El Medio Oriente es una región largamente azotada por el odio, la violencia y terribles matanzas, sobre todo a partir de los levantamientos en varios países árabes. Los extremismos políticos y religiosos lo hacen todo más complicado, y si a esto añadimos el odio de casi todo el mundo árabe por Israel la situación es desquiciante. La primavera árabe había traído alguna esperanza, pero…
I.
Ha pasado un año desde que el segmento liberal de Estados Unidos, y en particular la opinión liberal, se extasiaran por el debut árabe en el mundo moderno. Sé que mi estatus dentro de ese segmento es sospechoso, así que, un tanto desconcertado por los no tan desiguales acontecimientos en la vasta extensión que va del Magreb a Mesopotamia, aplaqué mis dudas y traté de tener un poco de esperanza. Me di cuenta muy rápido de que había cometido un error y me fui de la fiesta. Los verdaderos creyentes aún siguen ahí, hipnotizados por un espejismo ideológico o preferiendo ver el lado positivo de las cosas.
Nicholas Kristof, por ejemplo, encontró a unos Hermanos Musulmanes que prometieron que incluso los coptos y la antigua Iglesia Copta, que se encuentra entre las primeras comunidades cristianas, no tienen por qué temer la fuerza electoral del partido. “Los musulmanes conservadores insistieron en que los Hermanos Musulmanes no discriminan y son el hogar perfecto para los cristianos piadosos —y estupendos aliados para Occidente”. De verdad escribió esas tonterías. Un salafita de veinticuatro años al que cita es reconfortantemente específico: “Bajo el gobierno salafita las relaciones diplomáticas con Israel continuarían igual y se fortalecerían los lazos con Estados Unidos”. Desgraciadamente, menos de tres semanas después de que Kristof publicara sus chifladuras, el Jerusalem Post informó acerca de un comunicado de la televisora árabe cristiana Al-Hayat que decía que uno de los jefes de los Hermanos, Rashad Bayoumi, juró que su movimiento jamás reconocería a Israel: “Esto no es una opción, las circunstancias no importan, no reconocemos a Israel de ninguna manera. Es un enemigo invasor y criminal”. Lo que esto significa es que, más de tres décadas después de que Anwar Sadat y Menajem Begin firmaran un tratado de paz más o menos exitoso, el acuerdo negociado por Jimmy Carter bien podría ser puesto a consideración a un electorado imprudente. ¡En el mejor de los casos! ¿Y en el peor? Vaya usted a saber.
Por supuesto que hay periodistas, comentaristas y personalidades de la televisión más tímidas que no han perdido tiempo pensando en la posibilidad de que haya democracia en el mundo árabe islámico, o en el mundo islámico en general. La historia es hasta repetitiva y, cuando no, es demasiado desalentadora. Y si es muy desalentadora, como en Siria, ningún reportero es admitido o prefieren no arriesgarse. Por eso todos los reportajes sobre Siria son escritos desde Beirut.
Hace algunos años hubo muchos programas de universidades estadounidenses para instalar sedes “internacionales” en países árabes para sus propios estudiantes y para los provenientes de otras instituciones, tanto estadounidenses como extranjeros. Las más exitosas estaban en los emiratos. Pero incluso éstas nunca alcanzaron sus metas respecto al número de matriculados. En cuanto a sus metas intelectuales, ¿alguien sabe cuáles eran? Las instituciones educativas de Estados Unidos se enfrentaron a serias dificultades prácticas y conceptuales desde el principio hasta en los reinos ricos y pequeños, que estaban listos para ser engalanados por extensiones del Louvre y del Guggenheim. Al inicio de estas incursiones Tamar Lewin escribió en el New York Times (10 de febrero de 2008) sobre los inevitables (e inevitados) retos que enfrentaron. El empeoramiento paulatino de las economías regionales agravó estos problemas. Syracuse, Cornell Medical College, la Universidad de Nueva York, el Instituto de Tecnología de Rochester, Michigan, George Mason y el Instituto de Tecnología Carnegie se encuentran entre aquellos expuestos a dudas como si un título de la NYU en Abu Dhabi equivale a uno de la NYU en Nueva York. La respuesta es obvia. Hace cinco años Yale decidió eludir el problema totalmente: tiene programas de investigación cooperativos por toda China y en otros lugares. Por lo demás, es una institución radicada en New Haven, Connecticut. Como sea, el vecindario del Medio Oriente está demasiado agitado para que las escuelas hagan planes a largo plazo. Hace varios domingos un artículo en el New York Times informó que se están cancelando varios programas parecidos. Igualmente, El Cairo no es Florencia. No sé cuál sea más interesante, pero te pueden matar en Egipto —o, como lo aprendieron tres estudiantes de Georgetown, Indiana y Drexel, por lo menos te arrestan por no hacer nada. Anótele un éxito a la diplomacia estadounidense: logró que liberaran a los muchachos.
