Doce lunas

Una película de Victoria Franco

Dirigida por Victoria Franco y producida por su hermano, el polémico Michel Franco, Doce lunas presenta a Sofía, una arquitecta con problemas depresivos y adicciones, cuyo entorno tóxico y comportamiento autodestructivo la llevan a caer cada vez más profundo.

Victoria Franco y Ana de la Reguera en la conferencia de prensa del FICG. Fotografía de Joel Jardon.

Interpretada de manera extraordinaria por Ana de la Reguera, es uno de los mejores papeles de su carrera, en el que aprovecha cada momento para demostrar su increíble rango actoral.

En esta historia se reflexiona acerca del papel de la mujer en la sociedad moderna y las presiones sociales a las que son sometidas, como convertirse en madres y equilibrar esta condición con el éxito profesional. Sofía enfrenta el origen de sus propios miedos y deseos, y se sumerge en un viaje autodestructivo que parece no tener salida.

El espectador acompaña estos cuestionamientos, y lo que Sofía ha perseguido y logrado. ¿Era realmente lo que ella quería o fue un deseo implantado por su entorno y sus condiciones de vida? ¿En realidad quiere ser madre? ¿Hacia dónde la han llevado las decisiones que tomó y hacia dónde se dirige?

Ana de la Reguera y Victoria Franco en el FICG. Fotografía de Joel Jardon.

Es una película impecable en términos técnicos, la fotografía está construida a través de la inspiración arquitectónica, en la que busca la mejor perspectiva y los espacios para concentrarnos en lo más importante. En palabras de su directora, la fotografió en blanco y negro para que el espectador no tuviera distractores y se enfocara en las emociones de Sofía.

Ella y Ana de la Reguera conforman una mancuerna muy poderosa que lograron crear esta gran película, que ha sido, hasta ahora, de mis favoritas en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

El diseño sonoro también desempeña un papel fundamental. El ruido de la Ciudad de México, una ciudad que nunca calla, refleja también el ruido interno de Sofía y de los asuntos que tiene que resolver. En los momentos culminantes del personaje, hacia el final, el uso de los silencios y la aparición de ciertos sonidos acompañan de manera contundente la transformación del personaje y el cierre de su viaje.

Muchos momentos oníricos que acompañan la locura de Sofía le dan profundidad a sus deseos y ayudan al espectador a entender el origen de estos problemas.

Se trata de una propuesta valiente que coloca a Victoria Franco como una nueva voz que puede traer algo nuevo al cine mexicano; un trabajo muy sólido y maduro que me hace sentir emoción por ver cuál será su siguiente trabajo.

El cartel.

En los últimos años ha habido muchas críticas al trabajo de Michel Franco como director, y muchas de ellas se deben más a sus desafortunadas declaraciones que a sus películas. En lo personal, no me gustan sus películas, y creo que en ocasiones se equivoca en la forma en que retrata situaciones o sectores que desconoce, pero creo también que es una voz interesante en el cine mexicano, es alguien que defiende la libertad creativa y enaltece la figura del director. Su labor como productor en esta película, más allá de que la directora sea su hermana, es muy respetable, ya que le dio una completa libertad para explorar sus inquietudes y contar su historia como siempre quiso contarla.

No creo que esta película sea “pornomiseria” o “una película muy Michel Franco”, pues Victoria demuestra sensibilidad y un gran rigor cinematográfico para contar la historia que ella quería contar. Ella y Ana de la Reguera conforman una mancuerna muy poderosa que lograron crear esta gran película, que ha sido, hasta ahora, de mis favoritas en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. ®

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Publicado en: Cine

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