Del tag a la neopsicodelia orgánica

La obra plástica de Sadek Reynolds

El lenguaje que utiliza Sadek alude a los códigos del arte urbano, del graffiti, y como expresión artística de la posmodernidad, es una corriente marginada que necesita tender puentes con otras tradiciones artísticas.

Sadek Reynolds (Mazatlán, 1985) es un artista plástico que llega a Guadalajara a los doce años y a partir de los dieciséis empieza a rayar tags, firmas, en la calle con su nombre de guerra, Sadek, con el que rinde homenaje al arte total y extremo practicado por el marqués de Sade.

Se inicia en la pintura mural de la mano de sus compañeros artistas de generación, participando del ambiente colaborativo propio de los crews callejeros, actividad que le permite tomar los muros de la ciudad como un gran laboratorio gráfico en el que va dejando trazos de un estilo personal. Esta inquietud por trabajar en la calle, a veces de manera legal y a veces no tanto, acabó un par de veces con los huesos de Sadek en la correccional de menores y obligado posteriormente a realizar trabajos sociales.

En el 2005 empieza a trabajar un proyecto de arte urbano poco convencional, Cardumen, en el que produce obra original sobre papel, la pintura de unas pirañas, hecha a propósito para llevar a cabo instalaciones en la calle. La acción, el proyecto está en activo, consiste en pegar varias pinturas recortadas de pirañas sobre un muro o pared generalmente en dirección opuesta al tráfico o al sentido en que caminan los peatones.

La metáfora de esta instalación pictórica rivaliza en significación con otro tipo de señalizaciones urbanas, añadiendo un componente estético y de ironía en la cotidianidad del espectador involuntario, aludiendo a su desplazamiento como el de un banco de peces en el que el individuo se mueve obedeciendo una orden superior que le rebasa pero que acata de manera sincrónica.

Durante los dos años que duró el periodo de máxima actividad, alrededor del año 2010, Cardumen generó un impacto visual y una presencia constante para muchos habitantes de la ciudad de Guadalajara, ya que Sadek escogió para estas instalaciones pictóricas locaciones de gran visibilidad y afluencia.

A finales del 2007 conoce al carismático artista tapatío ya fallecido Kraeppellin, quien, como a muchos otros, causó un gran impacto en el joven artista por sus ideas y modo de vida. Sadek frecuenta el estudio de Kraeppellin durante unos meses y es invitado a consultar libros y a trabajar en el taller. Allí conoce al también entonces joven pintor Roberto Morleghem, con quien, junto a otros artistas, fundan el colectivo The Kinder Clubbuzz Band, con el que organizan varias exposiciones.

A partir de ese momento el dibujo y la pintura se convierten en el objetivo prioritario de Sadek, lo cual, aunado a sus estudios de enfermería, hacen que transitoriamente el artista se aleje de la calle y se centre en desarrollar un lenguaje y un corpus de obra sólido, que lo lleva a una producción metódica de estudio y de obra gráfica en serigrafía.

La propuesta estética de este trabajo tiene como base las construcciones visuales llevadas a cabo en proyectos muralísticos para devenir una pintura orgánica, muy colorida y contrastada propia del lenguaje del graffiti, realzada por las características de los materiales utilizados, acrílicos, esmaltes y todo tipo de plumones de aceite e industriales, usando técnicas mixtas sin ningún empacho.

El lenguaje que utiliza Sadek alude a los códigos del arte urbano, del graffiti, y como expresión artística de la posmodernidad, es una corriente marginada que necesita tender puentes con otras tradiciones artísticas. Esta llamativa pintura está matizada con tintes de la neopsicodelia de la que hace gala un puñado de artistas tapatíos jóvenes, influencia de la estética de la música electrónica, los raves y las sustancias piscotrópicas sintéticas en auge a inicios de la década del 2000 y que en Guadalajara tuvieron una especial repercusión.

La obra de Sadek se divide en tres líneas narrativas o series, Demonios, Paisajes y La Torre de Babel, esta última versada sobre construcciones geométricas.

La serie Demonios se convierte en un experimento de autoanálisis y exorcismo al ser un trabajo de autoexploración que tiene que ver con los demonios internos, aspectos psicológicos negativos, que el artista tiene que domar y encauzar. Una lucha constante que provoca que la tensión interna de conflictos se traduzca en la tensión cromática que caracteriza esta serie de retratos.

Los estudios de enfermería influyen en la obra de Sadek, quien en la serie Paisajes traslada sus intensas apuestas cromáticas a la micro y macro exploración, composiciones paisajísticas de lo microscópico, en las que aparece una fauna camuflada de animales e insectos inventados, de personajes fantásticos semiocultos entre la maleza de colores.

La serie geométrica lleva por título La torre de Babel y consta de un conjunto de trabajos sobre estructuras inconclusas, a medio terminar, en una metáfora de la vacuidad espiritual que afecta al individuo contemporáneo.

Sadek dota a sus cuadros de densas atmósferas que se dan por acumulación y sobreimposición, al igual que funciona en los muros usados por los taggers para dejar sus firmas o mensajes hasta que se cubren unos a otros y sólo queda una maraña indescifrable de signos y trazos de color. En este caso, el artista separa los colores de manera quirúrgica y ordenada situándolos en diferentes planos de vibración térmica, consiguiendo arriesgadas y luminosas armonías.

Entre sus proyectos actuales se encuentran principalmente el desarrollo de la serie La Torre de Babel y un conjunto de trabajos que exploran la tridimensionalidad en la pintura en la que ciertos elementos, animales y personajes, literalmente se salen del cuadro, aunque integrados a las texturas y composiciones cromáticas de los fondos.

Y, por supuesto, Sadek seguirá tomando los muros de las calles de la ciudad de Guadalajara como un inmenso laboratorio gráfico. ®

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Publicado en: Arte

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