Eko es un artista plástico, si tal epíteto no fuera lo bastante ambiguo en estos días, así que habría que aclarar que es dibujante, ilustrador y grabador, dueño de un estilo sólido con una especial predilección por el alto contraste, aunque sus grabados lo muestren como un artista completo.
A la memoria de Luis Albó, chef de cuisine y bon vivant.
Los placeres que se recrean viven más tiempo,
porque el placer es efímero, el arte perpetúa al placer.
—Eko
Hace un par de meses me dieron a leer un libro que intenta mostrar un panorama del erotismo en las artes plásticas del México de los siglos XX y XXI, digo intenta porque, aparte de algunos grabados de Vlady, las fotografías de los años veinte de Luis Márquez Romay, el trabajo de Toledo, algunas piezas de Ehrenberg y poco más, dentro de nuestras artes visuales no es posible conformar un corpus suficiente de obra erótica —ni gráfica ni de ninguna especie— que brinde la oportunidad para hablar de “erótica mexicana”. Lo poco que hay da tan sólo para hablar de un erotismo supuestamente relacionado con el misticismo y una gráfica amalgamada de tal suerte a Tánatos que más bien diría que nuestras artes son prolíficas en imágenes de la muerte (desde los tzompantlis hasta Martha Pacheco), poquísimas obras podrían ser nombradas como eróticas (¡claro!, sacando de esta clasificación los miles de pasquines porno o softporno de los estanquillos, porque si ése es nuestro erotismo nacional, tristísima es su celebración). Entonces vino a mi mente el trabajo de Eko, él sí innegable poseedor de un corpus de obra erótica, y como en realidad me debía a mí mismo una recuperación del trabajo que conozco de este artista, he preferido abundar sobre su obra antes que defenestrar un buen intento por estudiar algo que nuestras culturas, ancestral y moderna, no han podido abarcar: el erotismo (cosa que, definitivamente, el libro me ayudó a sacar en limpio). Tampoco hay pecado en ello, es simplemente una carencia.
Podemos decir que Eko es un artista plástico, si tal epíteto no fuera lo bastante ambiguo en estos días, así que habría que aclarar que es dibujante, ilustrador y grabador. Dueño de un estilo sólido con una especial predilección por el alto contraste, aunque sus grabados lo muestren como un artista completo, Eko dice de sí mismo que es “dibujante, grabador, pintor al temple. Discípulo de Vlady. Inspirado en Durero y Franz Von Byros”, cuyo trabajo —desde hace veinte años— ha sido editado en las páginas de diarios y publicaciones como unomásuno, Nexos, El Nacional, Crónica de Hoy, algunos otros medios nacionales e incluso por The New York Times y El País.
Denisse
Eko publicó a Denisse entre 1985 y 1993 en las páginas del suplemento cultural sábado que dirigía Huberto Bátiz en el diario unomásuno como una tira cómica de muy peculiares características: Denisse no es, ni por mucho, un personaje de caricatura en el sentido pueril, formalmente está planteada como una comic strip y bien cabe dentro de aquellas que se llegaron a nombrar comix, aclarando con la equis su connotación sexual, aunque Denisse no es sólo un personaje voluptuoso por explícita sino por provocadora y sadiana. Eko recuperó las obsesiones del Divino Marqués, los meandros de Sacher Masoch y las preocupaciones de Bataille condensándolos y convirtiéndolos en pequeñas escenas de una intensidad y contundencia pasmosa.
Denisse no sólo seduce a sus partenaires, también los puede asesinar, mutilar o dejarse devorar por ellos, siempre con un guiño de placer y delectación. Y así como Eko no respeta y trastoca el marco de sus viñetas, Denisse no respeta ningún precepto salvo el de las pulsiones sin barreras. De hecho, estoy convencido de que Sade, Masoch y Bataille habrían adorado a esta criatura que encarna en sus pequeñas “anécdotas” sus más profundas inquietudes.
Actualmente existe un libro —con un admirado y honesto prólogo de José Luis Cuevas— que compila las mejores viñetas de Denisse, publicado por Solar Editores en su colección Minimalia, y que supongo será fácil de conseguir en ésta casa editorial (porque la primera edición de Grijalbo, que además está enjaezada con fragmentos elegidos por otro erotómano nacional, Andrés de Luna, es prácticamente inconseguible). Cualquiera que busque conocer un matiz erótico de la gráfica en México ha de hacer parada obligatoria en Denisse.
Dibujos y grabados
La obra gráfica de Eko circula entre coleccionistas y connaisseuses mexicanos y extranjeros ya sea por pedidos concretos o a través de subastas en sitios como el de Ashe. Llama la atención que contra las dos exposiciones que se han mostrado en el extranjero de su trabajo (Universidad Göethe de Frankfurt, en 1992, y Universidad de Vitoria, España, en 1993) en México —su tierra— sólo se ha presentado igual número de veces (Galería Alberto Misrachi, en 2008, y en una colectiva en el Festival Cervantino de 2009). Personalmente no me extraña que galerías y museos hagan caso omiso de su trabajo, aunque el mismo Eko afirme que sí existen compradores y público para sus obras, ¡pero no es lo mismo comprar on-line o por encargo que acudir a un museo o una galería y dejar saber que a uno mismo le gusta lo que ve!
“Cuando con más vehemencia censuran mis dibujos, con más furia los castigan me doy cuenta de que esas personas de verdad se sintieron excitados o provocados por ellos, el censor más virulento siempre es el más depravado”, dice Eko.