(Un paréntesis: Tal vez sea mi arrogancia sionista, pero no hay problemas como ésos en relación con los estándares en el caso de los vínculos entre las instituciones de estudios superiores de Estados Unidos y las de Israel. El ne plus ultra de esta realidad es la íntima conexión cimentada el mes pasado entre el Technion-Israel Institute of Technology (Haifa) y Cornell University [Ithaca, NY]. La nueva institución será una escuela de ingeniería con un extenso campus con un costo final de dos mil millones de dólares en Roosevelt Island, en el East River de Nueva York. Un rico e imaginativo hombre de negocios y filántropo estadounidense donó 350 millones de dólares al proyecto. Ni siquiera es judío, es un católico de origen irlandés egresado del Cornell School of Hotel Management. Betabeat explicó por qué este acontecimiento es la envidia de muchas otras instituciones en Estados Unidos. El alcalde Bloomberg explicó que el proyecto transformaría a Nueva York y añadió que estaba negociando con otros proyectos académicos para encargarse de responsabilidades innovadoras similares. Y sí, Max Blumenthal, quien se dice un “marxista cultural” —lo que sea que eso signifique—, explicó en Al-Akhbar que esta asociación aumentaría el imperialismo israelí sobre los palestinos. La primera piedra de Technion fue colocada en Haifa hace cien años. Las clases comenzaron una década después. Las autoridades comúnmente citadas la han clasificado en sus rankings como la número 15 en el mundo en la categoría de informática, la 29 en ingeniería y la 38 entre las universidades enfocadas en la tecnología. Technion no está sola. La Universidad Hebrea ha sido calificada en el lugar 57 en la categoría de excelencia general por la reconocida encuesta de la Universidad Jlao Tong en Shanghai. Otro reporte más: The Sciences, una notable revista académica, ha calificado por tercera vez al Instituto Weizmann de Ciencia como el “mejor lugar para trabajar”, fuera de unas pocas instituciones en Estados Unidos. Por cierto, ninguna universidad en el mundo árabe o en un país musulmán aparece en esas listas. En lo que ahora se reconoce como un discurso tonto pero profudamente obsequioso en El Cairo, el presidente Obama rindió homenaje a la Universidad Al Azhar por haber sido durante “más de mil años un baluarte de la sabiduría islámica”. Lo que de veras representa es despilfarro espiritual y oscurantismo religioso.)
II.
Las expectativas estadounidienses sobre los árabes siempre fueron ingenuas. En el caso de este gobierno, la ilusión de Obama se extiende hacia los musulmanes que no son árabes, es decir, los iraníes, pakistaníes, afganos. No puede imaginar que hay diferencias fundamentales entre esos Estados. Pero, como hasta él se habrá dado cuenta, en muchas de estas circunstancias la idea del compromiso es blasfema. Y por esto puede haber muchas treguas temporales entre las muy desagradables confrontaciones. Diferencias básicas —sí, claro, hay diferencias básicas— persisten y estallan de manera impredecible. O, de manera predecible, como lo creo yo. A veces piden un time out y se tranquilizan.
Donde un lado gobierna, y gobierna de manera cruel, el otro lado lo resiente. Supongo que a esto lo llamamos tranquilizarse. Los países que no tienen un proceso satisfactorio de mediación sistemática resultan ser tiranías. A pesar de sus diferencias étnicas e ideológicas, a veces estos regímenes tratan de esconder sus debilidades al formar un sindicato de opresores con otros regímenes. Uno de esos sindicatos es el Pacto Bagdad o el Central Treaty Organization (Cento), organizado por Gran Bretaña a partir de una iniciativa estadounidense. Su verdadero fundamento fue la amenaza soviética. Pero ni tal amenaza pudo unir a Irán, Iraq, Pakistán y Turquía o movilizar a la opinión pública a su favor. Se derrumbó lentamente a lo largo de dos décadas de derramamiento de sangre y revolución entre los países miembros. Parece que sucedió hace siglos, pero la Unión Soviética había neutralizado el pacto. Iraq, un miembro de Cento, fue aliado de Moscú durante varias décadas. El Ejército Rojo tenía divisiones por todo el mundo árabe. Irán se convirtió en el corazón del islam militante contra Occidente pero mantuvo excelentes relaciones con Rusia antes y después de la caída del comunismo. ¿Y Pakistán? Pakistán sí tiene un ejército. La cuestión es: ¿Pakistán es un país? Iraq todavía tiene demasiados ejércitos. Turquía es el único Estado verdadero que queda.
Las expectativas estadounidienses sobre los árabes siempre fueron ingenuas. En el caso de este gobierno, la ilusión de Obama se extiende hacia los musulmanes que no son árabes, es decir, los iraníes, pakistaníes, afganos. No puede imaginar que hay diferencias fundamentales entre esos Estados.
