¿qué del disco rojo refugiándose en la lluvia?
la voluntad de los carros sobre la carpeta
la niña de la capa roja el odio de los truenos
la falda corta subiendo hasta los moretones
raspaduras de vidrio los ojos cerraditos
y el agua del grito escalando ventanas
Es tan larga la calle y la lluvia en todos los semáforos
¿qué de la lluvia y su tanta sorna parpadeando?
el disco rojo balancea
la calle se ha quebrado entre los motores
la niña seca sus trenzas con la capa de tan solo treinta pesos
sus manos pequeñitas
revolotean por los costados cuando la sumergen en el callejón
Los edificios vigilan cada centímetro de la ciudad
atrapan gritos que las palomas empollan sobre las cornisas
Unos niños mudan sus dientes entre la basura
mientras perros olisquean los rincones de la niña abierta
toda moradita y empapada
tiritando de frío en el olor de la violencia
que se guarda como el miedo bajo su piel
y esta infante lluvia va picándole las pecas
Taconazo puro
la niña duerme entre gorriones
las alas se le abren como papalote
porque en los brazos de un hombre ha dejado
el nombre de sus muñecas que llama ahora muñones
Y las camas brincan todas llenas de ratas
Tan coloradita la cara sobre la luz del labio roto
La niña costura su lengua con pájaros de cera
Ahí el paso del semen
el gato desde las ventanas
Todas las horas son la calle
y de nuevo aletea el silencio
lleva en el pico la flor
Ella tenía veinte años
Y ya le habían aporreado el rostro sobre la pared
A los quince fue arrancándose el vestido para dejar caer su fruto en esta tierra
donde todos corremos de prisa detrás de las monedas
Ella tenía veinte años
y dos niñas cogidas de la mano la siguen por todos lados
Mientras cocina el espagueti suena la camioneta del gas
en medio de la calle
Tenía veinte años y la sonrisa completita dentro de la morgue
Sus manos azules de tan quietas y escarcha en las pestañas
Tan quietas como la esperanza al caer las hojas del otoño
Tenía veinte años y ya le habían aporreado el rostro en la pared
por un hombre diez años mayor
Ese hombre de la sonrisa abierta y los ademanes puros
Hombre simple de vicios regulares
que dice amor como dice atrapemos los hoteles
Ella tenía veinte años y las cicatrices en el vientre la han marcado
Las dos niñas sonríen mientras desayunan
tempranito a clase y luego al crematorio
Hay un ataúd encima de la tierra
Hay cruces y lloros brincando por los labios
Ella y sus veinte años con las cicatrices y los pulmones detenidos
El hombre de los ademanes puros
sin atreverse a nombrarla
y las dos niñas de siempre
sonríen mientras desayunan
Había un retén en la carretera
había soldados en el retén
había una camioneta blanca que iba pastando en la carretera
había pasto en las llantas
pasto en las chamarras de los soldados
en sus botas lustradas
Había un sol de los mil demonios
y un demonio que no sabía del sol manejaba
Hubo disparos dicen
pero nadie pudo verle el rostro
era el rostro de un ángel que había querido cruzar el retén
Había rastros de amor en la carretera
pasto por todas partes
sorbiendo el amor pringado
Hubo soldados Hubo un retén
Hubo un ángel Y tantos disparos
cobijados por la carne
[Poemas del libro Los crujidos del viento.] ®