Cuba sufre dolores de parto

Entrevista a Leonardo Fernández Otaño, un joven que sueña con la democracia

El pasado 11 de julio los cubanos, sobre todo los jóvenes, le perdieron el miedo a la dictadura y salieron a exigir el derecho a tener derechos. Después de 62 años, algo empieza a cambiar en la isla.

Jóvenes cubanos voltean una patrulla de la policía y ondean la bandera cubana sobre ella. La Habana, 11 de julio de 2021.

Su voz vibra a 2,300 km de distancia, pero mi amigo Leo está cerca. Una frase suya flota en la habitación, entre mi persona y el micrófono: “No sabemos cuán largo va a ser, cuán doloroso será, pero algo nuevo está por venir”.

El micrófono me observa. El trajín de La Habana Vieja se quedó enredado entre las palabras de mi amigo: un perro, voces indistintas de mujeres, rugidos de motores. Éste es el micrófono con el que grabé lo que pudo haber sido la última conversación de Leonardo antes de su siguiente interrogatorio, de su despido, de la siguiente amenaza, la próxima golpiza, del exilio.

Pero Leo tiene esperanza.

“A mí no se me va a olvidar que el otro día caminaba de regreso a mi casa y un señor en una verdulería me grita: ‘¡Muchacho! ¡Muchacho! ¡Ven acá!’ Y yo voy un poco temeroso, ¿no? Porque sería tonto decir que no tengo miedo. El miedo es lo más humano, y el miedo es lo que también te hace crecer. Y yo dije: ‘¡Madre mía! Otra amenaza más, Otro interrogatorio más. ¿Qué irá a pasar?’ Y aquel hombre me dijo: ‘¡Qué grande lo que ustedes hicieron! ¡Cómo los admiro!’ Y yo creo que eso es lo que me da fuerzas para seguir, para permanecer. Repito: humanamente no sé hasta cuándo, porque es difícil”.

Mi amigo Leo fue uno de los miles de cubanos que el pasado 11 de julio gritaron “¡Patria y vida!” por las calles de La Habana, protagonizando la primera protesta masiva contra el gobierno que el país ha visto en las últimas tres décadas.  Leonardo, a sus 29 años, es licenciado en Historia con un máster en Estudios sobre América Latina y el Caribe, doctorante en Historia —todo lo anterior por la Universidad de La Habana—, profesor en el Centro de Estudios Fray Bartolomé de las Casas, hijo, amigo, vecino y ciudadano.

Leo Fernández: No voy a fingir que todo está bien cuando mueren mis compatriotas por falta de oxígeno y otros permanecen en la cárcel por disentir. Foto de Facebook.

Cualquiera que se dé una vuelta por su Facebook o Whatsapp notará que su foto de perfil no es como muchas otras: muestra a un hombre —que presumiblemente es él mismo— que sostiene el libro abierto de Louis A. Pérez Jr. Ser cubano. Identidad, nacionalidad y cultura, fumando tranquilamente. El personaje luce una venda en los ojos sobre la que se lee: NO AL DL 35 (Decreto Ley 35). Los comentarios sobre la fotografía en Facebook se columpian de un extremo a otro. Desde “la iniciativa está genial. Es una forma muy singular de expresar cómo te sientes”, hasta “te percibo confundido”. Éste es el tipo de tensión que respira cualquier cubano, esté o no a favor de su forma de gobierno.

“Ése es el dilema del joven cubano: que tiene que callar, que tiene que migrar, que tiene que ver cómo se queda solo (en el caso de los que nos hemos quedado), muchas veces es triste ver cómo tus amigos se van yendo, se van yendo, y te quedas con una soledad existencial que tratas también de compensar buscando nuevos amigos, buscando nuevos horizontes, y ese yo creo que es el dilema que vivimos los jóvenes cubanos hoy. Vivimos un dilema como que te cortan las alas. El autoritarismo, el poder dictatorial que gobierna este país hace más de 62 años, te puede torturar psicológicamente”.

Leo Fernández: No estoy dispuesto a que mis sueños, mis proyectos se queden en las gavetas de los burócratas o que la censura que un día me impidió educar siga cortando las alas a otros. Foto de Facebook.

Leo suele ser incómodo. En 2015 pronunció el discurso de bienvenida al papa Francisco en nombre de la juventud cubana: “Nos une la esperanza en un futuro de cambios profundos para Cuba, donde nuestro país sea un hogar que acoja a todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén”, dijo. “Los jóvenes cubanos tenemos derecho a soñar” (CNN: Las palabras de un joven cubano al papa Francisco, 20 de septiembre de 2015).

