Una fotografía del extinto payaso regiomontano Cepillín con una boina originó un malentendido que dio como resultado la creación de la célebre playera de Chepillín.
Un año nuevo de hace varios años, en el 2005 o el 2006, por ahí, fui a visitar a mi amigo André Krassoievitch (QEPD) a su casa.
Al recibirme, noté que había una foto tamaño infantil colgada en su librero. André tenía el enorme talento de descubrir y coleccionar curiosidades e imágenes realmente extrañas y fuera de lo común. Miope como soy, de lejos me pareció estar viendo una foto del Ché, por lo que le pregunté antes de acercarme a ella si efectivamente era el Ché. Soltó una carcajada. Al verla bien, era claro que se trataba de Cepillín. Era una imagen muy simple: una foto tamaño infantil de Cepillín con una boina negra. Taniel Morales, quien también estaba ahí, con la sagacidad y el sentido del humor que lo caracterizan hizo de inmediato el obligado juego de palabras: “¡No es el Ché, es Chepillín!” Nos reímos toda la noche del acertado chiste conceptual.
André tenía la intención de hacer un negocio de camisetas, y haría la imagen para impresión tan pronto pudiera, por lo que nos pidió que juráramos que no saldría de ahí el genial concepto. Pero… él mismo no se aguantó, y en la peda se lo comentó a alguien que a su vez le platicó el chiste a uno de los dueños de las camisetas NaCo, y lo demás es historia. Los de NaCo sacaron las camisetas, pero al revés: intervinieron la célebre imagen del Ché para convertirlo en un payaso.
Ahora resulta que por mi equívoco yo podría resultar responsable del posible levantamiento de cubanos en Miami. Menos mal que Cepillín no se parece a Mahoma, si no, ¡imagínate!
La primera idea era mucho más elegante: bastaba con ponerle una estrella a la boina de Cepillín para transformarlo en un héroe revolucionario… ¡ja! El orden de los conceptos sí altera el producto…
Ésa es la historía, no que a nadie le importe, pero así sucedió.
Unos años después, buscando libros de autoayuda en la librería El Péndulo, de la chilanga colonia Condesa, estaba absorto con mi perorata interna cuando escuché a un grupo de personas mencionar la camiseta de Chepillín. Resulta que eran exiliados cubanos que comentaban que se había armado un revuelo en Miami porque los de NaCo habían querido venderlas ahí. No les gustó nada, tanto que al parecer fue un contingente de quejosos a reclamar a la embajada de México por el sacrilegio. Ahora resulta que por mi equívoco yo podría resultar responsable del posible levantamiento de cubanos en Miami. Menos mal que Cepillín no se parece a Mahoma, si no, ¡imagínate! ®
Nota de Rogelio Villarreal: Álvaro me contó esto a propósito de una foto que subí a Instagram hace unos días, en la que visto una playera de Chepillín, que tengo desde hace muchos años. Una vez me la puse para ir al desaparecido Bar Calavera, en Guadalajara, que comandaba el locutor Ché Bañuelos. Me acerqué a la barra para pedirle una cerveza y Bañuelos se fijó en mi playera, me dijo que le parecía muy ofensivo. Desconcertado, le dije: ¿Para quién, para el Ché o para Cepillín?, y me reí.