La República Árabe Unida o Al-Gumhuriyah al-Arabiyah al-Muttahidah fueotra de esas ficciones unificadoras, siendo ésta la consolidación de Egipto y Siria con la frustrada ambición de querer consolidar a Iraq dentro de ella. No incluyó a Yemen del Norte, el cual ya no existe. La vieja cuestión persiste: ¿Yemen en sí existe? Puede ser que tenga un presidente… o que no. Dimitió. ¿O no? Le dieron asilo en Estados Unidos. Pero no lo aceptará. Tal vez no sea el líder árabe más brutal de estos tiempos: ese honor le corresponde a Bashar Assad. Pero ahora que Kaddafi está muerto, es el más loco. Si las bombas estallan en Yemen fue porque alguien lo quiso. De hecho, muchas fuerzas lo quieren. Es un Estado en guerra perpetua por recursos inexistentes y con una población fracturada: chiítas y suníes y lealtades tribales que son disfuncionales y sanguinarias. (Alguna vez tuvo un rey judío… hace quince siglos. Ya no hay judíos pues todos emigraron a Israel).
Pero los Emiratos Árabes Unidos son los más ridículos. ¿Unidos? El simulacro de la “unión” intensificó los odios transfronterizos aunque no hicieron nada para suavizar los antagonismos que supuraban en los países que se habían inscrito, por decirlo así. En el fondo, la creación de una federación pan-nacional era incompatible con la más profunda presencia del islam. De hecho, muchos historiadores sostienen, para auyentar al fanatismo árabe, que durante el periodo del patriotismo civil árabe de mediados del siglo XIX bajo el modelo europeo de 1848 o en el chovinismo árabe del XX siempre hubo cristianos importantes en el movimiento. En lugares como Bagdad también había judíos que añadían un dejo de cosmopolitismo a la idea de una nación árabe. De cualquier manera, el fundador del movimiento antirreligioso Ba’ath, Michel Aflaq, era ortodoxo griego. Los cristianos de Siria estaban fundamentalmente alineados al relativamente secular régimen de Assad contra los suníes del país, los cuales están en el centro del conflicto.
Cuando los palestinos fueron finalmentes despertados de su sueño, fueron los cristianos los que hicieron mucho por despertarlos. El libro de George Antonius, ortodoxo griego, The Arab Awakening, fue un heraldo de las falsedades que vendrían, tan equivocado e instructivo dada la supervivencia de sus errores. Y de todos modos se asigna en muchos cursos universitarios. Por otra parte, los verdaderos fundadores del movimiento nacionalista palestino, además de ser terroristas, fueron George Habash, otro ortodoxo griego del Frente Popular para la Liberación de Palestina, y Najef Hawatmeh, un católico del Frente Democrático (marxista) para (también) la Liberación de Palestina. Seguramente usted se acuerda, o le han contado, sobre los secuestros de aviones, los coches bomba y la descarada matanza perpetrada por esos idealistas cristianos contra los judíos, en gran parte para preservar su credibilidad como árabes entre los musulmanes. Existe una letanía de estos cristianos: el obispo católico Hilarion Cappuci, Leila Khalid y después Hanan Ashrawi, inamorata de Peter Jennings, quien, habiendo debutado en las Olimpiadas de Munich como un evangelista televisivo a favor de los palestinos, de los palestinos terroristas, realmente no podía decir ninguna palabra neutral sobre Israel. Ya no hay protagonistas cristianos en el movimiento palestino porque ya casi no hay cristianos en el área. No, no es cierto. A la profesora Ashrawi la sacan apresuradamente cuando se necesita un acento inglés fuerte y fluido para disfrazar lo ilógico y lo falso. De todas maneras, que no lo engañen: casi todos los cristianos en la misa de Navidad de la Basílica de la Natividad de Belén eran diplomáticos, trabajadores de ONGs y periodistas, extranjeros, por supuesto. Mohammad Abbas también vino a saludar el casi increíblemente reducido número de aquellos que adoran la cruz en la ciudad en donde nació Jesús.
III.
Creer que la política secular triunfaría en el mundo árabe siempre fue una fantasía. Esa fórmula no funcionaría ni en el relativamente secular Iraq bajo Saddam Hussein ni en la Siria de la familia criminal de Assad. Las víctimas designadas del derrame de sangre de los dos regímenes pertenecían a las más numerosas denominaciones de cada país, los chiítas en Iraq (donde sus tribunos se vengan de los suníes y los suníes les responden con sus propias e indecibles atrocidades, la mayoría contra peregrinos) y, ojo por ojo, los suníes de Siria, quienes pelean por sus derechos suspendidos desde hace mucho tiempo, los que usarán como licencia para matar una vez que los hayan ganado. La BBC informó de una consigna de los insurgentes piadosos: “Cristianos a Beirut, alauitas al paredón”. Claro. Pero eso es demasiado simple. Los poderes occidentales, incluyendo a Estados Unidos, se atribuyen el crédito, y algo sí les corresponde, dado el fin del dominio del loco de remate de Libia. La manera en que sus hijos que sobreviven, incluyendo al tan erudito Saif, doctor por la London School of Economics gracias a una tesis escrita por alguien más, compañero intelectual de al menos dos profesores de Harvard (que hasta donde yo sé nunca fueron cuestionados sobre sus actividades: ya sabe, libertad académica y eso), explicarán la longevidad de su padre es un tema de gran interés para mucha gente, especialmente de aquellos coyotes diplomáticos en Washington y Londres que arreglaron la excarcelación del responsable del asesinato de 270 inocentes en el bombardeo del vuelo 103 de Pan Am. El petróleo explica la longevidad del tirano y, finalmente, explica su perdición. Por desgracia, hay poco interés tangible de parte de los mismos poderes occidentales por liberar del cautiverio y la servidumbre de los pueblos que ahora están en lucha porque esos pueblos nunca tendrán petróleo. Además, las alternativas para un intruso no son muy claras.