Leo suele ser incómodo. En 2015 pronunció el discurso de bienvenida al papa Francisco en nombre de la juventud cubana: “Nos une la esperanza en un futuro de cambios profundos para Cuba, donde nuestro país sea un hogar que acoja a todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén”.

Apenas se bajó del podio ya tenía amigos preguntándole si lo iban a encarcelar, si le iban a quitar su puesto en la universidad.

Seis años después recibe mi llamada en el camino de regreso tras ver a su amiga Carolina Barrero, historiadora del arte que lleva más de sesenta días en prisión domiciliaria después de posicionarse públicamente contra las arbitrariedades del gobierno cubano.

“Carolina ha vivido un proceso de desgaste psicológico que es terrible, en una soledad espantosa. Sólo tiene dos visitas a la semana, que somos los amigos que podemos ir por unas horas arriesgándonos a ser detenidos o a ser llamados a interrogatorio. Yo, por ejemplo, en el mes de julio, fui interrogado tres veces. Y no es nada grato, no es que a nosotros nos guste esa tensión. Es que no nos queda otra opción […] Nosotros estamos en prisión domiciliaria, pendientes a un juicio, y de pronto tú dices: ¿Cómo es esto posible? ¿Cuál fue mi delito? Mi delito fue pensar distinto, manifestarme”.

En Cuba el Partido Comunista está por encima de la Constitución, es un ente supraconstitucional. Cuando Leo preguntó por ella en la estación de policía le respondieron con un: “¿Qué? ¿La contrarrevolucionaria?” En Cuba “eres una etiqueta, no eres un ciudadano”, su voz se apagó un poco al otro lado de la línea.

“El joven cubano”, me contó, “vive sobreviviendo el día a día, vive con muchas limitaciones, vive con sueños cortados, con sueños frustrados”. Leo me habló de esa alegría que se abre paso desde lo hondo para hacer frente a una vida sin horizonte, enmarcada por un deseo constante de dejar el país. Porque “te gradúas, te la pasas estudiando, y luego los sueños no pueden ser plenos. Y esos sueños que también pasan por no tener la libertad para decir, para opinar”. El joven cubano que muchas veces “siente y no encuentra un espacio de realización. No encuentra un espacio de plenitud… o cuando lo encuentra en Cuba, viene el nuevo burócrata, un funcionario político ¡y te lo troncha!”

—¿Qué ha significado para ti vivir en Cuba, siendo, sobre todo, un joven cubano?

—Vivir en Cuba, en mi caso, ha sido una opción. He tenido la oportunidad de vivir fuera de Cuba, que no es la media común de los jóvenes cubanos, y si estoy hoy aquí es por una opción que en determinado momento hice de permanecer, de estar. Una opción que muchas veces nos preguntamos hasta cuándo va a ser humanamente posible […].

Joven arrestado en las protestas del 11J.

”Yo estudié historia y siempre recuerdo que las revoluciones las han hecho los jóvenes. Y el joven cubano no tiene los canales hoy. Sólo los canales impuestos por el gobierno; canales que implican tener más cargas incívicas, que no te dejan actuar, que no te dejan ser coherente […].

Yo creo que se ha caído ese velo que veía a esa izquierda latinoamericana romántica, trasnochada, que Cuba es la panacea de los derechos. Esto que muchos, por muchas décadas, muchos han denunciado. Ese velo ha caído.

”En estos días muchos hemos sentido los golpes… Yo creo que se ha caído ese velo que veía a esa izquierda latinoamericana romántica, trasnochada, que Cuba es la panacea de los derechos. Esto que muchos, por muchas décadas, muchos han denunciado. Ese velo ha caído. Y ha visto cómo una izquierda colonialista, como una izquierda autoritaria… cómo lo que gobierna en Cuba más allá de una izquierda es una dictadura, porque las dictaduras no son ni de izquierdas ni de derechas, son dictaduras. Y el gobierno es una dictadura que ha sacado a relucir ese rostro. Ese rostro que se manifiesta en la tortura psicológica […].

”La represalia contra nosotros va desde cortarnos el internet, desde llevarnos a interrogatorios, hasta forzarnos a abandonar nuestros trabajos, nuestros proyectos. Y ésa es la circunstancia en la que vivimos hoy en Cuba, hoy en medio de una crisis multicausal que no sólo es, como muchos dicen por ahí, generada por el embargo de Estados Unidos. Existe, afecta, pero el principal embargo que tiene Cuba es el bloqueo interno. Bloquea la capacidad de sus jóvenes de soñar, de construir, de aportar, de dar lo mejor de nosotros.