Esto tiene que ver con la censura y la autocensura que campea en nuestra sociedad, y si bien su trabajo ha sido ignorado también ha sufrido censura, tal cual, como la ocurrida en septiembre de 2009 en una exposición de quince dibujos de gran formato a tinta, nombrada “Después de la orgía”, en el Café 22 de la colonia Condesa de la Ciudad de México, la cual “a petición de los comensales” fue retirada de sus paredes. Ya imaginarán su temática: en esa ocasión Eko plasmó ángeles, pegasos y súcubos en fantásticos ayuntamientos que, al igual que Denisse, abrevan en el placer y el dolor.
Eko no es un artista fácil. Sus dibujos y grabados plenos de maestría son crueles y sin ambages, tal y como la fantasía lo dicta. El erotismo no son sólo dos cuerpos amándose entre aromas de incienso y ámbar, también son las pesadillas y obsesiones de las que el hombre y la mujer inconfesadamente se hacen acompañar: imaginar el nacimiento de Minotauro pero esconder la imagen de Pasifae acoplándose con el toro venido del mar es hipócrita. Eko no se arredra y nos muestra que el amor y la carnalidad pueden ser tan ruines como cualquiera de los sentimientos humanos.
Quizá el error fue del establecimiento ya que no se atrevió a imponer a sus comensales semejante obra e invitándolos a desalojar si es que no les gustaba, porque sin duda conocían el carácter del trabajo de Eko. Quizá el desatino fue elegir un lugar público (y de amplia gama de edades e idiosincrasias) para colgar piezas que, sin duda, debería advertir a sus eventuales visitantes que se debe ser mayor de edad y que posiblemente hieran la susceptibilidad de los más pacatos.
Hoy día, gracias a la generosidad de José Luis Martínez, editor del suplemento Laberinto del diario Milenio, podemos apreciar semanalmente la colección de Ex Libris, grabados en cobre, que Eko está creando. Medusa, Medea y Madame Bovary son algunos de los personajes a los que ya ha rendido tributo. En ellos ensaya con nuevas y antiguas técnicas de tallar, de atacar con ácidos, de retrabajar los distintos momentos de la placa y con ello no sólo regala su arte, sino recupera y actualiza la tradición del grabado. Eko es un muchos sentidos un artista renacentista que a través de personajes arquetípicos y de su trabajo por mostrárnoslos recupera la esencia (y las pulsiones) del ser humano y las muestra sin objeciones, haciendo que veamos de frente a nuestros fantasmas obsequiándonos la posibilidad de lidiar con ellos. Eko recrea la peculiaridad más sicalíptica o abominable del personaje; así, el dedicado a Salomé la muestra empalada en un Bautista degollado y el grabado dedicado a Medea la describe asesinando a los hijos de Jasón. Cada uno de sus personajes desencajado de su ambiente original se recubre con la pátina antigua que se puede obtener del grabado y la fiereza de su acto señero.
Eko no concede ni con la censura ni con el modernidad un ápice de sus obsesiones: el ser humano es pulsional, primitivo y bestial; sus vicios no son sino destellos de sus ángulos más obtusos y el artista puede, a través de cualquier medio mostrarlo en toda su malignidad y belleza.
Paralelo al erotismo
Recientemente Editorial JUS puso en el mercado un libro que Eko inscribe en la tradición de la bibliomancia, entre los libros adivinatorios (v. gr. I Ching), Aforismos y Máximas. En él Eko muestra que no sólo le importa el erotismo sino la condición humana per se al recopilar 365 grabados y aforismos que le ha publicado diario La Crónica de Hoy. Concebidos como ideas “acomodaticias”, Eko propone respuestas para las interrogantes de la existencia humana suponiendo cada una de ellas como resultado de la pregunta que pudiera hacer cualquier lector “Abre este libro al azar / En cualquiera de sus páginas./ Este libro te dará la respuesta”, y como en los libros adivinatorios le confiere al destino la sabiduría para mostrar a cada uno la respuesta que merezca, no sin advertirle “No preguntes si no quieres mi respuesta”. En ellos sus trazos son inmisericordes así como el texto que los acompaña; no hay miramientos para nadie, el ser humano ha de reconocer su crueldad y el grado de ruindad con que nos tratamos los unos a los otros: “Me atreví a ser lobo/ cuando vi sólo corderos”. Eko afirma que latiguea las palabras hasta que sólo quedan las pocas valiosas e irrenunciables, como los trazos que las acompañan, para dar el sentido exacto a la sentencia, ya que “Cuando mientes/ condenado estás”. Tampoco en este libro es complaciente, ni con él mismo (sé de grabados que se han perdido en la constante experimentación), cree en un presente único, hermoso y terrible: “No aprendo del pasado/ Ni creo en el futuro”.
Eko, sin embargo, se atreve a desear suerte al viajero y así concluye su libro con un mantra: “Aum Gam Ganapataye Naham”, que significa: “Que todos tus obstáculos sean derrumbados”, esto, supongo, para cuando nosotros, sus lectores, caigamos en desesperación.
Así sin más, vaya esta pequeña nota como un homenaje a un autor ignorado por la crítica, los curadores y las mentes gazmoñas. Un reconocimiento al trabajo de un artista que de manera honesta refleja en su obra obsesiones que a muchos nos acosan, sin disfrazarlas o suavizarlas y un homenaje a su gusto por el oficio que hombres como Durero y Escher levaron a la cúspide: el grabado. ®
Bibliografía
Eko, Denisse, México: Solar Servicios Editoriales, 3a reimpresión, 2004.
Eko, Aforismos y máximas, México: Jus, 2011.
Ingrid Suckaer, Erotismo de primera mano, Artes plásticas y visuales en México (siglos XX y XXI), México: Praxis, 2011.