Por lo menos, estas opciones no son muy claras en Egipto, o más bien, no es tan claro que sea evidente por qué Washington debería estar del lado de los fundamentalistas musulmanes y de los salafitas. Por otro lado, tampoco es obvio que los militares profesionales deberían ser los beneficiados por la estrategia estadounidense. No envidio las opciones del presidente, pues ninguna tiene sentido normativo. Sí, los islamistas ganaron las elecciones parlamentarias sin lugar a dudas. Por supuesto, los arabistas profesionales predijeron un resultado que tendría a los ultrarreligiosos negociando con los “moderados” por el poder. Aquí está otra fantasía derrotada. Los islamistas, dos tercios del voto, tramarán entre ellos sobre qué tan draconiano será su gobierno. El ejército tratará de contener los partidos de Dios y mantener lo más que pueda de los privilegios económicos y sociales que ha acumulado desde que los coronoles socialistas derrocaran al pobre rey Farouk hace seis décadas.
Estos coroneles socialistas, por decirlo así, de Egipto, Iraq, Libia, Siria, se convirtieron en héroes de los progresistas occidentales. Después de todo, eran “no-alineados”, no-alineados entre el estalinismo y la democracia. Mientras la cruel cleptocracia africana da una pátina retóricamente antirracista al espectro de todo el Tercer Mundo, mientras los aristócratas indios Jawaharlal Nehru y G. K. Krishna Menon dan un acabado Oxbridge a un fenómeno neutral, esos árabes y sus camaradas se convencieron a sí mismos de que estaban a punto de conquistar al universo. Se veían todos como unos triunfadores sobre el podio de la Asamblea General. Pero, al reflexionar, los coroneles del regicidio y sus sucesores eran mucho más monstruosos que los mismos monarcas. Muy bien, usted no me cree. Escoja entre los que dirigen repúblicas en el mundo árabe y los dos Abdulás —uno, el rey de Arabia Saudita, de una familia de bandidos, el otro, el rey de Jordania y descendiente del profeta, figuras complejas, cada uno gobierna sociedades complejas, sin ser demócratas pero tampoco matones —no son matones por gusto.
IV.
El presidente Obama marcó el primer cumpleaños de las revoluciones árabes al anunciar el adiós estadounidense a la lucha. Lo habría podido haber hecho honestamente si hubiera admitido, por lo menos a sí mismo, que había estado encaprichado con el mundo árabe y que ese capricho dependía de dos supuestos deplorablemente equivocados. Su primera falsa ilusión fue que los sistemas políticos operaban a base de cálculos y expectativas racionales en vez de fuerza coercitiva, costumbres corruptas y una rutina a base de miedo por parte de la ciudadanía, una ciudadanía que no tenía garantizados ninguno de los derechos de los ciudadanos comunes. La segunda desilusión fue que “Palestina” está en el centro de todas las quejas árabes y que Israel debe ser metido en cintura. Pero ¿y si, mirabile dictu, Palestina fuera de pronto Palestina con todos los palestinos “reunidos” después su “diáspora”, incluyendo su jerga falsificada y robada a los sionistas? ¿Qué se resolvería en cualquier otra jurisdicción árabe? En el mejor de los casos, ésta es otra distracción de las realidades de la vida doméstica árabe. Y además es cínico respecto de los árabes palestinos. Así, estamos viendo frente a nuestros ojos la invención de un fenómeno político nuevo que cree que el extremismo es un tipo de amabilidad. Es el “islam moderado”, frase que pronto saldrá de los labios del presidente… y, claro, de los labios de su secretario de Estado. Barry Rubin ha planteado el apuro democrático de la siguiente manera: “¿Si Los Turistas Pueden Usar Bikinis Pero Las Mujeres Del Lugar Tienen Que Usar Chadors Eso Prueba Que Los Hermanos Musulmanes Son Moderados?” Después de todo, los islamistas y los salafitas ganaron las elecciones en Egipto por un gran margen. Rubin había hecho una proyección anterior sobre el poder emergente de la Hermandad en el mundo árabe en general, la cual, es triste decirlo, parece haber acertado.