Leonardo Fernández en la manifestación del 11 de julio frente a las oficinas del Instituto Cubano de Radio y Televisión, La Habana.

”Es terrible cuando ves que tus amigos se van y que les va bien. Y tú dices: “Coño, cuánto pudiera haber hecho en Cuba si hubiera tenido las condiciones, si su voz hubiera sido escuchada”. Porque somos eso, Dani: somos una generación de desoídos. Y nos hemos cansado. Y lo decimos. Lo dijimos el 27 de noviembre: “Queremos ser escuchados”. Lo decíamos Leonardo Fernández en la manifestación del 11 de julio del 2021 frente al entonces Instituto Cubano de Radio y Televisión, en La Habana, Cubafrente al 11 de julio.

—¿Existe un diálogo entre quienes están a favor y en contra del gobierno cubano?

—Primero está la realidad de la familia, donde nuestros padres, nuestros abuelos, ven que se desmorona ese proyecto al que muchos apostaron, y ven que los que están siendo reprimidos, que los que están siendo golpeados, los que están siendo encarcelados son sus hijos. Y ellos que crecieron en ese Estado de miedo, tienen mucho miedo. Pero luego están los jóvenes, que han dicho: “¡Basta! No queremos más silencios cómplices, queremos ser dueños de nuestro futuro”.

Nuestros padres, nuestros abuelos, ven que se desmorona ese proyecto al que muchos apostaron, y ven que los que están siendo reprimidos, que los que están siendo golpeados, los que están siendo encarcelados son sus hijos.

”Y hay distintos niveles de diálogo. Yo creo que hay un diálogo en la sociedad en el que mucha gente defiende todavía los postulados del gobierno, pero donde el 11 de julio a muchos se les cayó el velo que tenían en los ojos, y que han visto con sus propios ojos la realidad de la represión.

”En esto las redes sociales han contribuido. En los medios tradicionales de Cuba se difama. Se ha difamado a artistas, a intelectuales, a todo el que piense distinto. Y ahí es donde tú ves que el gobierno no quiere dialogar. Porque, como te decía, si es sólo el gobierno dando su visión, si es el gobierno sólo actuando a decretazos, es un soliloquio. No es diálogo.

”En estos días… ayer pasó, ha sido muy bonito. El presidente de la república invitó a los masones a dialogar, a tener un supuesto encuentro de diálogo, pero invitó a la parte de la comunidad masónica que no es crítica con el gobierno, que ha mantenido una posición de silencio. En ese momento esa parte se llenó de valor y dijo que no, que son todos o no va ninguno. Y cancelaron públicamente el encuentro con el presidente. Eso en sesenta años de comunismo en Cuba no se había visto […].

Manifestantes son arrojados a un camión de la basura, donde fueron golpeados por policías, 11 de julio, La Habana. Archivo personal de Leonardo Fernández.

”También es un diálogo entre amigos. Hay gente que defiende los postulados gubernamentales y gente muy coherente, gente muy valiosa. Pero también hay gente que está siendo obligada a postear en sus redes consignas a favor del gobierno, porque eso o lo posteas o te quedas sin trabajo. Vamos a hablar de dálogo cuando el que es socialista pueda decir que es socialista cuando el que es de derecha pueda decir que es de derecha, cuando el de centroizquierda pueda decir que es de centroizquierda, o cuando el que tiene otra proyección ante la vida lo pueda expresar. Eso es diálogo. Lo demás son soliloquios […].

”Lo que ocurrió el 11 de julio en Cuba está demostrando una sociedad que está cambiando a pasos agigantados: la ciudadanía fue a la calle a exigir el derecho a tener derechos. La gente no gritaba “tengo hambre”, no. La gente gritaba “¡Libertad!” la gente gritaba “¡Patria y vida!”

—¿Cómo viviste tú los interrogatorios y cómo has visto que las personas cercanas a ti han vivido la represión del gobierno?

—Humanamente es terrible, inclusive a veces duele más que los golpes, porque estamos hablando de una represión psicológica que es una guerra de desgaste. Yo, por ejemplo, el mes de julio tuve tres interrogatorios en un solo mes. Es un proceso que venimos viendo desde hace mucho tiempo. En mi caso yo creo que tampoco soy de los peores. Hay gente que la ha pasado muy mal, como el caso de Carolina.

