Uno de los mejores modos de ligar a una mujer es ser chistoso. Se puede ser chistoso de diferentes maneras, ya sea siendo sarcástico, irónico o satírico (entre otras), pero el humor importa para atraer a las mujeres; esto no quiere decir que sólo los hombres somos chistosos…
Hay una película que combina dibujos animados y seres humanos reales que se llama ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, en la que aparecía la caricatura más sexi que jamás se ha dibujado: la de Jessica. Ante la pregunta expresa de Eddi Valant, el investigador y personaje principal de la película, de qué es lo que la había llevado a casarse con Roger ella le confesó que era porque la hacía reír.
Creámoslo o no, uno de los mejores modos de ligar a una mujer es ser chistoso. Se puede ser chistoso de diferentes maneras, ya sea siendo sarcástico, irónico o satírico (entre otras), pero el humor importa para atraer a las mujeres; esto no quiere decir que sólo los hombres somos chistosos, también lo son las mujeres, pero ellas no usan el humor para atraer a una pareja, sino para mantenerla.
Hazme reír
En 1996 Rober R. Provine, profesor de psicología de la Universidad de Maryland, analizó a 3,745 personas y encontró que las mujeres buscaron el doble de veces de lo que hacían ellas a una pareja que las hiciera reír; por su parte los hombres ofrecieron el humor algo así como un tercio de veces más que las mujeres.
Diez años después Eric R. Bressler y Sigal Balshine revelaron otra intrigante diferencia de género; ellos mostraron fotografías de hombres y mujeres, cada una con una pequeña nota autobiográfica que podía ser divertida o seria. Se encontraron con que las mujeres eligieron a los hombres divertidos como posibles parejas, pero los hombres no mostraron preferencia por las mujeres divertidas.
Algo muy parecido volvieron a encontrar en otra investigación en la que les preguntaban a las personas que escogieran entre pares de posibles parejas ya sea como cita de una noche, una breve relación con ella, una relación a largo plazo o bien sólo como amigos. En todas las opciones, menos como amigos, los hombres prefirieron a mujeres que se rieran de sus chistes comparadas con aquellas que decían muchas bromas. Las mujeres, por su parte, prefirieron a hombres que fueran divertidos.
¿Por qué para las mujeres un hombre divertido es sexi?
Desde el punto de vista evolutivo, el sexo que contribuye con más recursos al desarrollo de las crías es el que se da el lujo de escoger. En todos los mamíferos el sexo que elige es el femenino, así que los machos deben competir por la atención de las hembras; a esto se le conoce como selección sexual.
Así, conforme va pasando el tiempo, el humor del hombre va perdiendo importancia y lo va ganando el de la mujer; es bueno que el hombre sea divertido para atraer a la mujer, pero cuando están en una relación estable es la mujer quien reduce las tensiones interpersonales con su pareja al usar los chistes.
En la opinión de Scott Barry Kaufman, de la Universidad de Nueva York, cuando un hombre usa el humor de manera ingeniosa y original está mandando información de que es inteligente y creativo. En apoyo a esta idea están los estudios de Daniel Howrigan, de la Universidad de Colorado, quien les pidió a sus sujetos de estudio que escribieran y dibujaran cosas graciosas; encontró que aquellos que tenían puntajes de inteligencia más altos eran también quienes tendían a hacer cosas más graciosas [Howrigan, 2008].
Pero ser gracioso no basta; ese efecto seductor va a ser mayor o menor dependiendo del momento del ciclo menstrual en que ande la mujer. Los investigadores les pusieron a mujeres, en diferentes momentos de su ciclo, descripciones de hombres que eran creativos pero pobres o bien ricos pero no creativos y les pidieron que valoraran su deseabilidad en una relación a corto plazo. Durante su periodo más fértil las mujeres eligieron a los creativos sobre los ricos el doble de veces, pero siempre y cuando sólo fuera para una relación a corto plazo. Éste es el patrón que uno esperaría si la teoría de la selección sexual fuera cierta [Haselton y Miller, 2006].
¿Los hombres son más graciosos?