Así, estamos viendo frente a nuestros ojos la invención de un fenómeno político nuevo que cree que el extremismo es un tipo de amabilidad. Es el “islam moderado”, frase que pronto saldrá de los labios del presidente… y, claro, de los labios de su secretario de Estado.
Sin duda, el chador no es ni la menor ni la mayor de las imposiciones, pero seguramente es la más simbólica. La prensa occidental y todos los medios se han desquiciado ante las vejaciones contra las mujeres ultrarreligiosas en Israel y los intentos por ampliar sus alcances. Es comprensible que esa reacción. Es una batalla que los haredim están perdiendo, una de la que deben arrepentirse de haber iniciado. En contraste, la campaña en Egipto que siguió al movimiento libertador sofocará no solamente el poder de las mujeres, también sus derechos cotidianos. Irán, bajo el mando de los ayatolas durante más de tres décadas, sin embargo, parecerá y será más moderno, hasta futurístico, que la sociedad que emerge en El Cairo. Túnez, que parecía relativamente libre de las ominosas sombras del dominio islámico, ya está experimentando un ocaso.
De hecho, no hay casi nada esperanzador en el Medio Oriente árabe. Encárelo: el regocijo que afectó —o más bien infectó— a los líderes de opinión oficiales en Estados Unidos y Europa estaba absolutamente perdido, equivocado, falso. Es verdad que el gobierno no estaba muy seguro de cómo responder al espíritu que campeaba en las calles. Nada en sus memorandos los había advertido de lo que vendría. Así, nosotros mismos, que lo habíamos condenado por tardarse en apoyar a la gente de las Plazas Tahrir de la región, estábamos viviendo una fantasía que no se materializó. En cambio, el resultado final fue opuesto a lo que nos imaginamos. Por supuesto, ni Obama ni Clinton tuvieron el valor de su ignorancia, estaban forzados a hacer “algo”, y todo lo que hicieron habría estado mal. Éste es el destino de los poderosos durante los tiempos difíciles. Perdone la analogía: su destino con la política económica ha sido similar —pero nadie ha sido asesinado como consecuencia de ella.
V.
Ya hemos dejado de contar los muertos en Siria. ¿Seis mil, siete mil, quién sabe? (Todavía muchos, muchos menos que los que Papá Assad asesinó durante el genocidio de un pueblo suní en Hama durante unos días de 1982. Aquí tenemos la descripción del Economist de aquel asesinato en masa: “Assad mandó a la fuerza aérea a bombardear a los rebeldes después de haber matado a decenas de miles de civiles”. En su libro From Beirut to Jerusalem Tom Friedman describió las luchas en el Medio Oriente como algo que respondía a las “reglas de Hama”. Ninguna parte involucrada en algún conflicto en la región se ha aproximado a los hábitos de Assad. Ésta fue tal vez la primera de las distorsiones taquigráficas del reportero de Time). ¿Y quién sabe cuántos insurgentes rabiosos y cuántos inocentes permanecen encadenados y amordazados en las lejanas mazmorras del régimen de Assad? El gobierno de Obama tenía la intención de no quedar en posición de culpar a Bashar de los crímenes de Hafez. Ésta fue una muy mala decisión de parte de Washington, horrible. De hecho, una decisión criminal, pues la evaluación no se basó en evidencia factual ni en deducciones filtradas. Los sauditas ya habían superado su encaprichamiento con la república de Siria cuando el presidente estadounidense aún enviaba misiones y misivas a Damasco. Por supuesto, lo más ridículo era que Israel abandonaría las Alturas del Golán. Pero Jerusalén no le entró… y gracias a Dios que no lo hizo.
Siria es una vergüenza para los árabes pero no porque asesine y a menudo asesine sin objetivos o propósitos claros. Es una vergüenza porque sus matanzas no han funcionado. De hecho, la Liga Árabe, compuesta en su mayoría de gobiernos suníes, preferiría que los suníes gobernaran en Damasco. Después de todo, existe la (ahora escurridiza) relación de los tiranos con Irán. Sí, la Liga mandó una importante misión investigadora a Siria con el supuesto objetivo de detener los asesinatos. Pero su jefe había sido el padrino del genocidio en Sudán, el patrocinador de los Yanyauid, responsables de cientos de miles de muertes. No es difícil entender por qué esta organización de Estados árabes delegaría el trabajo a este hombre. Debe dudarse de que cualquier otro gobierno hubiera aceptado instalar a uno de sus hombres en este lío sangriento. De cualquier manera, el teniente general Mustafá al-Dabi es hábil para mantener la autoridad no-árabe lejos de los Estados árabes criminales. Sudán, por ejemplo, su propio país. Tampoco podía rechazar el puesto: Jartum estaba en deuda con los árabes pues éstos protegieron al régimen sudanés de los costos de sus propios asesinatos. Las masacres de los sirios no han corrido su curso. De hecho, es muy posible que la revolución muera antes de que sea suprimida.
