A los artistas el olvido los mata, y volver a la memoria colectiva les trae una sonrisa al saberse recuperados de entre los recovecos más empolvados de los recuerdos de antaño. La nostalgia transformada en presente se convierte, si no en pócima rejuvenecedora, sí en fórmula mágica que enciende fuegos de nuevos bríos entre las cenizas que se creían apagadas totalmente. Para Tony Camargo la vuelta a un estudio de grabación en 2010 ha sido definitivamente el mejor pretexto para no olvidar al año viejo, porque le ha dejado un disco nuevo, una sonrisa llana y una buena amiga.
Lejos del céntrico y musical barrio de Santiago donde parecía que iba a emitir sus últimos cantos, en la Mérida de Yucatán, el intérprete jalisciense devenido peninsular retoma los viejos bríos que algunos creyeron gastados y de la mano prodigiosa de una cantante y pianista de jazz que jamás ha usado una partitura, Ligia Cámara, arrastra la voz en una colección de boleros de esos que se antojan con un buen trago y el humo de un tabaco que pinte de grises azulados el ambiente en derredor.
Apenas unos días después del último eclipse lunar que cerraba místicamente la primera década del siglo, otro Eclipse terminaba su primer ciclo para también dejar su marca en la historia, al menos en la de la música popular latinoamericana.
Con una producción coordinada por el caricaturista Efrén Maldonado, enamorado del viejo Camargo luego de descubrirlo por casualidad en un paseo con sus hijos por el barrio santiaguero hace ya casi ocho años y de llevarlo cada 31 de diciembre o 1 de enero a cantar en vivo “El año viejo” en las emisiones nocturnas de “El columnista radio”, Eclipse termina el proceso de reinserción de Tony en el escenario musical.
El disco, una colección de boleros que viaja desde “La Puerta”, pasando por “¿Cómo fue?”, ¿Qué esperas?”, “Amar y vivir”, “El día”, “Perdón”, hasta “Cenizas”, entre otros, coloca la voz del viejo cantante en una mezcla de romanticismo puro aderezado del jícamo que lo caracterizó siempre frente a las más famosas orquestas de la música guapachosa.
Por momentos, trazando un rasposo sonido arrabalero que navegan con el saxofón del también yucateco José Ballote y la cadencia del trópico sensual de las percusiones del dominicano avecindado en Yucatán, Miguel Mañaná, el bolero en las vocales de Tony Camargo encuentra una especie de nuevo sabor sonoro.
El cuadro se completa en el estructurado bajo de Luis Cervera, también yucateco, y se asienta en un sutil dejo jazzístico que los dedos de Ligia Cámara saben guiar con buen tino, junto a su voz comparable con la de una negra cantante de góspel.
Por momentos, trazando un rasposo sonido arrabalero que navegan con el saxofón del también yucateco José Ballote y la cadencia del trópico sensual de las percusiones del dominicano avecindado en Yucatán, Miguel Mañaná, el bolero en las vocales de Tony Camargo encuentra una especie de nuevo sabor sonoro.
Para Camargo, que no para de sonreír cuando escucha una y otra vez el disco, o se detiene por momentos a escucharlo y decir: “Aquí debió sonar un poco más fuerte la voz de Ligia”, su ahora amiga del año viejo, “acá me tengo que aprender bien todavía las pistas para el día de la presentación”, Eclipse es su fenómeno estelar inesperado. Se sorprende y maravilla como lo hicieran los mayas frente a las revelaciones del cosmos que plasmarían después en la sabiduría de sus códices. Se regocija y recupera incluso de dolencias, se anima y emociona de pensar en volver a un escenario para compartir con “ese público hermoso que tanto quiero” lo que todavía le queda de energía para derrochar su alegría.
Y no es poca cosa que a los 84 años y más de un cuarto de siglo de encontrarse lejos de aquel mundo del espectáculo musical en el que se hizo leyenda, de pronto le cayera la oportunidad de volver a meterse a un estudio de grabación y salir unos meses después con un disco románticamente calientito bajo el brazo.
Es un hecho que el paso de los años se resiente en la voz de Camargo Carrasco y que por momentos la de su compañera, Ligia, queda un tanto opacada en las grabaciones. Pero ello no hace una mella insalvable en el conjunto de la producción musical, por el contrario, permite a la imaginación dejarse llevar por una especie de ambiente de bar o cabaret de los cincuenta a media luz, en algún puerto perdido latinoamericano a donde los parroquianos han ido a arrojar entre la bohemia y el licor ese romance que traen enterrado en el corazón y que alguien no quiso recibir.
Ballote, Mañaná y Cervera aderezan con gusto y marcan un tiempo preciso en cada una de las interpretaciones de los clásicos que integran el disco, el necesario para saborearlo despacio, sólo o en la compañía de alguien que se anime a arrastrar los pies con la cadencia de un baile lento y cabaretero.
Material justo para decirlo: “Esta noche corazón yo me despido y no sé si volveré a estar contigo”, voy a escuchar a Tony Camargo y a Ligia Cámara, para recibir este año nuevo, abrazando el bolero como lo hacen ambos, acompañados al final del Eclipse con una atinada inserción de la voz de Benny Moré.
®
antonio
Jamas conserva su voz, eso es engañarse, pero que lindo es escucharlo y que bien se siente que se tome en cuenta a estas viejas glorias.
melvin alvarez
tengo un amigo que asegura que tony es colombiano yo digo que es mexicano como hago para convencerlo
soy de maracaibo venezuela
Ricardo
La semana pasada estube en Merida y tuve la suerte de volver escuchar al maestro Tony Camargo que aun gracias a Dios conserva intacta su maravillosa voz, al final del concierto le pedimos tomarnos una fotagrafía con él, a lo que accedió de manera agradable y muy agradecida, fue una linda experiencia encontrar en esas cálidas tierras a tan gran interprete. que Dios nos los siga conservando por muchoas años mas con esa foratleza que aun se aprecia.
luis felipe escarza
Hola:
¿Podrán hacer llegar al buen Tony la siguiente dirección: http://www.romancemusical.net/ ?
Aquí subimos a la red, ya digitalizado, un caset con algunos de sus éxitos; por supesto está » El año viejo «.
Gracias.
lfe