Todos estos datos nos podrían hacer pensar que los hombres son más graciosos y que las mujeres no lo son; pero en realidad no es así. En 2009 Kim Edwards les pidió a hombres y mujeres que pusieran títulos graciosos a caricaturas y encontró que ambos géneros eran igual de ingeniosos. De igual manera, ambos sexos son igual de buenos para apreciar qué es gracioso, así lo demostraron en 2005 psicólogos de la Universidad de Stanford, que mostraron treinta caricaturas a hombres y mujeres y ambos coincidieron en cuáles caricaturas eran más graciosas, por qué eran más chistosas y lo hicieron a la misma velocidad [Azim y cols., 2005].
Entonces, si no difieren en la producción y en la apreciación del humor, ¿por qué encontramos estas diferencias? Provine dice que la gente tiende a reír más cuando habla que cuando escucha porque eso facilita la conexión entre personas; esta idea la midió: cuando una mujer le hablaba a otra mujer reía 73% más que su interlocutor, pero cuando era un hombre hablando con una mujer éste produjo 126% más risas.
La risa de las mujeres puede ser una señal de interés que le manda a un hombre y por lo tanto se convierte en un mensaje de atracción entre las personas; en 1990 se realizó una investigación en la que midieron las risas entre hombres y mujeres y posteriormente se les preguntó qué tan atraídos se habían sentido entre ellos, y encontraron que entre más risas hubiera más atraídos se habían sentido [Grammer y Eibl-Eibesfeldt, 1990].
La risa a lo largo de la vida
Conforme las parejas pasan del cortejo a la relación estable y a largo plazo, parece ser que los papeles cambian: el hombre hace menos bromas y la mujer comienza a hacer más. De hecho, parece ser que un hombre demasiado chistoso no es bueno para el matrimonio; por ejemplo, si el esposo usa el humor para enfrentar eventos estresantes como la muerte de un familiar, ése es uno de los principales predictores de divorcio [Cohan y Bradbury, 1997], tal vez porque el uso de las bromas es una manera de evitar enfrentar los problemas.
Es más, en la medida en que el hombre no hace bromas y es la mujer quien las hace, en esa medida puede haber una gran satisfacción marital, así lo encontró un estudio que utilizó una escala de humor (Coping Humor Scale) tanto en hombres como en mujeres, y halló que las mujeres suelen bromear sobre sí mismas para bajar lo tenso de una situación [Lefcourt y Martin, 1986].
Así, conforme va pasando el tiempo, el humor del hombre va perdiendo importancia y lo va ganando el de la mujer; es bueno que el hombre sea divertido para atraer a la mujer, pero cuando están en una relación estable es la mujer quien reduce las tensiones interpersonales con su pareja al usar los chistes. Esto no deja de lado las diferencias individuales que todos sabemos que existen, hay quienes siempre son serios y quienes siempre son muy divertidos, pero en general no debemos olvidar que reír y ser divertidos es una forma de mandar un importante mensaje: estoy contigo. ®
Bibliografía
Robert R. Provine, “Laughter”, American Scientist, Vol. 84, No. 1 (enero-febrero 1996), pp. 38-45.
Eric R. Bressler y Sigal Balshine, “The influence of humor on desirability” (2006), Evolution & Human Behavior, 27, 29-39.
Bressler, E.R., Martin, R., Balshine, S., 2006, “Production and appreciation of humor as sexually selected traits”, Evolution & Human Behavior, 27, 121-130.
Howrigan DP & MacDonald KB (2008), “Humor as a mental fitness indicator”, Evolutionary Psychology, 6: 652-666.
Martie Haselton y Geoffrey Miller, “Women’s fertility across the cycle increases in short-term attractiveness of creative intelligence”, Human Nature, 2006, vol. 17, no. 1, pp. 50-73.
Azim E, Mobbs D, Jo B, Menon V, Reiss AL, “Sex differences in brain activation elicited by humor”, Proc Natl Acad Sci U S A, 2005; 102 (45): 16496-501.
Grammer, K., & Eibl-Eibesfeldt, I. (1990), “The ritualization of laughter”, en W. Koch (Ed.), Naturlichkeit der sprache und der kultur: Acta colloquii (pp. 192-214). Bochum: Brockmeyer.
Cohan, Catherine L.; Bradbury, Thomas N., “Negative life events, marital interaction, and the longitudinal course of newlywed marriage”, Journal of Personality and Social Psychology, Vol. 73(1), Jul 1997, 114-128.
Lefcourt, Herbert y Martin, Rod A., Humor and Life Stress, Nueva York: Springer-Verlag, 1986.