Hace quince años Cristina Rivera Garza encontró unos archivos perturbadores, diálogos entre psiquiatras y locos, documentos que narraban cómo era la vida dentro del Manicomio General, mejor conocido como La Castañeda, una de las medallas civilizadoras que se colgó el Porfirismo.
Después de convivir con los más de 75 mil expedientes de esta institución, de diseccionarlos y de convertirlos en su tesis de doctorado, Rivera Garza gestó una novela: Nadie me verá llorar, donde cuenta todo lo que la Cristina-historiadora le contó off the record a la Cristina-narradora. Ahí la locura es reivindicada por Matilda Burgos, una interna de La Castañeda.
Pero hoy, en vísperas de conmemoraciones bicentenarias, emerge su contraparte: La Castañeda. Narrativas dolientes desde el Manicomio General. México, 1910-1930 (Tusquets, 2010), un libro de historia donde la locura forma parte de las ruinas de la modernidad. “Por un lado [está] el gran proyecto civilizador y, por otro, los psiquiatras hablando de la vida moderna como el causante de la inestabilidad mental” dice su autora.
Otro tema medular del texto es la relación entre sexo y locura, en él se narra cómo La Castañeda fue uno de los primeros lugares donde los médicos exploraron a fondo el cuerpo y la psique femeninos.
Otro tema medular del texto es la relación entre sexo y locura, en él se narra cómo La Castañeda fue uno de los primeros lugares donde los médicos exploraron a fondo el cuerpo y la psique femeninos. “Ninguna mujer decente podía dejar que un hombre investigara su cuerpo”, asegura Cristina, “los psiquiatras de La Castañeda produjeron el terreno de lo sexual y puesto que las mujeres eran las informantes, la sexualidad moderna es femenina”.
Este es un libro que cambia de forma conforme avanza, primero está el rigor académico, “la tarea”, como le llama Cristina; después entran los testimonios de los locos, las narraciones rotas, los pastiches y es ahí donde el texto cobra fuerza. “Desde que presenté mi tesis he sido muy crítica de la forma en la que se escribe la historia”, asevera ella y lanza una exhortación final: “Escribir la historia de manera distinta, escribir novelas de ficción-documental en lugar de novelas históricas. Si queremos revivir voces pasadas, tendremos que cambiar nuestra narrativa”.
Y es justo en la parte final de La Castañeda donde Cristina funge como médium, pues las voces de los muertos se escuchan con una claridad escalofriante, como si no hubiera todo un siglo de por medio. ®
wendyloo
Por los antecedentes que he encontrado de este libro, puedo percibir que es un buen libro que me interesa bastante.. siempre he creido que la locura y la politica tienen algo que ver, (talvez se entienden entre ellos)
angèlica
Para mi es importante saber donde puedo comprar este libro de LA CASTAÑEDA, en la ciudad de Celaya,Leòn o Irapuato del Estado de Guanajuato, porque lo busque en algunas librerias como Sanborns y el tercer milenio y no lo tienen a la venta, ojala que me hicieran el favor de enviarme esa informaciòn, es todo Gracias
Mary Carmen Gómez
Interesante conocer tantos secretos de un lugar tan nombrado. Compraré el libro, seguramente será como dices…escalofriante.