El narrador de esta historia es un futbolista frustrado amante del Atleti, de la música rock y vive enfrentado a la sociedad por esa gran acumulación de taras que hay en la gente que la compone y que él observa con olfato canino en sus diarios recorridos. Los personajes elegidos rompen con el estereotipo de las novelas escritas sobre grandes ciudades para presentarnos la realidad de una sociedad en su más cruda esencia, trazada con maestría y el dominio que solamente adquieren quienes consiguen, a partir de una experiencia personal, tener una visión más amplia que las superficiales notas de los periódicos. Sergio Galarza (Lima, 1975) nos pasea, en la voz de su protagonista, por su vida como paseador de perros; es una vida andante, de aquí para allá, una metáfora de la libertad que él no ha podido encontrar en la compañía de Laura Song, que poco a poco empieza a dejarlo. A su cargo, en el camino del lado b de su vida, se encuentra al cuidado de un mapache. Cualquier cosa imaginó en “la ruta incierta de los anhelos” que verse obligado a cuidar de un mapache. El paseador de perros tiene un jefe que hará lo posible para que el negocio no quiebre, algunos amigos y en ocasiones es confidente de los vecinos, entra en casas ajenas de viejos que se acercan a la muerte, se enfrenta a los porteros que lo intimidan y se fija detenidamente en el mal gusto de ciertos barrios periféricos de Madrid que le hacen recordar a los barrios marginales de Lima, le agrede el mal vivir de ciertos inmigrantes que encuentran la sabiduría en la lectura de periódicos gratuitos. Busca alcanzar la paz y no cesa en su recorrido memorioso por las paredes que albergaron su pasado limeño donde tal vez fue más feliz. Sergio Galarza teje en esta historia la vida de un personaje que, sin llegar a ser del todo él, retrata el caos cotidiano de un trabajador inmigrante que se ve obligado a desempeñar un extraño oficio para sobrevivir, tiene la crudeza por momentos melancólica que a veces encontramos en John Fante y por momentos se desliza en una especie de Kerouack iniciático y desgarrador. Es una novela para disfrutar como si de un paseo se tratara. En toda la historia hay una voz interior cuyas reflexiones contundentes pero sencillas le otorgan la fuerza que deslumbran al lector. Después de leer Paseador de perros (Barcelona: Candaya, 2009) uno sale a la calle y ve a los perros con otros ojos. A lo mejor los mismos que tienen sus dueños. Se podría decir que esta novela es también una crónica urbana, respira talento, rabia, ironía y sarcasmo. Es una historia donde el protagonista termina convertido en algo así como un indomable perro que corre libre por las calles, a la espera de que algo cambie. ®
EN EL LADO B DE LA VIDA
Paseador de perros, de Sergio Galarza
Publicado en: Julio 2010, Libros y autores
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