La reprografía es una práctica ilegal, es el pirateo tipo hormiga de los libros. Fotocopiar es piratear. Nunca, pero nunca, debería promoverse en las escuelas una práctica sancionada por el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc).
Publicar un libro es una tarea muy compleja que conlleva tenacidad, esfuerzo y paciencia. No basta simplemente el deseo de ver impresos en papel los textos que nos gustan para lograr que una obra pueda ser apreciada por los hipotéticos lectores; se necesitan saberes específicos y habilidades variadas, por citar algunos: de derecho (para elaborar, entender y cumplir un contrato), de edición y corrección (para que el libro parezca un ídem y se presente libre de pifias y erratas), de diseño editorial (para lograr comunicar de modo eficaz con el comprador-lector, además de elegir una tipografía idónea para el texto y que resulte legible en una página bien compuesta), entre otras necesidades. Todo esto debe ponerse en práctica cuando se publica un libro cualquiera, pero cuando se edita a un autor que escribe en otra lengua se requiere aun de mayor esfuerzo, porque se contratan traductores, a los que se les paga, o se buscan apoyos para sobrellevar esa inversión; el trabajo de revisión suele ser mucho más complejo. También se debe tener paciencia, ya que un libro de un autor extranjero no suele venderse como los helados en mayo, sobre todo si se trata de un libro de poemas.
En 2005 viajé con dinero de mi bolsillo a Liubliana, la capital de Eslovenia, con la finalidad de participar en un encuentro de escritores. Conocí a poetas y narradores, pero una consecuencia central del viaje fue la decisión de publicar en Arlequín al poeta Ales Steger, entre otros autores. Para lograr tal emprendimiento participaron muchas personas: representantes y gestores de la editorial Beletrina, los traductores Pablo Fajdiga, Spela Markic y Óscar Leonel Ruiz-Ramírez, que trabajaron a la distancia (Pablo desde Buenos Aires, Spela y Leo desde Liubliana), mientras que nosotros en Guadalajara completábamos los trámites de apoyo a la traducción (de la Fundación Trubar) y pagábamos el adelanto a la editorial: al mismo tiempo se corregía la obra (por Katie Beas) y se diseñaba la portada de la antología de poemas, que se intituló Protuberancias. Para lograr la edición recibimos un apoyo monetario y desinteresado del Grupo Cultural Biografía para realizar la impresión; con todo ello y con mucho esfuerzo mandamos a imprimir un tiraje de un millar ejemplares. El libro salió en el tiempo estimado, se vendió en la FIL 2005, se distribuyó en librerías y desde ese momento no hemos dejado de exhibirlo ni de tratar de venderlo. Ese año, en noviembre, hicimos una presentación en la sala Lola Álvarez del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara.
Este reconocido autor europeo viajó más de doce mil kilómetros por más de treinta horas para firmar fotocopias en una preparatoria de la Universidad de Guadalajara, la misma que organiza la Feria Internacional del Libro (¡con foros sobre el futuro del libro y la protección de derechos de autor!).
Como sucede con casi todo libro de poemas, venderlo fue un proceso lento. Pero nunca desesperamos y lo mantuvimos en el catálogo hasta 2010 cuando renovamos nuestra imagen editorial, con lo cual dio un salto al cajón de ofertas. En cada oportunidad el libro ha salido a la venta, así sea en las ferias locales (municipal o del libro antiguo), como en las nacionales (del Zócalo, la de editoriales independientes, en Monterrey, en Oaxaca, etcétera).
Hace unos días, al hojear el programa, me enteré de que el autor estaría presente en el Festival de las Letras Europeas de la FIL 2013. Me alegró el día la noticia, pues aparte de saludarlo, vendería el pequeño lote de libros que aún manteníamos en el almacén. El día 4 de diciembre, Ales Steger me buscó en el stand de la editorial y nos fuimos a comer. Con mucha alegría me contó que ese día por la mañana había tenido una grata experiencia con los jóvenes de la Preparatoria 20 de la Universidad de Guadalajara (en la colonia El Fortín, de Zapopan), que había leído los poemas del libro que publicamos y que había firmado decenas de fotocopias de sus poemas. “¡¿Fotocopias?!”, le pregunté asombrado. “Sí”, lo confirmó. No pude más que sentir frustración y enojo, pues este reconocido autor europeo viajó más de doce mil kilómetros por más de treinta horas para firmar fotocopias en una preparatoria de la Universidad de Guadalajara, la misma que organiza la Feria Internacional del Libro (¡con foros sobre el futuro del libro y la protección de derechos de autor!). Fue tan bochornoso que no pude explicarle el absurdo de que nunca fui contactado por personal de la Preparatoria 20 ni por nadie de la FIL (quieres organizan el programa Ecos de la FIL para llevar renombrados autores a las preparatorias del estado); no pude decirle a mi autor que el precio del libro no era ningún obstáculo para que los estudiantes lo compraran, pues cuesta 22 pesos, y mucho menos pude explicarle, por vergüenza, sobre la pereza de los profesores y directivos de la Preparatoria 20 que pudieron llamar a las oficinas de la editorial para solicitar los libros del autor, los cuales les habríamos hecho llegar sin ningún problema hasta las instalaciones de su preparatoria, pero nunca lo hicieron. Resulta curioso que fotocopiar el libro de Steger con sus 88 páginas costaría 44 pesos, tomando en cuenta que lo común es que una fotocopia en cualquier papelería cueste cincuenta centavos. Es decir, por la ignorancia e inoperancia de aquellos promotores de lectura los alumnos podrían haber pagado el doble del precio del libro (no sabemos si lo engargolaron).
