De festivales, crítica y cine digital, I

Escenario I: “Cambiamos de nombre, conservamos el espíritu”

A finales de julio se realizó el Festival Internacional de Cine Expresión en Corto, ahora llamado Guanajuato International Film Festival. Más allá del cosmético verbal, contrario a lo que dicen sus organizadores, el evento fílmico cambió también de espíritu. Ésta es la primera parte de tres sobre festivales, crítica y cine digital en México, justo en la frontera de julio y agosto de 2011.

Puedo asegurar, sin haber asistido a la edición 2011 y después de seis años consecutivos de cubrirlo para distintos medios de comunicación, que el cambio de nombre del Festival Internacional de Cine Expresión en Corto a Guanajuato International Film Festival (sí, en inglés, porque en español significa Festival Internacional de Cine en Guadalajara, es decir, FICG) radica más en la pueril necesidad del reconocimiento de aparador global que de pretender una evolución del evento fílmico de manera local, el cual se realiza cada verano en el estado de Guanajuato. Su vocación orientada a la exhibición de lo más destacado del cortometraje en México y el mundo anualmente, durante más de una década, es visto con desprecio por sus organizadores al día de hoy, como si fuese un formato menor, pero además apuntan en la dirección incorrecta apostándole a lo que festivales de cine, como el de Guadalajara o Morelia, realizan desde hace años con la exhibición de largometrajes en sus distintas vertientes.

El lector se preguntará cómo es posible lanzar tal aseveración, si el que escribe no vivió de cerca el GIFF 2011, en Guanajuato capital y San Miguel de Allende, pero precisamente, es éste uno de los tantos elementos que develan ese tufillo de soberbia en su gente. En concreto Jorge Rendón Riba, coordinador de Prensa y Relaciones Públicas del mentado festival que se encargó del boicoteo de mi asistencia al evento con argumentos de franca y absurda burocracia y otros peores como “No realizaste nota previa, no cuentas con apoyos”, como si éste fuese departamento de promoción y el que escribe su achichincle. El nuestro es de la cultura, crítica y periodismo digital.

Así, como no conté con los apoyos que todo representante de un medio de comunicación recibe para realizar su cobertura y si bien puede ser criticable que los periodistas reciban viáticos y alojamiento, porque se puede entender que existe un compromiso no dicho de hablar a su favor, porque si no eres vetado del evento el próximo año, lo cierto es que no sólo en este festival, sino en otros más como los de Guadalajara o Morelia se lleva a cabo esa práctica, porque de otra forma sería muy complicado asistir. Dime cuánto promocionas mi cartera de clientes y te diré si mereces ser invitado o no. Jorge Rendón da muestra no del desprecio, sino de la ignorancia que hay sobre la labor que se realiza en medios digitales como Replicante. No sabe que el periodismo es una labor de largo plazo y no de notitas cumplidoras. No sabe tal vez que cambiar de cortometraje a largometraje no quiere decir que se ha evolucionado y que por cambiar de siglas de español a inglés se haya subido al peldaño de los inalcanzables. No es así.

Puedo asegurar, sin haber asistido a la edición 2011 y después de seis años consecutivos de cubrirlo para distintos medios de comunicación, que el cambio de nombre del Festival Internacional de Cine Expresión en Corto a Guanajuato International Film Festival radica más en la pueril necesidad del reconocimiento de aparador global que de pretender una evolución del evento fílmico de manera local.

Durante aquellos días encuentro dos notas en el periódico El Financiero, de la Ciudad de México, referentes al festival. La primera es firmada por el periodista José David Cano, quien dice con entusiasmo divertido: “El Festival Internacional de Cine de Guanajuato comenzó colosalmente su segunda etapa el miércoles pasado, ahora en esta ciudad capital. Y decimos colosalmente pues, en ésta su décimacuarta edición, la gente del festival ha decidido cambiar de forma y fondo: no sólo dejó atrás su nombre (que era Festival Expresión en Corto), sino decidió suplir su formato: como lo mencionó la propia fundadora y directora de este festival, Sarah Hoch: ‘Cambiamos de nombre, conservamos el espíritu’. Así, han reducido un poco su esencia: el cortometraje, y se han dejado seducir por el largometraje creando una programación oficial variada y rica —tanto temática como estéticamente—” (El Financiero, Sección Cultural, 29 de julio de 2011). La segunda nota es de Sergio Raúl López, periodista cultural y subdirector editorial de uno de los proyectos más sólidos sobre difusión de la cultura cinematográfica en México, Cine Toma, Revista Mexicana de Cine, quien expresa con cierta nostalgia: “Ocurre que con el cambio de nombre, de Expresión en Corto a Festival Internacional de Cine Guanajuato, y de siglas (ahora es GIFF, un acróstico en inglés), sí que se revelan los anhelos subconscientes de sus organizadores por volverse conocidos en el mundo, por atraer largometrajes a su competencia y, claro, dejar de especializarse en cortometraje. De buscar la madurez, pues. Y en el camino, claro, se extrañan sus antiguas características: sentido de pertenencia, sencillez, organización y una selección imposible de ver en otras pantallas del país. Su grandeza se hallaba en lo discreto, en lo invisible, en lo local, pero ahora parecieran, sus organizadores, desinteresados por el público guanajuatense, por nutrirlos de cine, buscando figurar en Cannes, en el Oscar, en larguísimas ceremonias atestadas de discursos oficialistas y numerosos funcionarios” (El Financiero, Sección Cultural, 8 de agosto de 2011).