”Primero hay amenazas de todo tipo: expulsarte de las instituciones docentes, como ha pasado ya. Hay muchos casos de expulsiones de docentes universitarios. En mi caso, me han amenazado con expulsarme del doctorado, me han amenazado con que puedo perder mi trabajo, me han dicho que mi actuar no es acorde con el contenido y con la premisa del Estado socialista para el cual yo trabajo, cuando a mí se me debe evaluar por mi calidad investigativa, que es la que está ahí. Y hemos vivido eso: proceso de expulsión de personas por pensar distinto. De sus trabajos, procesos de expulsión a estudiantes universitarios por pensar distinto.

”Pero también en los últimos días ha sido muy doloroso porque ha habido profesores que los han expulsado de colegios donde trabajan, personas que han perdido su trabajo por participar en las manifestaciones, familias atemorizadas, que para que no pongan contenido en las redes, que van a ser devueltos sus hijos, y está la situación de las personas que han sido maltratadas físicamente desde el 11 de julio. Personas que se han pasado siete días y han sido detenidos al séptimo día cuando no tienen culpa, personas que han sido torturadas. Está la situación de la cárcel de Ivanoff, en el Cotorro, un municipio de La Habana, donde se dio el golpe, se maltrató menores de edad. En mi celda había un menor de edad.

El propio presidente el 11 de julio llamó a la violencia, llamó a la guerra civil. Llamó a los comunistas, a los revolucionarios a golpear a esa ciudadanía que había salido a la calle.

”A mí no se me va a olvidar que a nosotros, a los artistas e intelectuales que está uno frente al Ministerio, al Instituto Cubano de Radio y Televisión, se nos tiró encima de un camión. Se nos tiró a golpes. A mí me llevaron a una celda de castigo por defender a un menor de edad […].

”El propio presidente el 11 de julio llamó a la violencia, llamó a la guerra civil. Llamó a los comunistas, a los revolucionarios a golpear a esa ciudadanía que había salido a la calle. Y eso es muy fuerte, porque estamos hablando de que cargamos con un estigma, con el estigma de pensar distinto, con el estigma de atrevernos a ser incómodos, a denunciar, a decir que las cosas no pueden ser autoritarias, que las leyes no pueden ser autoritarias, que tiene que haber disensos que lleven a consensos. En el parlamento cubano las leyes se aprueban por unanimidad, porque no hay una cuota de disenso, porque no hay una opinión distinta a todo lo que diga el gobierno.

Joven detenido por la policía el 11 de julio, en La Habana.

”Entonces cargamos con esa cruz, con la cruz de ser críticos, de ser disidentes, de ser de los que no se callan la boca, y es muy fuerte, porque te obliga a renunciar. Pongo el ejemplo de varios profesores: del profesor Reneé Fidel de la Universidad de Oriente que fue expulsado, del profesor Julio Antonio Fernández Estrada, que fue expulsado de la educación superior cubana, y así una larga lista de discriminación académica que hemos vivido en los últimos tiempos.

—En cuanto a la gente que está detenida o desaparecida, o en prisión domiciliaria, ¿cómo viven sus familias todo este proceso?

—Ha habido de todo. Primero, las familias tienen mucho temor porque el autoritarismo te genera ese temor que se te mete en la sangre, y hay familias que no han dicho nada en las redes, pero hay otras familias que ya están diciendo, que están denunciando […].

”Te convierten en un no–ciudadano, estás en un no–lugar, donde no–puedes–exigir. Donde sabes que si lo haces público puede haber represalias, donde sabes que tu perfil en Facebook es monitoreado por la seguridad del Estado, donde sabes que te cortan el servicio de telefonía de modo impune y no tienes a dónde ir a quejarte, porque vas a Etecsa y te dicen que no, que funciona bien el teléfono, cuando no funciona.

Son las madres las que están sufriendo por sus hijos detenidos, son las abuelas las que no saben cuándo va a terminar esta pesadilla. Estamos hablando de que a la altura de hoy hay más de 600 personas detenidas, hay más de quince menores de edad que permanecen en cárcel.

”Y así vas viendo episodios. Y además es una falta de amparo, a donde quiera que vayas, sabes que todo es un nivel de impunidad espantoso. […] Son las madres las que están sufriendo por sus hijos detenidos, son las abuelas las que no saben cuándo va a terminar esta pesadilla. Estamos hablando de que a la altura de hoy hay más de 600 personas detenidas, hay más de quince menores de edad que permanecen en cárcel. No sé las cifras exactas, ahí está Cubalex.

