Códice AQ

Abel Quezada, tan actual como siempre

Una exposición muestra el trabajo de Abel Quezada en sus distintas facetas: el caricaturista, el pintor, el cronista de la Ciudad de México. Además, una asociación conserva y promueve su obra.

Hace unos meses, durante la semana del escándalo relacionado con los chistes sobre los mexicanos que hicieron los conductores del programa británico Top Gear, en el muro de la página de Facebook de la Abel Quezada Asociación Civil se compartió un cartón llamado “Relaciones Públicas”, publicado originalmente en marzo de 1957 en Últimas Noticias. El cartón hace referencia a una nota de la época en la que se hablaba del interés de la reina Isabel II y su marido, Felipe de Edinburgo, en conocer individuos con oficios poco comunes. En su conocido estilo, Abel Quezada desacraliza la noticia y la aterriza para acercarla al público y exponer su punto de vista. Lo que hace es proponer que la pareja real venga a México, donde podría codearse con, por ejemplo, cuidadores de coches. “Yo conozco tlachiqueros, chicharroneros, paleros, aguadores y charamusqueros”, dice Quezada, “y nunca había presumido de mis relaciones”. La utilización de las redes sociales suena como una magnífica idea para acercar el trabajo del caricaturista-pintor al público joven que no tiene idea de quién es Abel Quezada. Los temas que comentaba y su manera de abordarlos siguen manteniendo, la mayoría, una actualidad abrumadora. Mientras que, naturalmente, muchos de sus cartones son una crónica de tiempos pasados, bastaría con republicar buena parte de ellos en un medio —ya sea impreso o digital— para volverlos a colocar en la discusión de los acontecimientos políticos y sociales. Abel Quezada volvería a estar presente en las charlas de café y los debates de sobremesa porque no ha perdido relevancia.

La anterior es una idea que se me ocurre y que los editores podrán o no tomar en cuenta, aunque el trabajo de Quezada se encuentra ya preservado y resguardado por la Abel Quezada Asociación Civil, que dirige Maco Sánchez Blanco, quien nos explica sus orígenes: “Establecida formalmente el 13 de marzo de 1996, a iniciativa de Yolanda Rueda de Quezada y de los tres hijos del artista (Abel, Josefina y Marta Yolanda), la Abel Quezada, Asociación Civil (AQAC) tiene como propósitos investigar, conservar y difundir el legado documental y artístico del creador multidisciplinario que fue Abel Quezada Calderón”. La idea de doña Yolanda, añade Josefina Quezada, ha servido para dotar de un marco legal al trabajo de su padre. La AQAC se encarga de mantener en movimiento ese trabajo, y la gran exposición que se ha podido apreciar desde diciembre del año pasado y hasta principios de junio de éste en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30) es parte de esa labor.

Esta muestra retrospectiva consta de más de 350 piezas, que conforman un amplio recorrido por las diferentes facetas de Abel Quezada como artista. Cartones originales, libretas de bocetos, apuntes, acuarelas, pinturas, fotografías, videos y, como la cereza del pastel, los dos murales comisionados por Pemex en 1988 con motivo de los cincuenta años de la expropiación petrolera y que nunca antes habían abandonado la Sala de Consejo de la Torre Ejecutiva de la paraestatal y que, por lo tanto, se habían mantenido ocultos al ojo del público general (y que, naturalmente, una vez clausurada la exposición, volverán a ocultarse de la mirada de la gente). A diferencia de sus otras pinturas —más bien escenas de la cultura popular mexicana—, este par de murales son coloridos paisajes naïve celebratorios en los que en buena medida se cuenta la historia de esos días de apogeo en que el PRI construyó, para bien o para mal, las bases del país tal y como lo conocemos. No hay duda de que, debido a su vinculación con el poder, Quezada sigue siendo un monero marginal.

Abel Quezada se presenta como un artista absolutamente original, lo cual ha sido patente desde que publicara sus cartones-cómics-ensayos en el diario Excélsior pero que sigue siendo el caso en nuestros días. No parece haber una tradición Abel Quezada y acaso solamente un caricaturista como Paco Calderón utilice la misma metodología que su paisano: el cartón que es en sí una columna en la que imagen y texto se complementan para comentar un acontecimiento noticioso. Calderón con sus increíbles dibujos estilizados y Quezada con sus increíbles dibujos simples y directos. Y ambos desmitifican lo mismo la historia que la política actual y la vida diaria de México. Ambos distantes de la grey moneril —en muchas ocasiones mucho más conservadora a pesar de ubicarse en la izquierda—, en esta exposición la distancia se amplía muchísimo más. En uno de los textos de muro se pueden leer las siguientes palabras de Quezada: “Mi oficio no tiene nombre. No puedo decir que soy ‘caricaturista’ porque no sé hacer caricaturas propiamente dichas. No puedo decir que soy ‘cartonista’ porque esta palabra —bastante fea— viene del inglés cartoon y —otra vez— no indica lo que hago. Yo hago textos ilustrados. La gente les llama ‘cartones’, pero para definir mi profesión a mí me gusta decir que soy dibujante”. Aquel que inventó lo mismo al Tapado que al Charro Matías (y su sombrero con leyendas), que colocó un exagerado anillo en la nariz de los ricos, contribuyendo con un arquetipo único e inigualable, sin los terribles lugares comunes de sus colegas, pues, sí, había que hablar de la miseria de las clases bajas y el enriquecimiento insultante de las altas, pero igualmente de la principal causa del estado deplorable del país: el mexicano mismo. Por eso es que para Quezada no hay un “Juan Pueblo” o, poniéndose al día, un “pueblo bueno”. Uno de los mejores cronistas del Milagro Mexicano pero igualmente una esponja de la idiosincrasia nacional. Quezada demostró que, más que mexicano, el mexicano es priista; de ahí que no podamos soltar aún nuestra manta tricolor de seguridad.

