Sola, en la intimidad de la madrugada, me puse a jugar con un proyector y con las emociones que he sentido durante la cuarentena.
Soy gestora cultural y me gusta capturar las cosas que me llaman la atención con una cámara digital o analógica.
En esta cuarentena —y en el último año en general— describirme es algo que se me ha dificultado.
Precisamente por esto utilicé el autorretrato como una forma de conocerme y reconocerme de nuevo.
Descubrí que, en resumen, soy eso: soy mis días azules, en los que siento que me ahogo.
Soy mis días violentos en los que la aversión y la furia encienden cada uno de mis pensamientos.
Soy mis días en los que el amarillo de Van Gogh ilumina y calienta mi corazón.
Soy amor.
Soy mis días en los que simplemente existo como cualquier otro ser.
Mis días rutinarios en los que sólo necesito agua y un poco de terreno donde plantarme firmemente como mis plantas.
Por último, soy el conjunto de todo eso.
Soy las generaciones de hombres y mujeres que han sobrevivido antes que yo.
Soy lo que siento y lo que he hecho sentir.
Soy lo que acepto y lo que rechazo.
Soy un ser complejo, como un zorro o un girasol o una supernova.
Ésta soy yo. Esto, supongo, en parte somos todos. ®