Cada día son más personas las que juegan futbol con las manos. Los videojuegos han evolucionado mucho desde el bidimensional NASL Soccer del Atari, pasando por los FIFAs de finales de los noventa (con grandes limitaciones en su jugabilidad) hasta el Pro Evolution Soccer, una experiencia virtual que cada día se parece más a la realidad.
UNO
Yo juego balompié con las manos, como cada vez más personas en el mundo.
Especifico.
Aunque lo fui, no soy portero. No aludo a la mano de Dios ni me interesa doblegar a los guardametas como Diego Armando Maradona a Peter Shilton en el minuto 51 de aquel partido entre Argentina e Inglaterra celebrado el 22 de junio en el estadio Azteca, en el marco del Mundial México 86.
Tampoco me atrae el armado de debates deportivo-diplomáticos internacionales, como el suscitado por la forma en que Thierry Henry contribuyó a que Francia ganara su boleto para el viaje a Sudáfrica 2010 y dejara a Irlanda en el camino.
Hablo de comandar una escuadra a través de la combinación de un control direccional y diversos botones y secuencias. De manejar a los equipos y futbolistas más célebres o favoritos del mundo rumbo a un campeonato, de imponerles una táctica que aspira a ser tan personal como efectiva, de negociar traspasos y gestionar contrataciones millonarias que solidifiquen la plantilla.
Igualmente pienso en la necesaria pero no por ello fatal sustitución del aroma a césped segado y húmedo, por la resolución de un monitor que muestra los detalles de un partido pixel por pixel. O de los cánticos colectivos en las tribunas con saltos físicos y de esperanza a veces con aliento cervecero, por la pasión quizás más introvertida aunque no menos real de ser jugador estrella, entrenador exitoso, directivo prominente e hincha de los ultra a una sola vez.
Y todo ello sin pagar arbitraje. Sin la siempre creciente amenaza de ser banqueado o corrido. Sin directores técnicos chaqueteros que primero dicen que su país está bien jodido y luego abanderan una campaña mediática en la que ese mismo país dizque ya la hizo o dizque está por hacerla.
Yo juego balompié con las manos por entretenimiento. Porque ya no tengo interés de pelarme las rodillas ni rebotar mentadas o cargar con las culpas del equipo. Porque, con una mirada crítica, el futbol no tiene por qué ser necesariamente un opio. Porque no me niego a los placeres que generan ciertos avances tecnológicos. Porque generacionalmente crecí con los videojuegos que, como la literatura, el periodismo, el cine o la música, permiten conocer o vivir de algún modo diversas realidades. Otros mundos, a veces más habitables que el mundo. Historias que, de cierta forma, uno como gamer siente que también las escribe.
Lo que en rigor es cierto.
DOS
“Juego videojuegos casi desde que estaba en la panza de mi mamá”, afirma Juan Jesús Camacho para referirse a una de sus mayores aficiones. Es un niño. Tiene once años de edad, es el menor de tres hermanos, y se despide ya de la primaria. Después de reírse, consciente de su exageración, aclara: “Obviamente no desde entonces. Pero sí he jugado desde los tres o cuatro años. Desde que nací, era una gran tentación ver jugar a mi hermano y a mi tío. Desde que tengo uso de razón me dieron ganas”.
Juan Jesús tiene prácticamente todas las consolas que han salido en los últimos años, “porque soy un coleccionista, aunque de esa colección ya lleve dos PSP perdidas. Una la olvidé en un parque. La otra quién sabe dónde”, dice nuevamente entre risas, como si hablara de aventuras que le han dejado satisfecho.
Hay muchos juegos que le gustan. “Mis favoritos son los Resident Evil, los Metal Slug, todos los Marios, los Gran Turismo, los Dragon Ball y los Street Fighter, pero sin duda prefiero los de futbol, porque es el mejor deporte del mundo”.
“Si es así, por qué nunca has jugado futbol en cancha, en alguna liga”, le pregunto. “Claro que he jugado, en un equipo que dirigía mi primo Edgar Ahllan”, responde. “Pero me han dicho que sólo jugaste cuatro o cinco partidos y te retiraste”, replico. “Bueno, sí. Así fue. La verdad no me interesó mucho jugarlo en cancha. Prefiero el futbol en videojuegos. Es un poco de menor esfuerzo y además puedo hacerlo con mis equipos favoritos: España, Real Madrid, Costa de Marfil, Camerún, Olympique de Lyon”.
Curiosamente, Juan Jesús es un deportista de alto rendimiento. Es jugador de squash. En las Olimpiadas Nacionales celebradas en mayo pasado, en Guadalajara, reafirmó su condición de primera raqueta nacional, en la categoría sub-13, la que también ostentó en años pasados en las categorías menores de once y menores de nueve.
