“Todo está en mi cabeza, lo transformo y plasmo según los elementos que tenga a la mano, no pretendo enviar un mensaje específico, cada persona entiende la obra según lo que ellos quieran ver; eso es lo maravilloso del arte, a todos nos provoca cosas diferentes, todos entendemos algo distinto”, dice Ivonne Adel-Bureos acerca de su obra, la cual es una fusión de diferentes técnicas como el collage y el aerosol hasta la utilización de latas de refresco, cartón y trozos de madera.
“Todo puede transformarse y reutilizarse en algo nuevo, la calle nos ofrece un sinfín de posibilidades todos los días; mi obra se basa en lo que hay en la calle, en lo que siempre está frente a nosotros pero nunca nos tomamos la molestia de ponerle atención, lo ordinario puesto en otro nivel”.
“Todo puede transformarse y reutilizarse en algo nuevo, la calle nos ofrece un sinfín de posibilidades todos los días; mi obra se basa en lo que hay en la calle, en lo que siempre está frente a nosotros pero nunca nos tomamos la molestia de ponerle atención, lo ordinario puesto en otro nivel”.
Hija de madre mexicana y padre alemán, y con 27 años de edad, regresa a México para reconocer sus raíces, experimentar y revalorar elementos vitales de su vida. “Me gusta México, es un lugar muy hermoso, pero me preocupa todo lo que está sucediendo, eso me pone muy triste; creo que a través de la sensibilización de la sociedad se pueden lograr muchas cosas; los seres humanos nos volvemos más perceptivos y conscientes, podemos tener otra apreciación de las cosas, pero sólo será posible a través de la sensibilización a raíz del arte”, afirma Adel-Bureos, quien prefiere dejar su trabajo en las calles que en las galerías: “El arte debe de estar como un elemento constante en el transitar de las personas, muy cerca de ellos, y qué mejor lugar que la calle”.
Singapur, Londres y Nueva York han sido parte de su tránsito por el mundo, y en México se quedará un par de meses más. “Quiero compartir mi trabajo, conocer lo que se hace en mi país, aunque no he vivido gran parte de mi vida en él, amo a mi país”, dice la artista germano-mexicana que también tiene deseos de impartir un taller a niños y jóvenes, compartir su experiencia y su manera de hacer arte. “Me gustaría poder compartir mis conocimientos con niños y adolescentes de bajos recursos, sacarlos de su rutina diaria y mostrarles que el arte es para todos, darles la oportunidad de que transformen su realidad”.
Elevando lo ordinario es un trabajo instantáneo, efímero y a su vez permanente, según las condiciones, que busca reciclar, renovar y trasmutar lo que está en el entorno urbano y darle un nuevo sentido ante nuestros ojos. ®