Obama intentó seducir a Assad, lo que no le ha comprado ni dado ninguna influencia sobre el presidente sirio. Washington saca un comunicado malhecho más o menos cada semana implorando u ordenando a Damasco que cese la matanza. Esto ya debería ser vergonzoso para ellos, y tal vez lo es. La verdad es que el gobierno de Obama llegó al poder condenando al presidente Bush de manera arrogante por distanciar a Estados Unidos del Ba’ath sirio. Con Obama como presidente, el país atenuaría el implacable desorden de Assad en Líbano y emprendería una misión de paz entre Damasco y Jerusalén. Como además Obama estaba a punto de terminar el conflicto civil en Iraq (me pregunto si alguna vez creyó en esta tontería) al cesar la presencia de Estados Unidos en ese país, Siria también liquidaría su maliciosa intervención contra su vecino del este. ¿Obama es un inocente o un cínico? ¿Un naif o un impostor? Le daré el beneficio de la duda. Cree en lo que cree. Por supuesto, Obama quiere echar fuera a Assad, lo mismo que Hillary. Su viejo amigo los avergüenza. Hoy en la mañana, mientras escribo, los insurgentes pelean en los suburbios de Damasco. Huy, se acaban de ir. No hay nada inevitable acerca de la partida de Assad, ni siquiera los deseos de dientes para afuera provenientes de sus amigos tiranos y autócratas de otros territorios árabes para que se jubile. Los sauditas acaban de salirse de la misión de la Liga Árabe en Siria y admiten que Assad está ganando la batalla. Egipto, Argelia y Túnez no están de acuerdo. Quieren que la Liga lleve la queja contra Assad ante el Consejo de Seguridad, donde existe una preferencia estructural por no hacer nada, pues están los aliados de Assad, Rusia y China, quienes poseen el poder de veto. Al-Arabiya reporta, mientras tanto, que Hezbollah, cuyo pellejo fue salvado de Israel por el Consejo con la Resolución 1701 en el verano del 2006, está ya dando armas y material a su consorte sirio; mientras tanto, según el cotidiano ruso Kommersant, Irán ha vendido 36 aviones de guerra a Siria.
VI.
Las grandes víctimas del nacionalismo árabe son los kurdos, que después de todo son musulmanes suníes. Suníes, shmuníes,1 sin piedad, pocos remordimientos: no son árabes. Los kurdos son el pueblo intacto más grande, la mayoría asentados en lo que históricamente es su tierra, un territorio que el gobierno no reconoce. No fueron inventados en 1947 o en 1967, Dios los bendiga, pues aparecieron en la historia hace más de mil años. La población kurda de Siria, según Michael Weiss en el Atlantic Online del 20 de enero, se estima entre los 3.5 y 4.6 millones. Como en otros países árabes, no ha habido un censo reciente. De hecho, el censo sirio fue hecho hace medio siglo. El interés turco en Siria reside en los kurdos de este país. El odio a los kurdos es lo que une a estos países tan diferentes en el extremo norte de Israel. (Eso y el odio a los judíos, claro está.) Los kurdos también han sido por mucho tiempo (uno de los) enemigos designados de Irán. La pobre nación kurda, y es (en contraste con los palestinos) una verdadera nación, sólo tiene amigos circunstanciales. Cuando Turquía era aliada de Israel el Estado judío perdió interés en Kurdistán. Ahora que los turcos son antagonistas de Israel, no sólo por parte de los árabes sino también por ellos mismos, veremos si Israel se vuelve a interesar en los kurdos que viven de Turquía a Irán, al norte en la ex-Unión Soviética y hacia el sur hasta la misma Sión, siendo estos últimos 150 mil kurdos judíos que tienen buenos recuerdos fraternales de sus vecinos musulmanes. (Véase mi artículo “The Kurdish Example for Palestine”, 1 de mayo de 2007.) Pero existe ahora un verdadero Kurdistán, y se encuentra en Iraq; su independencia se desarrollará de ahí hacia un verdadero Estado, mientras los dominantes y sectarios chiítas y suníes se asesinan cuando rezan.
El odio a los kurdos es lo que une a estos países tan diferentes en el extremo norte de Israel. (Eso y el odio a los judíos, claro está.) Los kurdos también han sido por mucho tiempo (uno de los) enemigos designados de Irán. La pobre nación kurda, y es (en contraste con los palestinos) una verdadera nación, sólo tiene amigos circunstanciales.