“En squash, aunque ahora me acabo de comprar Raquet Sports para Wii, lo que realmente quiero es llegar a ser profesional. Me estoy preparando fuertemente para ello. La diferencia es que el futbol en videojuegos para mí es pura diversión”, explica Juan Jesús, mientras me muestra algunas medallas y trofeos que ha conquistado como raquetista.
“Prefiero el Pro Evolution Soccer en PlayStation 3. Me parece más realista en sus movimientos, visualmente me gusta más que el FIFA y los controles se adaptan mejor a lo que quiero hacer en el juego, en el que tácticamente trato de buscar la contra. Hay días en que no estoy ocupado y llego a jugar hasta cinco horas. Pero no siempre es así. A veces ni siquiera puedo jugar. Estudio, ya voy a ingresar a la secundaria. Además entreno y juego squash, participo en torneos, hago acondicionamiento físico, veo televisión. Realizo muchas actividades, por eso el Play no creo que sea un vicio para mí”.
Juan Jesús asegura no recordar particularmente un partido de Pro Evolution Soccer, “pero sí me acuerdo de haberlos disfrutado todos, incluso uno que no jugué. Hace tiempo, yo estaba entre los primeros 400 del mundo en los servidores de red del PES 2010 y entró al vestíbulo el número uno. Lo reté varias veces, pero no aceptó jugar contra mí, se vio muy niñita. Obviamente no me conocía, pero tenía más puntos que yo y por lo tanto, si le ganaba, él perdería más proporcionalmente. Nunca supe quién era, pero me queda claro que no aceptó porque tuvo miedo de perder conmigo y ésa fue como una victoria para mí”.
TRES
En términos de futbol en videojuegos, hoy todo parecería muy claro. Pro Evolution Soccer (Winning Eleven en Japón) desarrollado por Konami o FIFA Soccer de Electronic Arts (EA Sports). Uno y otro tienen incondicionales y, aunque bien podrían ser complementarios, lo cierto es que los seguidores de las sagas escogen una u otra, casi excluyentemente, y han creado un auténtico derby que no tiene punto final.
A favor del PES 2010 se apuntan mejores gráficas, mayor realismo visual en la ejecución de jugadas, jugabilidad más arcade y quizás por ello adictiva, además de exclusivas opciones como jugar la Champions League, el camino para ser una leyenda o una Liga Máster en la que se puede armar un equipo de ensueño.
La moneda más fuerte de FIFA es la amplia gama de licencias de ligas, estadios, equipos y jugadores reales que sin duda complace a todo videojugador. La jugabilidad es más de simulador y quizás impone mayor reto por ello, para bien y mal. Las caracterizaciones de los futbolistas son más específicas y ése también es un punto importante, como igual lo es el desarrollo de los juegos oficiales para cada Copa del Mundo, a partir de la de Francia 1998, y de los inolvidables FIFA Street, que como su nombre lo sugiere son una versión callejera en la que se combinan todo tipo de marrullerías con jugadas espectaculares, casi artísticas.
Entre sus portadas PES ha tenido a Lionel Messi, Andrés Guardado (en la versión latinoamericana), Cristiano Ronaldo, Fernando Torres, Gianluigi Buffon, Adriano Leite, Thierry Henry, John Terry, Francesco Totti o Pierluigi Colina. Dependiendo de la zona de comercialización, en las carátulas de FIFA han aparecido Ronaldinho Gaúcho, Francisco Guillermo Ochoa, Wayne Roonie, Lukas Podolski, Kaká, Omar Bravo, Cuauhtémoc Blanco, Ruud van Nilstelrooy, entre muchísimos más.
PES y FIFA, que también incluyen la opción de jugar en línea, para Latinoamérica han optado por narradores y comentaristas mexicanos, para beneplácito o dolor de estómago de sus seguidores o detractores: el primero por Christian Martinoli (argentino, pero en México, como se sabe) y Luis García; por Enrique Perro Bermúdez y Ricardo Peláez el segundo.
En cuanto a consolas, los más gamers actualmente deciden entre PlayStation 3 de Sony o Xbox 360 de Microsoft, ambas de séptima generación, aunque no es raro que para seguir jugando en cualquier sitio también utilicen PlayStation Portable (PSP, que además reproduce música y video, se conecta a Internet y visualiza fotos, al margen de que si se hackea su sistema operativo puede ejecutar innumerables homebrews), o un Nintendo Dual Screen (NDS). Y no falta quien utiliza la interactividad corporal que permite la Wii de Nintendo, pues si bien no ofrece el mayor poderío en gráficos, sí su capacidad de detección de movimiento en el espacio y de apuntar objetos en la pantalla con el control, por medio de un sensor óptico.