La reprografía es una práctica ilegal, es el pirateo tipo hormiga de los libros. Fotocopiar es piratear. Nunca, pero nunca, debería promoverse en las escuelas una práctica sancionada por el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc). No cabe duda de que algunos que se dicen promotores de la lectura se convierten, con su proceder, en verdaderos enemigos del libro. ®
Alanna Luna
En mi opinión, en este caso, lo importante es el acercamiento de los jóvenes a la obra del poeta. De esa manera, si les gustó, no se conformarán sólo con los poemas que encontraron en Internet, sino que buscarán conseguir un libro suyo. La editorial puede capitalizar eso para poner en circulación los ejemplares que aún conserva y recuperar así su inversión. Puede buscar contacto con personal de la preparatoria o con los alumnos para enterarlos de cómo conseguir la antología. A su favor, tiene el hecho de que los jóvenes ya conocen el trabajo literario de Steger, ya que lo han prologado y antologado por sí mismos como una tarea escolar y, además, convivieron con él. Otra ventaja es el precio accesible que,dicen, tiene el libro. Es bueno encontrar las oportunidades aun en situaciones que nos parezcan adversas o contrarias a nuestros intereses. Pero, sobre todo, siempre será bueno acercar a los chicos a la lectura, por el medio que sea. Nunca se sabe si en un futuro próximo esos muchachos serán grandes lectores y excelentes clientes de la editorial.
Federico Jiménez
Me enteré que las copias que firmó el autor fueron obtenidas por medio de internet, o sea que no fotocopiaron ningún material de la editorial Arlequín, ahora creo que la molestia de Felipe Ponce es totalmente injustificada y retrograda. Es como si yo me molestara y culpara a todos los hombres del mundo por besar a una mujer que ni conozco ni me conoce. Lamentable.
Neri Tello
Es sagrado el derecho de cualquier persona al Autoaprendizaje, dentro de él , los alumnos deben enseñarse a investigar. Como profesores solo debemos ser los guías, pero quienes deben descubrir su mundo son ellos. A ellos les pertenece, es parte de su educación, de su presente y de su futuro. Ser “Promotor de lectura” o ser “Promotor Cultural” implica otras situaciones o circunstancias. Pero como promotor de lectura, antes que promover el libro, promueves precisamente eso “La lectura” y esta no es exclusiva de los libros. Los libros tienen una función didáctica, también educan. Pero el proceso de enseñanza es más complejo y quizá lo entendemos mejor los que participamos directamente de él.
Sobre los comentarios de Felipe Ponce, en su Columna invitada en el periódico Mural, publicado Perfil», suplemento de «Mural», Guadalajara, 6 de diciembre de 2013, página 4. Debo aclarar como profesor de la preparatoria 20 y responsable de la Academia de Comunicación.
La visita de Ales Steger corresponde a una actividad académica. Como parte del desarrollo de las habilidades y competencias que el alumno debe desarrollar, el alumno hizo una investigación sobre el escritor: su ficha curricular y sus poemas. Encontraron el link de Internet http://www.artepoetica.net/Ales_Steger.htm, desde esa página y con ese PDF que está para cualquier persona que lo desee consultar, ellos crearon sus propias antologías, las cuales estaban diseñadas con:
Una portada
Un índice
Un prólogo (Escrito por ellos mismos)
Y los poemas en cuestión
Es decir un trabajo escolar sobre el escritor que nos visitó.
Al final del proyecto que concluyó con la visita de Ales Steger, los alumnos quedaron impactados por la personalidad y la franqueza del escritor a quién agradecemos profundamente su visita. Fue un verdadero trabajo de Autoaprendizaje.
Neri Tello
Federico Jiménez
Aunque Felipe Ponce tiene todo el derecho a estar enojado, pues lo afectaron económicamente, creo que debe informarse de quién es el responsable directo y no hablar de «la pereza de los profesores y directivos de la Preparatoria 20» en general, me parece que cae en el simplismo de echar su rabieta contra todos y lo cierto es que hay un responsable siempre en cada evento de ECOS de la FIL, sobre todo en el caso de conseguir material. Conozco muy bien a quien encabeza la mencionada preparatoria y a varios de sus profesores, por eso me consta su honestidad y profesionalismo, y estoy seguro de que si la persona encargada del evento les hubiera comentado de la existencia del material de Ales Steger, en Arlequín, lo hubieran comprado en original. Además, si lo que quiere es ya no tener guardados los libros, debería acudir a las prepas y ofrecerlo a esos precios que comenta a los estudiantes, creo que sería una buena estrategia para que los alumnos conozcan autores de ese calibre, publicados, además, por una editorial local. En fin, mejor que investigue y no tire pedradas de ciego a todos lados.