales y el Whatsapp, el internet ofreció la posibilidad de relacionarnos en un espacio novedoso y plural: los chats. Los orígenes del chat datan de 1960, cuando todavía Internet no existía, a través de un programa en tiempo real que permitía a usuarios autorizados interconectados a la misma computadora conversar entre sí. Sin embargo fue —por lo menos en México— a inicios del año 2000 cuando los chats lograron su auge. Latinchat fue uno de los más populares (existente todavía hasta hace poco más de un año). Dividido en salas temáticas, agrupaba a individuos según sus intereses, edades y aficiones. Las salas con mayor demanda eran aquellas relacionadas con amistad y amor, puesto que el anonimato, según psicólogos, permitía a las personas conversar sin el nerviosismo que ocasiona el cortejo inicial. El “escudo” de la pantalla, aseguraban, permitía exponer un “yo” más confiado, incluso distinto al que solemos ser en la realidad.

Mientras millones de cibernautas se dedicaban a conocer amistades o “ligar”, las salas menos concurridas eran las relacionadas con el sexo y el erotismo. No obstante, con el transcurrir del tiempo y la inserción de la comunicación virtual en nuestras rutinas, un giro inesperado ocurrió: el chat como forma de camaradería y coqueteo perdió popularidad, mientras que aumentó el interés en temáticas relacionadas con el sexo. Para ejemplo citemos El Chat (www.elchat.com), un portal que ofrece la posibilidad de ingresar a salas de amistad, edades específicas o geografías particulares, aunque las que más demanda tienen son las de sexo.

Ingresé a la web e interactué con varios usuarios con la intención de conocer sus experiencias y razones por las cuales les gusta el chat. El resultado es la presente crónica, en la que queda claro el lado más atrevido de uno mismo; sin importar cuánto lo sea, aquí encuentra cabida.

Tiene algo de misterioso abrir puerta tras puerta en busca del objeto deseado. Las salas relacionadas con sexo se dividen en tres: Cybersex 1, 2 y 3, y en cada una se permite la entrada a 150 usuarios como máximo. Entrar no es sencillo, todas suelen estar saturadas y uno debe ser paciente e insistir durante varios minutos.

Apenas carga la página un mensaje me da la bienvenida: “Chatea en el mejor chat en español y conoce amigos de todos los países”. Del lado izquierdo un banner vertical con dos hermosas chicas de apariencia rusa anuncia: “Online dating for singles”; del derecho una aerolínea comercial ofrece vuelos desde 368 pesos. Navegar en El Chat es como adentrarse en un laberinto. Apenas das click en un emoticón de cara feliz te envía a una nueva pestaña donde debes colocar tu nick o registrarte, especificar si eres hombre o mujer, y al hacerlo una tercera pestaña se despliega en la computadora en la que aparecen las salas disponibles. Tiene algo de misterioso abrir puerta tras puerta en busca del objeto deseado. Las salas relacionadas con sexo se dividen en tres: Cybersex 1, 2 y 3, y en cada una se permite la entrada a 150 usuarios como máximo. Entrar no es sencillo, todas suelen estar saturadas y uno debe ser paciente e insistir durante varios minutos.

Mi usuario es Periodista 2508. Apenas unos segundos en la salsa recibo un mensaje del usuario ChicoBiPasFem237741: “Me voy a operar…”. Respondo con un simple “Hola”. A lo que continúa: “Me voy a poner en tratamiento hormonal… y después me voy a operar, me voy a sacar el pene… Me voy a poner vagina… y tetas… ¿Qué edad tienes…? Yo 23”. Digo mi edad, que soy periodista y explico los motivos para estar allí. Pregunto si me regala unos minutos. No responde, más bien escribe: “Te gustaría ser el primero que pueda hacerme su mujer… su hembra… su perrita… su zorrita… su putita”. Insisto sobre mis razones pero ChicoBiPasFem237741 ya no me sigue. Cierro la ventana.

Los nicks son muy variados: Corneador, AbogadoExcitado37, CaballeroSinDama, CasadoPajeroCDMX, CuraMorboso, DominanteEscrito, FantaseoConMiCuñada, MamáComprensiva, NacoCojelonPitudo, EstoyTriste, Nalgona7854, GorditaLinda… Un abanico creativo de los cuales algunos se pueden deducir el porqué, pero otros cuesta trabajo entender: ¿Mamá comprensiva?, ¿Estoy triste?

Escribo en el muro principal intentando conseguir con quien conversar. Mi mensaje se diluye velozmente en el caudal de otros mensajes: “Si quieres verme los calzones bajo la falda deja tu Skype” (OfeliaConCam), “¿Alguna mujer quiere sexo telefónico o por video llamada de Whats?” (ToñoDFSexPorTel), “¿Quién de Monterrey para plática rica y amena?”(Robusto7088), “Tengo la fantasía de que se cojan a mi mujer, ¿alguien para charlar?” (CasadoCurioso). Nadie responde. Casi puedo apostar a que la mayoría cree que estoy bromeando y se trata de una extraña fantasía, así que elijo usuarios al azar. El primero es MaduroCDMXTeApoyo. No recibo respuesta pero no cierra la ventana de diálogo, lo cual quiere decir que quizá aún no lee mi mensaje o está decidiendo si responderme o no. En lo que cualquier cosa ocurre, lanzo el anzuelo a varios usuarios más, hombres y mujeres, cruzando los dedos.