Entonces, hoy todo parecería muy claro para un seguidor del futbol que quiere videojugar o para un gamer con aficiones pamboleras. Pero, desde luego, no siempre fue así. En esta historia el balón no siempre fue redondo. La evolución del futbol en los videojuegos se ha escrito en los últimos treinta años.
Yo la he vivido casi toda. ¿O toda?
CUATRO
“Estar en una cancha de futbol es emocionante e intenso”, me asegura Juan Carlos Camacho, hermano mayor de Juan Jesús. Actualmente tiene 24 años de edad y está por concluir la licenciatura en Administración. Desde niño ha jugado en diversos equipos del Distrito Federal y la zona metropolitana, en los que ganó torneos de liga y campeonatos de goleo, los dos más recientes en los dos últimos años. Durante algún tiempo llegó incluso a jugar en tercera división nacional.
A los quince años de edad también comenzó a destacar como jugador de squash. Entre 2000 y 2005 fue primera raqueta nacional en sus respectivas categorías. Desde menores de quince hasta sub-19, en aquellos años no tenía rival en México. “Sembrado como número uno nacional, jugué también varios Panamericanos y torneos abiertos en Estados Unidos, Canadá, Holanda, Inglaterra y Alemania. Sin embargo, al priorizar mis estudios y el trabajo, preferí no continuar como profesional, aunque sigo jugando y enseñando a jugar squash”.
Mientras me muestra la repisa de su casa en la que conserva sus trofeos y preseas ganadas como jugador de squash y futbolista —ahí también están las obtenidas por Juan Jesús y su hermana Elizabeth como raquetistas—, Juan Carlos me cuenta que desde los ocho años también se interesó por los videojuegos: “Siempre me parecieron atractivos y sumamente divertidos. Desde luego, es preferible el futbol en cancha, ya sea grande con once jugadores, de Fut-7 o rápido, pero como al menos yo no puedo estar ahí diariamente, los videojuegos son una buena opción. Además representan una experiencia más real que sólo ver un encuentro por televisión, como hace mucha gente”.
Juan Carlos considera que los videojuegos pueden ser adictivos, “pero sólo en el caso de que no desarrolles otras actividades. Puedes controlarlo perfectamente si le dedicas tiempo a otras cosas”. En sus años como videojugador, reconoce, los títulos de futbol se han convertido en sus favoritos: “Es el deporte más difundido del mundo y tener este tipo de juegos al alcance de las manos es de lo más entretenido que existe”.
Juan Carlos, que es seguidor de la selección inglesa y del club Arsenal, igual que su hermano prefiere jugar en PlayStation 3 y opta por Pro Evolution Soccer. Aunque la última entrega de la saga no le ha convencido del todo. “Principalmente por su modalidad en línea. Lo siento poco ágil, quizás porque consume mayores recursos de red por todo lo que contiene. Por eso diría que me gusta más el PES 2009, que por cierto también podía individualizarse más en sus opciones tácticas”.
Otro aspecto en el que reflexiona Juan Carlos no necesariamente tiene que ver con los partidos en Internet ni con Konami, sino con una especie de nostalgia, que también puede despertar el contenido de un videojuego. “En mi equipo de Liga Máster, durante los últimos cuatro años había intentado reunir un equipo base que me gustó desde 2006. Pero esos jugadores se han hecho viejos y no han podido mantenerse en su selección nacional o han bajado su nivel y han salido de los principales clubes del mundo, por lo tanto ya no son incluidos en los juegos más recientes. En el PES 2010 ya no vienen muchas leyendas. Por ejemplo, Jens Lehmans y Fredrik Ljungberg, que se fue a jugar a la MLS de Estados Unidos, ya no aparecen. Juan Sebastián Verón sólo viene en la selección argentina, pero no en club. Rivaldo antes por lo menos era incluido en el Panathinaikós, ya no. Y Ronaldo, que fue una auténtica estrella de videojuegos durante muchos años, ya no está”.
Aunque Ronaldo y Roberto Carlos podrían volver a estar, pienso, si como se asegura, para el PES 2011 se incluye la Copa Libertadores, donde vendría el Corinthians de Brasil. Pero en general entiendo el sentir del entrevistado. En la más reciente actualización del PES 10, la del pasado 7 de junio, de la selección verdeamarela han salido Pato y, para gran decepción y molestia de muchos de sus seguidores en el mundo, Ronaldinho Gaúcho. Todo obedece a la lista de convocados de Dunga para Sudafrica 2010, pero igual la sensación, pegajosamente existencial, es que algo indefinido quedó atrás. Y un poco de nosotros también.