Esto casi ha provocado el pánico en la Turquía de Erdogan, que teme al espectro y la creciente realidad del nacionalismo kurdo. Por supuesto que Erdogan tiene un verdadero activo estadounidense. El presidente Obama le tiene confianza, otro capricho fundado en la nada. Está claro que Obama no se preocupa mucho sobre la libertad en los países que abraza. Después de todo, Turquía tiene tantos juicios en su contra en la Corte Europea de Derechos Humanos que es difícil contarlos y más aún seguirles la pista. Ok, es Wikipedia: pero Wikipedia dice que la mayoría de los derechos humanos en peligro en Turquía son “por tortura, en particular el derecho a la vida y la libertad”. No importa. Seguramente el país no sería un día de campo para gobernar hasta en el mejor de los tiempos. Sus predecesores tampoco eran ángeles. Pero Erdogan ha tomado el camino de muchos déspotas asediados. (Nota: no lo he llamado tirano… todavía.) Por supuesto, tiene la ventaja de una economía más bien próspera, que, de igual manera, no proyectará a Turquía en Europa. Los europeos no quieren setenta millones más de musulmanes. De todos modos, Erdogan ya se dio cuenta de cómo están las cosas. No hará olas.
Aun así, Erdogan tiene aspiraciones descaradas dentro del entorno islámico. Lo más fácil para él era alinearse en contra de Israel, y lo hizo durante la pasada primavera con su absurda intervención contra el bloqueo a Hamas. Hasta la investigación de las Naciones Unidas sobre el Mavi Marmara, mientras criticaba al gobierno de Netanyahu por los detalles de la prohibición del ferry, se manifestó a favor de Israel durante el encuentro. Déle un vistazo al escrupuloso análisis del incidente de Steven A. Cook para el Consejo de Relaciones Exteriores. Así, Erdogan le puede sacar muchísimo provecho a esta riña con Israel. (El locuaz ministro del Exterior de Israel, Avigdor Lieberman, se muere por crearles problemas a los turcos gracias a sus vagos designios para agitar a los armenios. Si los israelíes tienen suerte Lieberman será condenado por toda clase de serios daños y confusión que pondrá fin a su carrera política.)
Así que los israelíes ya no van a Turquía en el verano, y pronto los estadounidenses también dejarán de ir y encontrarán otros lugares para vacacionar. ¿Qué tal Uruguay, un lugar perfecto? El interés histórico de Turquía está entre los musulmanes y especialmente entre los árabes. Ahí es donde se puede improvisar un imperio de influencia, o así lo piensa Erdogan. Ya tuvo su gira triunfal a mediados de septiembre [de 2011]. La adulación es su recompensa y su inspiración a seguir. Pero el mundo árabe tiene tantos apuros y tribulaciones que los planes de Turquía son díficilmente viables incluso en Siria, donde las tropas del khedive siguen rondando.
VII.
El fracaso de la primavera árabe no me produce alegría. Por un momento, el momento al cual me referí en el primer párrafo, experimenté el shock del reconocimiento, para usar la frase de Edmund Wilson, tan llena de significado.2 Ese momento ha pasado y aparentemente fueron los árabes los que lo quisieron así. Ése es el caso en Egipto, por lo menos, donde los ultrapiadosos han triunfado en las elecciones. Veremos qué ocurrirá en Túnez y Libia, donde por momentos el islam tolerante parece tener una leve oportunidad.
Human Rights Watch está ya dando su respaldo a los triunfantes ultras musulmanes, especialmente en Egipto. Estos ultras son la mayoría, después de todo, son una gran mayoría, dice el director ejecutivo. HRW tiene razón. Ésta es la primera elección libre en Egipto. Conducida por el ejército, si no me equivoco. No habrá una segunda elección que sea libre en caso de que los religiosos permitan alguna. ®
Rogelio Villarreal
Será bueno que postees todo esto en los comentarios al pie del artículo, Naief. Me interesa una discusión seria, pero me sigue extrañando que omites datos históricos –las agresiones contra Israel fueron inicialmente de los países árabes— desde la fundación del Estado judío, cuando también se fundaría uno palestino, cosa que los árabes no quisieron aceptar por ningún motivo y decidieron invadir. Otra cosa: Israel es una democracia, imoerfecta, como todas, pero no una teocracia. Que haya judíos fundamentalistas es otra cosa, y son minoría, por suerte. No dices nada del terrorismo árabe de Hamas ni de Hezbolá, ni de los constantes bombardeos hacia Israel. La pregunta es: Israel tiene derecho a defenderse o no sin que sus actos de defensa sean tachados de agresiones criminales? No han dicho tantas veces los árabes que quieren destruir el Estado de Israel, echar a los judíos al mar? El conflicto es complicado y no hay una sola visión, pero Israel es invariablemente el malo de la película. No ha amenazado Amadineyah con bombardeos atómicos a Israel? Qué debe hacer Israel? Perdona la comparación con Jalife, pero él solamente ve la «maldad: del lado del Estado judío, nunca los árabes han atentado contra la población israelí? Cientos de veces, documentadas todas. Te respondo también con este artículo de la española Pilar Rahola. Y te pregunto de nuevo: No tiene derecho Israel a su existencia como Estado? Tiene derecho o no a defenderse? Mientras sigas pensando que es un Estado que ocupa un territorio que no le pertenece no puede haber diálogo. Va el de Pilar: https://revistareplicante.com/apuntes-y-cronicas/la-izquierda-lunatica/