”Hay amenazas sobre la familia, hay amenazas laborales sobre los que nos expresamos. Hay una serie de advertencias que si sabemos que seguimos cruzando la línea roja, lo vamos a pagar caro. ¿Qué puede ser el pago caro? Pues que nos pongan una patrulla como a Carolina, que nos echen de nuestros trabajos. Es una represión que tiene distintas ramas, distintas vías, y que cada día es distinta. Con cada ciudadano hay un tratamiento distinto y hay un modo para atacar, para demeritar […]. Entonces la represión en Cuba es dirigida, es estudiada y analizada, lo cual es más terrible aún.

—Hablabas sobre el Decreto Ley 35 cuando mencionabas la represión. ¿Qué va a pasar cuando entre en vigor?

—Tienen mucho miedo a las redes, porque las redes se han convertido en el mayor espacio de libertad en Cuba, donde hay de todo: hay desde sitios noticiosos muy serios, pero también hay sitios que desarrollan fake news desde el gobierno, hasta la oposición.

Protesta de cubanos en Miami. El cartel reza: «@blklivesmatter No hables por mí. No estamos protestando contra el embargo. Estamos protestando contra 62 años de opresión».

”Pero las redes son un espacio de libertad al cual se le tiene mucho miedo. De hecho, lo primero que hizo el gobierno el día 11 de julio fue cortar la internet. Si la internet hubiera seguido, no sabemos el alcance aún mayor que hubieran tenido las manifestaciones. De hecho, siguieron el día 12 y no tuvieron un mayor alcance por la ausencia de internet. Porque además se le corta el internet a un país entero, no estamos hablando de ciudadanos, sino al país entero sin justificación alguna […].

”Ese decreto viene a atemorizar a muchos. Ese decreto viene a silenciar a toda una comunidad artística e intelectual que se ha planteado expresarse mediante el acto independiente, mediante el periodismo independiente, mediante espacios educativos alternativos que van surgiendo cada día más, con mayor intensidad, y que pretende silenciar toda voz disidente, toda voz que no entre en el canon de lo propuesto por la oficialidad.

”Pero, como te decía, el 11 de julio, incluso más allá del 27 de noviembre, la gente perdió el miedo. La gente ya no tiene ese miedo, la gente se expresa y lo hemos visto en las redes. El rechazo a ese decreto ha sido unánime.

—¿Crees que con todas estas medidas de represión el gobierno cubano ha logrado desarticular la oposición?

—Mira, esto empezó y esto nadie lo detiene. Mañana puede que yo no esté, puede que no esté el otro, pero es un proceso irreversible, y te lo demuestra que el conjunto de los manifestantes eran chicos de entre los quince y los veinticinco años, la gran mayoría. Es un proceso irreversible que puede que dure años, puede que dure meses, no sabemos. Va a ser un proceso largo, va a ser un proceso tormentoso, pero la gente del 11 de julio perdió el miedo. La gente se está expresando, la gente está denunciando, y la gente se va a ir articulando, la ciudadanía se va a ir articulando y yo creo que va a ir perdiendo cada vez más el miedo.

Esto empezó y esto nadie lo detiene. Mañana puede que yo no esté, puede que no esté el otro, pero es un proceso irreversible, y te lo demuestra que el conjunto de los manifestantes eran chicos de entre los quince y los veinticinco años, la gran mayoría.

”Los distintos actores de la sociedad civil desde la disidencia, el campo intelectual, las organizaciones fraternales (como puede ser la Iglesia, como puede ser la masonería), han tenido pronunciamientos muy fuertes, muy críticos, que hace años que no se tenían. Entonces eso va a llevar a un proceso de camino hacia la democracia.

—¿Cuáles son las consignas más urgentes?

—Hay una frase que yo creo que lo cierra todo: el derecho a tener derechos. El derecho a manifestarse pacíficamente, el derecho a un mayor desarrollo de la economía, a una mayor apertura de la economía. A tener una vida digna, a que se acaben los desabastecimientos, a tener libertad democrática, a poder tener elección directa del presidente, que haya pluripartidismo, que haya diversidad de opciones, que se respete el derecho de la minoría LGBTI, de los grupos religiosos, que se respete el derecho a tener la educación que uno escoja para sus hijos. En el caso de la comunidad artística e intelectual, a poder hacer una vida sin ser objeto de censura, sin ser objeto de cierre de proyectos culturales, como hemos vivido.