En esos días de finales de julio le pregunto a un crítico de cine, uno de los más destacados en México, ya lo decíamos en este mismo espacio, durante una de las funciones para prensa de la Décima Semana de Cine Alemán en la Cineteca Nacional, si asistiría al festival. Me respondió puntualmente: “No invitan”. Otro crítico cine, que sí fue solicitado, posterior al evento en Guanajuato, me comenta que muchos de los cortometrajes exhibidos, ya los había visto antes, lo cual le parecía una muestra de que “se descuidó la sección”. Recopilo opiniones de otros compañeros que sí fueron a Guanajuato y muestran cierta decepción.

Pero regreso al principio, cómo es posible que éste que escribe pueda asegurar algo a lo cual no vio de cerca. Es la primera vez, desde hace seis años —como ya lo mencioné— que no voy al festival y quedaba claro que su desorganización cada vez iba peor, lo mencioné al final del texto publicado el año pasado: “Expresión en Corto, que cambia en su próxima edición a Festival Internacional de Cine de Guanajuato, tiene como invitado de honor a Corea, por lo que en su décimo cuarta edición, a realizarse en julio de 2011, tendrá que ser una oportunidad única, bien organizada, para entablar un diálogo intenso con una cultura tan diferente a la mexicana” (México Actúa, 9 de agosto de 2010).

El cambio de nombre del festival es resultado del cambio de espíritu y todo esto da muestras de una transformación a la cual no se está listo aún y que sus organizadores, por pensar en dinero —que no está mal pero no es lo único— debieran apuntar en otra dirección. Las nuevas tendencias en el cine —lo digital, por ejemplo—, el espacio probablemente más cercano a lo que en México y en otros países ha sido por mucho tiempo permeado por el cortometraje, la válvula de escape para nuevos realizadores, con los nuevos soportes audiovisuales permiten que con poco se haga mucho. El cortometraje, pienso, es más digno que antes, ya no tiene que ver con presupuesto económico necesariamente, sino con la propia respiración de la historia que su realizador necesita para contarla. Cambiar de nombre sí es cambiar de espíritu. Las señales fueron dadas por el artista audiovisual Peter Greenaway en 2009, en ese mismo espacio, en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas con seis pantallas y una tabla interactiva: “El cine ha muerto ¡Qué viva el cine!” No resultó lo mismo con Expresión en Corto. ®

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Publicado en: Agosto 2011, Cine

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  1. Iván Warren

    Muy acertado el texto. Yo también he asistido al festival desde hace seis años y esta edición sólo fui un día, pues como que no me convenció el programa y no estaba de humor de compartir espacio con los hipsters que suelen ir. Este forzado cambio a lo «internachional» ya se veía venir, basta con ver las poses de Sarah Hoch ante las cámaras.

  2. José Rodríguez López

    Lo peor que le puede pasar a un Festival de Cine es carecer de identidad y Guanajuato ya la tenía. Ahora quiere ser como Guadalajara o Morelia o mejor: como Cannes, lástima por el cortometraje.

  3. José Antonio Monterrosas Figueiras

    José Luis, respecto a tu duda puedo responderte que el cortometraje, el mediometraje y el largometraje son formatos distintos, de manera técnica, sin embargo creo que los tres tienen su propia respiración, por lo tanto ninguno es menor, sí creo que muchas veces por presupuesto se puede definir su formato, no debiera ser así. Es un tema amplio y con muchas aristas y los podemos ir reflexionando aquí. Recomendaría que también pudieras leer la crítica cinematográfica de Luis Tovar en su espacio Cinexcusas, del Suplemento de La Jornada Semanal, del domingo, 7 de agosto. Sus señalamientos en cuanto al mismo tema creo que son importantes. Esta es la liga:http://www.jornada.unam.mx/2011/08/07/sem-tovar.html

    Saludos y gracias por tu comentario

  4. jose luis monterrosas hernandez

    Es increible que en hombres «cultos» se den estas cosas, ojalá que las críticas y el tiempo devuelvan a sus origenes a este festival de cortometrajes, yo no se la diferencia contra los largometrajes, pero por lo que han expresado los expertos y Toño mismo, esto es un retroceso, ¿Que lástima!

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