Naief Yehya
Rogelio este artículo es un desperdicio, me sorprende que lo defiendas pero ya que me acusas de escribir como Jalife y de no poder ocultar mi “odio contra el estado de Israel”, ahí va y lamentablemente este no es el espacio más cómodo para una respuesta. Este texto es propaganda ya que presume de hacer una crítica de la «primavera árabe» (término que ningún analista tomará en serio) para lanzar una retahíla de argumentos antiárabes, una perorata histérica ya muy masticada en contra del islam que siempre parte del asunto de que los árabe odian a los judíos. ¿Preguntémonos por qué parte de criticar a las instituciones educativas árabes-occidentales, por qué señala su mediocridad y las compara con las exitosísimas instituciones israelíes estadunidenses? ¿Qué tiene que ver eso con la «Primavera árabe»? Luego, siguiendo el guion de la ultraderecha judía estadounidense sigue con un ataque contra el gobierno de Obama y sus tímidas políticas en el Medio Oriente, las cuales si han hecho algo es tratar de complacer a Israel y tratar de sostener a los títeres regionales y los gobiernos clientes que durante décadas fueron tan útiles para la “estabilidad regional”. Léase Mubarak, Ali, Abdulá II de Jordania, y Ali Abdulá Saleh de Yemen. Pero según este autor Obama está encaprichado con los árabes. ¿Por qué?¿Por no lanzar un bomba atómica en Damasco? Este autor se avienta idioteces del vuelo de: “Irán se convirtió en el corazón del islam militante contra Occidente pero mantuvo excelentes relaciones con Rusia antes y después de la caída del comunismo”. Entendámonos, si esto no es propaganda para espantar lectores estadounidenses es tan solo una muestra de ignorancia apabullante. Habla de la falaz unión de la RAU y su fracaso, de la inexistencia de Pakistán como país, del efímero e inefectivo Cento, luego por supuesto habla de los horrores cometidos por terroristas palestinos (en esta parte se le olvidan los atentados terroristas israelíes, el asesinato de Bernadotte a manos de la pandilla Stern, los desplazamientos de poblaciones y la ocupación de lo que hoy conocemos como los “territorios palestinos”). Acusa al Assad de ser un asesino, a Sudan de ser un estado criminal y por supuesto elogia a los kurdos la nueva causa célebre israelí del momento. Nada nuevo, aca ¿y la primavera árabe?
Se lamenta del fracaso de la política secular en el mundo árabe, pero nadie que haya seguido con atención el génesis de estos movimientos espontáneos hubiera creído que se impondrían regímenes seculares tras la caída de los déspotas. Además hasta donde tengo entendido Israel no es la excepción cuando se habla de teocracias. Pero por supuesto aprovecha la oportunidad para criticar a la prensa occidental por atreverse a criticar a los fundamentalistas judíos que le escupen a las mujeres que no se someten a viajar en la parte trasera de los autobuses, aunque esto tampoco tenga nada que ver con la “primavera árabe”.
Y así llegamos a la parte VII (la más cortita de todas) donde se acuerda que su texto tarta sobre la primavera árabe pero no tiene nada interesante que decir al respecto. Todos sabemos que ganaron los religiosos eso no es análisis. Cualquiera entiende que la lucha sigue y que aun no se ha ganado nada.
Este es un texto de consumo doméstico, es una pieza incendiaria electorera antiObama y está en su derecho. Lo que me sorprende es que no te llame la atención que utiliza información histórica no para dar contexto, ya que de ser así hablaría de lo que son estos fundamentalistas, de donde vienen, cuales son sus diferencias nacionales, sus vínculos, el impacto regional que tendrán y la inevitable reacción occidental que obviamente se prepara, sino para pintar un cuadro del mundo árabe desalentador “primavera o no” con la intención de mantener la opinión de que las políticas estadounidenses intervencionistas y agresivas del pasado son la única opción. Una vez más Israel aparece como víctima, como testigo pasivo que contempla el horror a su alrededor pero mágicamente no parece tener influencia alguna en este caos.
Francamente me siento muy desilusionado de tu reacción hacia mi. Te pido un favor que a lo mejor te va a dar mucha hueva pero si me vas a acusar de odios primero lee lo que escribo sobre este tema, ya sé que desprecias a la Jornada pero es lo menos que puedes hacer por un amigo.
Postearé esto es el foro de Replicante para ver si ahí se puede leer un poco mejor.
Guillermo
«Un paréntesis: Tal vez sea mi arrogancia sionista, pero no hay problemas como ésos en relación con los estándares en el caso de los vínculos entre las instituciones de estudios superiores de Estados Unidos y las de Israel» ¿No? ¿En serio? Ni se nota que alguien que escribe para Jewish World Review sea sionista… hombre, mira que hacer esa semántica entre judío y sionista sea tan fácil, digo, ciertos Lubavitchers neoyorkinos andarán queriendo ¿Crucificar?