El derecho a manifestarse pacíficamente, el derecho a un mayor desarrollo de la economía, a una mayor apertura de la economía. A tener una vida digna, a que se acaben los desabastecimientos, a tener libertad democrática, a poder tener elección directa del presidente, que haya pluripartidismo, que haya diversidad de opciones…

”El Estado no lo puede controlar todo. Yo defiendo un proyecto de proteccionismo económico, no me gusta para nada el liberalismo, el neoliberalismo, pero creo que debemos abrir la economía, debemos tener objeto de participación, que podemos tener mayor cabida en el disenso, en la construcción de la nación.

”Que en el Parlamento cubano una ley no siga siendo aprobada por unanimidad, que nuestro voto cuente, que nuestro criterio cuente, que nuestro aporte sea necesario y que no sea un burócrata quien te siga silenciando tu proyecto de vida, tu proyecto de desarrollo, tu proyecto académico.

—¿Qué te hace amar Cuba?

—Yo amo mi tierra por mi gente. Por la alegría del cubano que por encima de cualquier obstáculo nos posibilita seguir ahí.

”Yo amo mi cultura, yo amo lo que ha sido la historia de este país. Un país que hizo una revolución. Un país que se reinventó a sí mismo en varias circunstancias y que yo creo que se va a reinventar a sí mismo. Un pueblo que ha vivido una dictadura, un pueblo que ha visto partir a sus hijos.

”Yo creo que las alegrías son muchas: son escuchar, son acompañar a los otros. Son alegrías que a veces uno no valora. Las alegrías son también que cuando estás desaparecido, cuando estás en una cárcel, tus amigos se van frente a una estación y hace presión para que te liberen. O que tus amigos que están afuera no duermen esa noche haciendo presión en las redes sociales. O que tus vecinos te tienen preparada la comida cuando llegas.

”Aunque la gente tenga miedo, aunque las familias se vean obligadas inclusive a renegar… un hermano se vea obligado a renegar de su hermana, la gente está ahí. Y la gente sabe que estás haciendo lo mejor por un futuro distinto.

”La represión está ahí, la represión sigue siendo lacerante, la represión sigue siendo creativa, no vamos a pensar que es una represión burda, como lo vivieron las dictaduras de América Latina, sino una represión muy trabajada, muy al estilo de Europa del Este, del Stasi y de la KGB, y que te desangra y que te desgasta. Entonces yo creo que es también acompañar esos procesos hasta donde uno puede, hasta donde uno siente.

”Lo que me anima a permanecer y que también me dice “somos cubanos los que estamos viviendo esto” es que somos una nación que, a pesar de los pesares, no hemos perdido la capacidad de ser solidarios. Somos una nación que crea, que crea desde un carrito para vender frutas, que a pesar de las carencias que tenemos el cubano tiene una imaginación muy poderosa […].

”Ver cómo los cubanos estén donde estén se han reunido por encima de cualquier signo político, la mayor muestra de solidaridad, para recoger cosas y mandar a su gente. Y eso es este pueblo. Éste es un pueblo sufrido, pero un pueblo que camina. Un pueblo que ha perdido la sonrisa pero recupera la esperanza cada día. Es un pueblo que se reinventa constantemente.

”El reto de los cubanos, el reto de los niños que están creciendo, que se están educando, es seguir creyendo en la esperanza. Una esperanza que es fecunda, una esperanza que no vemos muchas veces, pero tenemos que creer en la reconciliación, en la esperanza y que la diversidad en la nación es lo que nos va a sacar. El fin del autoritarismo yo no sé si será en diez años, si será en veinte, pero está en camino. Los cubanos han dicho ¡basta! Los cubanos quieren democracia […].

Antes de colgar Leo me contó que en unos días se celebra en Cuba a la Virgen del Cobre. Él cree que es una oportunidad excelente para una amnistía a todos los presos y para un seguimiento de las causas. “Hay niños en las cárceles”, me sorprendió cómo una frase tan corta puede ser tan tremenda, “Hay jóvenes que son excelentes muchachos, hay padres de familia en las cárceles. Y ese dolor no se le hizo a Leo, no se le infringió a cualquier ciudadano; ese golpe se le dio al alma de la nación. Y es la nación la que está herida, pero también es la nación la que está con dolores de parto. No sabemos cuán largo va a ser, cuán doloroso será, pero algo nuevo está por venir”.

Algo nuevo está por venir. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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