Déjalo que fluya

© Loomis Dean


“No te aburras
mira que esto es cortico.”
me advirtió cuando nos escondimos
detrás de un árbol.
Hoy es lunes
y a los cinco minutos:
¡20 años más tarde!
“Llévalo con calma, déjalo que fluya…”,
dijo el malandro.
Nos habíamos quedamos atrapados
durante media hora
en una balacera.
Tenía un perdigón en el muslo,
“déjalo que fluya” respondió
cuando le pregunté sí le dolía mucho.
“Déjalo que fluya”
(Se refería al malestar y a los acontecimientos)
Después se lo llevaron en una moto DR 125.
Iba sudando la camiseta ovejita.
Y hasta se despidió: “Cuídate chamita”.
Le dije: “Y tú pórtate bien”.
Me respondió:
“¡Yo no!
Nadie se ha portado bien conmigo… ja ja ja”.
Yo ya le había visto la nueve milímetros
metida en la raya del culo
y aunque sentí pánico lo dejé fluir,
junto con los gases lacrimógenos,
lloré un poquito.
Fue un lunes de 1991,
en Plaza Venezuela.
Carlos Andrés era presidente.
Es sombrío que sea el miedo
lo que nos haga tomar conciencia
del tiempo…
y de la memoria histórica. ®

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Publicado en: Octubre 2011, Poesía

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