Alberto57DF acepta. Tiene 56 años y es de la Ciudad de México. Está casado aunque su esposa no sabe de sus visitas al chat. Le gusta porque aquí ha logrado concertar citas con parejas y mujeres. Para él lo virtual es un puente para concretar encuentros reales. La experiencia más excitante que refiere es haber realizado un trío en su propia casa mientras su mujer no se encontraba.

Otra persona me responde de manera irreverente e insultante, lo que al parecer es algo común, sobre todo con quienes tienen preferencias sexuales distintas. MachoVulgar6565 escribe: “¿Eres hombre, mujer o puto?” Lejos de engancharme le respondo amigablemente. Al parecer pasé la prueba porque responde en un tono más amigable. Lo que le atrae del chat es “la facilidad de la mujer de adoptar un papel”. Le gusta dominar y confiesa ser consciente de que su nick es de “mal gusto”, pero es un personaje que goza interpretar en este terreno y que al parecer es compatible con algunas mujeres en el chat.

Para él lo virtual es un puente para concretar encuentros reales. La experiencia más excitante que refiere es haber realizado un trío en su propia casa mientras su mujer no se encontraba.

A Minotauro9508 le encanta el cibersexo. Disfruta que lo miren desnudo. Al cuestionarle cuál es su percepción del chat responde:“Está lleno de tres tipos de personas: hombres que se hacen pasar por mujeres, hombres que buscan mujeres y cabrones con unas perversiones tremendas”. El chat le permite desinhibirse, manifestar todas sus fantasías y su morbo. Pregunto si considera que es un lugar donde se adoptan personajes o si en realidad uno sigue siendo el mismo: En mi caso diría que tengo dos personalidades diferentes. La mía en la vida normal. Y la del chat”, responde.

MaduroBiCDMX tiene sesenta años y está casado. Su mujer no sabe sobre su bisexualidad. Asiste regularmente al chat para buscar hombres y mujeres. Le atrae el anonimato, es su forma de salir del clóset con confianza sin poner en riesgo su relación. Su mayor experiencia fue cuando conoció a una pareja con la que realizó un trío bisexual. Asegura no temer que su mujer lo descubra pues es parte del halo de excitación que rodea su interés por la esa web. Le pregunto si alguna vez ha tenido alguna experiencia negativa: “Justo hace unos minutos una mujer me dijo que le daban asco los hombres que se empinaban para que les metieran la verga”. No lo toma de manera personal, es consciente de que ese tipo de mensajes llegan de vez en cuando, desafortunadamente también forma parte de esta república virtual.

Al fin una mujer responde, aunque de manera renuente: Casada2007. Tiene 39 años y es del Estado de México. Busca conversación erótica sobre todo con hombres jóvenes, los que, asegura, prefieren mujeres maduras porque suponen que tienen mucha experiencia en el sexo. Dice que la hacen sentir segura, deseada. Le pregunto un par de cosas más, pero no recibo respuesta. Cierro la ventana.

El último usuario con el que converso es EsclavoMorelia, de 31 años, ingeniero con maestría. Le gusta el bondage y el sadomasoquismo, y lleva diez años practicándolos. Le gusta que lo humillen y lo dominen. “Es una forma de vida”, asegura orgulloso. Le pregunto si puede compartirme alguna experiencia pero se niega porque dice haber recibido intentos de estafa. Su definición del chat es breve: “Todo el mundo con más caras. Una forma de vivir lo que realmente no tenemos”. A diferencia de otros usuarios conversa con mayor soltura y comenta cosas interesantes: “Aunque me veas como esclavo defiendo mucho el acoso… y la neta he visto un montón de güeyes que confunden eso con la sumisión. Muchos hombres buscan sumisas para ocultar el verdadero maltrato”. EsclavoMorelia toca un punto importante, aunque la mayoría de los usuarios parece interactuar mediante reglas no escritas que permiten la afinidad y el emparejamiento sin problemas, hay un vacío preocupante que no se regula: ¿Existe la posibilidad de que se dé la trata de personas a través de estas plataformas? ¿Habrá individuos que se dediquen a estafar o engañar? ¿Es factible que existan individuos de riesgo sobre todo ante usuarios con nicks y mensajes abiertamente transgresores que hacen referencia al abuso sexual (VioladorReal) o a la pedofilia (MeGustanLosNiños)? Este vacío en un mundo donde los límites de la fantasía son tan abstractos e intangibles puede ser peligroso.

Lo que queda claro es que los chats de sexo, lejos de perder vigencia, parecen afianzarse más que nunca como espacios libres de pudor en los que conforme la humanidad crea nuevas invenciones, las personas seguirán encontrando nuevas formas de erotizar la nueva tecnología. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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