EL GERMEN DEL FASCISMO ALEMÁN

El listón blanco, de Michael Haneke

Con el propósito de descifrar la lógica del fascismo nazi, El listón blanco, de Michael Haneke (próxima a estrenarse en cartelera nacional), se remonta un par de décadas atrás para narrar las relaciones de poder en el ficticio pueblo de Eichwald antes del estallido de la Primera Guerra Mundial.

Michael Haneke

Si el nazismo fuera un sujeto adulto, El listón blanco (2009), la reciente obra de Michael Haneke, sería la narración de su infancia. Ubicada justo antes de la Primera Guerra Mundial, la película revela el germen del fascismo en el ficticio pueblo alemán de Eichwald. “Creo que debo contar los extraños eventos que ocurrieron en nuestro pueblo”, narra con voz cansada y vieja quien entonces fuera el joven profesor de Eichwald. “Éstos podrían quizás clarificar algunas de las cosas que pasaron en este país”.

Así pues, uno por uno, estos “extraños eventos” se presentan como síntomas de un profundo malestar social: una cuerda que hace caer al doctor del pueblo de su caballo; un suelo de madera podrida que se rompe y mata a una mujer; el enigmático incendio de una granja; el secuestro del niño del barón del pueblo, primero, y del pequeño hijastro con síndrome de Down del doctor, después, sólo para golpearlos y abandonarlos, entre otros sucesos misteriosos.

Para Haneke el humano no es un ser inherentemente bueno que después puede contaminarse de maldad, como sugiere el pastor del pueblo cuando ata, como escarmiento, un listón blanco en los brazos de sus hijos para recordarles su “pureza e inocencia”.

Criado en Austria, país natal de Freud, Michael Haneke (La pianista, Caché, Funny Games) tiene un acercamiento psicoanalítico a El listón blanco. Es decir, si el propósito era descifrar el fascismo de la sociedad alemana, el recurso lógico sería representar al fascismo manifiesto (el nacional-socialismo de Hitler, por ejemplo), pero la película apunta a la génesis de sus motivaciones, revelando un autoritarismo latente en las jerarquías de poder, sociales o familiares, de aquel microcosmos llamado Eichwald.

Para Haneke el humano no es un ser inherentemente bueno que después puede contaminarse de maldad, como sugiere el pastor del pueblo cuando ata, como escarmiento, un listón blanco en los brazos de sus hijos para recordarles su “pureza e inocencia” (justificación aparente a sus castigos fascistoides). En Haneke, como en Marx, el individuo es el resultado de las relaciones sociales (Estado, familia, religión, etcétera). Así, los niños del pueblo (la “generación nazi”, dice Haneke), algunos constantemente castigados y a veces sexualmente abusados en su familia, asimilan esas estructuras del poder, de manera incluso casi obscena. El férreo porte y la autoritaria amabilidad de Karla, la niña líder, por ejemplo, se presentan como un escalofriante reflejo de su contexto social.

Inclusive se sugiere con insistencia que los niños son los culpables de los accidentes del pueblo, pero al respecto El listón blanco prefiere dejar enigmas abiertos que ofrecer certezas. “Lo que siempre trato de lograr es hacer preguntas”, ha dicho Haneke en una entrevista. “Dar respuestas es algo ya sea cobarde o estúpido”, sentencia. Además, un diagnóstico profundo de aquellos sucesos revelaría ese germen del fascismo que comienza ya a hacer estragos sociales, algo sin duda más complejo que simples travesuras infantiles.

Que en la película se omita la palabra “judío” resulta particularmente revelador. En ese pueblo enteramente protestante el judío es ausencia o, más exactamente, una presencia negada, cuya cancelación ideológica será simbolizada décadas después por otro listón en el brazo, ya no blanco, con la estrella de David como estigma. A una sociedad tal sólo le sigue el derrumbe, que en la película se simboliza por la muerte de Francisco Fernando y la inesperada llegada de la guerra.

Ganadora el año pasado de la Palma de Oro en Cannes, El listón blanco consigue revelar, en un sobrio blanco y negro y con el característico tono parsimonioso del autor, el zeitgeist de un pueblo ficticio pero perturbadoramente representativo de una sociedad en declive. ®

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Publicado en: Cine, Diciembre 2010

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