En la piel de Moebius

La revolución de la ficción científica

Jean Giraud (a.k.a. Gir, a.k.a. Moebius; Nogent-sur-Mane, Francia, 1938), falleció el sábado 10 de marzo a los 73 años. Uno de los artistas de cómic (europeo, mundial, cósmico) más relevantes e influyentes del medio de la bande dessinée. El cómic, el cine, la ciencia ficción y el arte conceptual perdieron a uno de sus iconos fundamentales, y ahora nos espera a todos en el Gran Lago de Ácido que lo Disuelve Todo.

Los varios Moebius

© Blumpi

Se ha hablado de dos Moebius, lo cual se refiere a la capacidad de cambio del artista francés, impulsada por su búsqueda constante de experimentación. Neil Gaiman lo describe así: “Dibujaba diferentes historias en diferentes estilos, y lo único que parecían tener en común es que eran hermosas”. La mano de Moebius transforma lo que toca. Como ejemplo, pongo su versión de Silver Surfer, el fascinante personaje de Stan Lee. No ha habido un Galactus más monumental y aterrador que el suyo, y ante él Silver Surfer se vuelve un apóstata galáctico. Silver Surfer, antiguo heraldo de Galactus, lo cuestiona, y el enfrentamiento entre ambos se vuelve una batalla filosófica. Si Silver Surfer te recuerda que “aun con todo tu poder no sabes las causas y los motivos de la vida”, ya puedes bajarte del pedestal y derrumbarte. En ese capítulo Galactus se cree un dios, y al ver cómo sus creyentes se evaporan decide abandonarlos, ni siquiera acabar con ellos de una buena vez. ¿Les suena conocido?

Otro ejemplo es su viñeta para Batman: Black & White. No busco consenso, pero personalmente creo que es el mejor Batman de esa colección de versiones del Caballero Oscuro.

La gran aportación de Giraud fue volcar la estética de la ficción científica. Un punto de quiebre fundamental lo fue su trabajo con Jodorowsky. El Incal es la pieza que resume su estilo y desde ahí es posible identificar hasta dónde llega su influencia.

En la superficie bien se pueden avizorar dos cabezas del iceberg Moebius. Una es la parte de su obra que pertenece al cine, la otra, acaso la más importante, la que tiene el pie puesto en el medio del cómic. (Una tercera sería su trabajo en el campo de la animación, aunque ésta se encuentra más cercana a la historieta que al cine, y con títulos como Les Maîtres du Temps, Little Nemo: Adventures in Slumberland.)

Luego del fracaso del ambicioso proyecto de Dune de Alexandro Jodorowsky (la nómina habría estado complementada por Pink Floyd y Mick Jagger), el siguiente proyecto cinematográfico de importancia en el que participa es en el diseño para Alien (Ridley Scott, 1979). De un lado están los seres biomecanoides de H. R. Giger, del otro, los trajes espaciales de Moebius.

Hay que seguir las pistas de Tron (Steven Lisberger, 1982), Masters of the Universe (Gary Goddard, 1987), Willow (Ron Howard, 1988) The Abyss (James Cameron, 1989), Space Jam (Joe Pytka, 1996) y El Quinto Elemento (Luc Besson, 1997), filmes en los que el artista colaboró de distintas formas: como artista conceptual o diseñador.

¿Qué hizo Moebius?

Moebius

La gran aportación de Giraud fue volcar la estética de la ficción científica. Un punto de quiebre fundamental lo fue su trabajo con Jodorowsky. El Incal es la pieza que resume su estilo y desde ahí es posible identificar hasta dónde llega su influencia. En la saga del detective privado de clase R. John Difool y su ave Deepo se preconfiguran ya El Quinto Elemento o Blade Runner. La misteriosa caja llamada El Incal es tan determinante para el futuro de la humanidad como años más tarde lo fue el misterioso Akira de Katsuhiro Otomo. Los paisajes no hacen sino remitir a Star Wars. El delirante Cabeza de Perro que aparece al principio es sin duda un antecedente de Booga, la pareja sentimental de la Tank Girl de Jamie Hewlett y Alan Martin. (la mencionada Blade Runner también puede verse en otra historia dibujada por Moebius: The Long Tomorrow).

Moebius redefinió la estética y la narrativa de la historieta en publicaciones como Metal Hurlant y su versión estadounidense, Heavy Metal, pero también se pueden notar sus tentáculos en proyectos editoriales como Vertigo. El cyberpunk y la fantasía posmoderna le deben mucho a Giraud. Y a su vez, el viaje metafísico que es La saga de los Incales proviene de Las Enseñanzas de Don Juan. El viaje iniciático, el misticismo, la influencia de la magia, el hermetismo.

En su introducción para Escala para Faragonescia el mismo Moebius explica lo que significa para él producir cómics:

… por la noche me digo, “¿qué podría hacer para sentirme bien, para ser feliz? … ¿Mirar televisión? ¿Ir al cine? ¿Leer un libro? ¿O hacer una historieta?” Muchas veces prefiero crear una historieta, porque es como tener mi televisión personal, la televisión ideal donde proyecto mi propia película o escribo mi propio libro, que leo poco a poco.

© Moebius

El campo de experimentación que ha sido el cómic europeo fue el lugar perfecto para realizar estas historias de búsqueda espiritual. Para eso, Giraud asumió esa personalidad única que reside en su seudónimo. Pero antes de ello, cuando, por ejemplo, dibujó Blueberry bajo el guión de Jean-Michel Charlier en las páginas de la revista Pilote a principios de los años sesenta, su firma era otra; me refiero a su nickname y a su impronta artística, de una vena más tradicional que lo que vendría después. Este largo serial también redefinió otro subgénero —el western— y fue el camino lineal antes de tomar el más intrincado y barroco.

En los sesenta Moebius montó un caballo y de ahí saltó a un pájaro predicador. Era momento de hacer a un lado los humos de la marihuana y descender del “vehículo”. De ese nuevo momento de rompimiento nace su experimentación final: Inside Moebius. Su MetaMoebius, en el que el autor entra a sus propias páginas y emprende el mismo viaje que sus personajes han tenido que vivir/sufrir. ¿Para encontrar a quién? A sí mismo, por supuesto.

Descanse en paz, Maestro Moebius. ®

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Publicado en: Literatura gráfica, Mayo 2012

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