“Lo bueno es que el PES 2010 viene más equilibrado en los equipos”, me dice Juan Carlos, esfumando los recuerdos. “Ya no es tan fácil golear, llevarte a los defensas o anotarle al portero, porque se compensan muy bien las habilidades y características de los jugadores. Espero que así siga en el futuro y que integre la 3D con el movimiento corporal, de la misma forma que los videojuegos pueden integrar a una familia, al fomentar su convivencia”.
CINCO
Al comenzar los años ochenta del siglo pasado Atari 2600 era la consola que dominaba el panorama de los videojuegos. Fue el primer sistema casero de cartuchos intercambiables que realmente prendió en el mercado —vendió más de 30 millones de aparatos— y su catálogo habría de rebasar los 600 títulos, con diversos modos de juego y dificultades.
Aunque algunos otros podrían considerarse como antecedentes, para esa consola apareció el primer videojuego formal de futbol que arraigó entre los gamers: Championship Soccer, en 1980. Un año más tarde el mismo juego habría de catapultarse cuando cambió de nombre para asociarse a la imagen del, quizás, mayor icono futbolístico de la historia: Pelé’s Soccer.
Fue la sensación del momento, aunque en pantalla sólo aparecían tres jugadores por equipo que se movían en bloque. Gráficamente, el rey Pelé y los demás futbolistas eran poco más que pequeños rectángulos que se controlaban con un joystick y que al presionar el único botón del mando podían chutar —cero diferencia entre tiro o pase, potencia o elevación— un balón cuadrado, hacia porterías que tampoco pasaban de ser rectángulos en cada orilla.
No era mucho, pero para la época no era poco.
Ése fue el inicio de una historia que continuó en el propio Atari (y en el Intellivision, su competencia) con títulos que no se diferenciaban mayormente del pionero: International Soccer, NASL Soccer, Real Sport Soccer.
Pero desde mediados de esa década de los ochenta el futbol se popularizó también en otras plataformas, al tiempo que fue explorando nuevas posibilidades y sofisticándose en scroll, modos de juego, opciones tácticas, desarrollo de movimientos, gráficos y ambientes, uso de cámaras, intuición del CPU y mucho más. Las arcades (aka maquinitas), las PCs, los teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos, y desde luego cada una de las consolas caseras de última generación que han salido al mercado hasta la actualidad, han tenido títulos de futbol como opciones estelares de sus catálogos de juego, algunos inconfesablemente inolvidables para quienes los han jugado, por la experiencia en sí y por lo que ocurría en sus vidas mientras tanto: Soccer, Kick Off, Sensible Soccer, los Goal y Super Goal, Nekketsu Kou kou Dodgeball Bu: Soccer Hen (en América Nintendo World Cup), Super Sidekicks, World Wide Soccer, Tecmo World Cup Soccer, Megaman Soccer, Mario Strikers, Virtua Striker, Victory Goal, World Soccer 94: Road to the Glory, los International Super Star Soccer…
El número de videojuegos futbolísticos desarrollados hasta el momento rebasa los 200 (sin contar imitaciones o alteraciones de juegos originales, algunas de las cuales en el mercado pirata mexicano permitían que el América o las Chivas tuvieran diez veces más nivel que el Barcelona o que Lionel Messi pareciera un parapléjico al lado de Cuauhtémoc Blanco), y seguramente esta cifra se irá incrementando sin cesar, porque en efecto es una industria. FIFA 09 alcanzó ventas superiores a las diez millones de copias, mientras que PES 2009 rebasó las ocho millones de copias vendidas en el mundo.
Los videojuegos por muchos años han sido vistos en menos como productos culturales. Se les ha difamado sin saber de ellos o se les ha relacionado con fuentes de vicio, violencia, idiotez o pereza, infantiles, sin comprender que el ser humano es el recipiente vacío que se llena de lo que quiere y puede y los juegos de video son sólo una sustancia de tantas, ni buenas ni malas, porque como todo arte puede entenderse amoralmente, que puede contener.
Sin embargo, los videojuegos encierran no sólo un proceso evolutivo tecnológico en sí mismo sorprendente y disfrutable, coordinación motriz y desarrollo mental. También significan creación, obra acaso lúdica pero profesional, con carácter estético, historias, narraciones, personajes a veces entrañables, emociones que rodean al ser humano.
El futbol es muestra de ello.
Y si todo eso es así, ¿es para tomarlo a juego? ®