De su trabajo periodístico Josefina Quezada, hija del caricaturista, dice que “era casi religioso”. Quezada madrugaba y “se daba a la tarea de leer los periódicos y de ahí sacar sus ideas para el cartón del día siguiente, llegando así a publicar arriba de 14 mil cartones a lo largo de su carrera”. “Mi padre fue un ejemplo de trabajo así como de humildad y calidez humana, pero con la clave que lo hizo famoso: su gran sentido del humor. Como artista era muy relajado. Por lo general pintaba en su casa de Cuernavaca, aunque bastaba cualquier superficie en blanco para que el vacío se convirtiera en un personaje, un lugar o una circunstancia. Le gustaba pintar mientras sus amigos lo observaban. Decía poco de su obra y su grandeza consistía en nunca tomarse muy en serio. Sus cartones fueron recuperados de la rotativa de Excélsior gracias a su esposa Yolanda, quien pensó que debían guardarse como oro molido. Sus cuadros los prestaba por 99 años y sólo consideró venderlos hasta que un obstinado coleccionista italiano —y después íntimo amigo— le propuso comprar una tríada de cuadros, a lo que mi papá no pudo rehusarse”.

Esas pinturas —paisajes y escenas de la vida cotidiana y de la pulsión popular— forman parte del Códice AQ. En las alturas cuelga una reproducción inflable del famoso zeppelin de su pintura de 1980 “El M-22-77 no contesta”, y de ahí en adelante no hay más que gratas sorpresas: los muros blancos con ampliaciones de la fauna quezadiana, los dibujos montados en restiradores y las cajas con objetos que revelan muchísimo más que cualquier pieza montada sobre la pared: libretas, agendas. Sobre todo, dan fe de sus transiciones —de caricaturista a pintor—, de su cosmopolitismo, de su natural curiosidad por los seres humanos comunes y corrientes. Entrevistamos a Maco Sánchez sobre la labor de la Asociación Civil y sus planes a futuro.

La asociación civil

—¿Cómo surgen los proyectos de las exposiciones de Abel Quezada que hemos visto?

—Creemos firmemente que todavía hay miles de “Abeles Quezada” por descubrir y analizar,y que su discurso sigue más vigente y vivo que nunca, por lo que todas las energías y nuestros proyectos se enfocan en impulsar por cuenta propia, así como por iniciativa y con el apoyo de diferentes instituciones culturales, proyectos archivísticos, museográficos y editoriales que revisen la obra de Quezada, poniendo a disposición de los especialistas, interesados y público en general del siglo XXI, las obras originales y toda la información que se tiene de su obra, para que siempre sea materia y estímulo de nuevas aproximaciones y renovadas lecturas.

—¿Cuáles son los planes a futuro de la Asociación?

—Tenemos diversos proyectos en cartera a mediano y largo plazo, pero algunos de los que nos tendrán ocupados durante el 2011 son la publicación del catálogo de la muestra que hoy presentamos, la creación de la página web de Abel Quezada, con el apoyo de la Fundación Carlos Slim, y en breve nos embarcaremos en un proyecto de mejora del registro, control y conservación de la colección con el apoyo del Fonca.

”En noviembre de 2009 se inauguró la muestra Adorable y Enemiga. La ciudad de México en los trazos de Abel Quezada, muestra de cartones con la Ciudad de México como tema principal, en la Galería abierta de las Rejas de Chapultepec. Esa muestra está itinerando por las distintas sedes del Circuito de Galerías Abiertas de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal desde julio de 2010 y hasta finales de 2011. De forma paralela a esta muestra itinerante se publicará la selección de cien cartones que conforman la muestra en una libro homónimo de la exposición dentro del programa “Para leer de boleto en el metro”, impulsado por la dirección de Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura Gobierno del Distrito Federal.

—¿Cuál es la política en el tratamiento del acervo artístico de Abel Quezada?

—Desde la asociación custodiamos en su sede de Cuernavaca, Morelos, el acervo de obra de Abel Quezada, compuesto por obra periodística (cartones originales, cerca de 5,000 cartones originales, 5,000 recortes de prensa) y obra pictórica (un total de 400 piezas entre óleos y acuarelas), además de un sinfín de apuntes y bocetos, sus cuadernos de viaje y diario, textos, trabajos publicitarios, así como un extenso archivo integrado por textos, fotografías, documentos, recortes de prensa y objetos personales del artista.

”Desde 1999 contamos con un catálogo digital que inventaría y documenta todas las obras que integran nuestro acervo, además de otras que fueron localizadas en archivos públicos y colecciones privadas. Ésta base de datos consta de más de 11 mil registros, cada uno de ellos correspondiente a un original gráfico, una obra pictórica o un impreso publicado. Este catálogo de obra gráfica, pictórica y periodística de AQ, enriquecido constantemente con nuevos hallazgos e información más detallada, ha mostrado ya su utilidad, no sólo para control de obra, si no también como herramienta de investigación y difusión.

”Recientemente hemos recibido un apoyo del Fonca dentro del programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales que nos dará la oportunidad de completar el registro y la digitalización de todo el material del archivo, así como revisar y restaurar algunos materiales tanto de obra periodística como pictórica. ®

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Publicado en: Junio 2011, Literatura gráfica

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