Mientras en algunos festivales masivos se discute la inclusión de luminarias como Caifanes o Jane’s Addiction, hay otro tipo de plataformas y espacios que no se detienen, grupos o lugares que de manera sigilosa caminan y dialogan con un público inquieto que apuesta por la exploración. Con el Festival de México llega en el mes de marzo Aural, la mutación del Festival Radar, que, a cargo de su director, Rogelio Sosa, y un equipo de colaboradores, ha constituido uno de los encuentros de música experimental más abiertos y propositivos en Latinoamérica.
Pero, ¿por qué Radar logró éxito en la primera década del nuevo milenio? Sencillo, comenzando por atender la música contemporánea y la electrónica académica, fue ampliando su abanico hacia la música experimental (instrumental, electrónica o mixta), al rock, el jazz y cualquier fusión que pueda ocurrir en este planeta. En Radar lo mismo se ha parado Fantomas que KK Null, se ha interpretado Stockhausen o han alzado sus guitarras Sunn O))), incluso se realizaron dos exposiciones de sonido y arte (o arte sonoro-visual) en Laboratorio Arte Alameda. Todo esto sin vender la idea de ser una plataforma de intercambio cultural a favor de creadores mexicanos, que a fin de cuentas sólo representa la promoción de artistas extranjeros en el país, como lo ha sido Mutek MX. Radar —ahora Aural— ha puesto sobre la mesa concienzudas y vitales curadurías para presentar propuestas firmes, emergentes o consolidadas, para un público variopinto.El festival se inaugurará el 15 de marzo en el Lunario con la participación de The Residents, un grupo que convocará a distintas generaciones de melómanos que han seguido diferentes frentes de la experimentación. Con cuatro décadas de actividad en vivo, publicando álbumes y realizando trabajos multimedia, The Residents (cuyos integrantes permanecen anónimos al día de hoy) es uno de los ganchos para que más gente se acerque a otras actividades del festival, como las charlas y sesiones audiovisuales.
El free jazz y la improvisación libre son también campos atendidos por Aural, y para este año se contará con la presencia de un peso pesado: Evan Parker, saxofonista inglés que ha grabado cientos de discos en sellos como ECM, Tzadik, Smalltown Superjazz y un largo etcétera. Para su presentación el 16 de marzo en el Teatro de la Ciudad contará con la colaboración de Chris Corsano, John Edwards y John Russell, todos ellos ampliamente conocidos por el público que sigue esta forma del jazz ligada a la espontaneidad. Calentando motores estará Mark Dresser y el saxofonista mexicano Remi Álvarez.
El free jazz y la improvisación libre son también campos atendidos por Aural, y para este año se contará con la presencia de un peso pesado: Evan Parker, saxofonista inglés que ha grabado cientos de discos en sellos como ECM, Tzadik, Smalltown Superjazz y un largo etcétera.
Text of Light es el nombre del proyecto conformado por Lee Ranaldo (integrante de Sonic Youth), Alan Licht, Ulrich Krieger y Tim Barnes, con la idea de improvisar música para los filmes de Stan Brakhage y otros cineastas vanguardistas estadounidenses de los cincuenta y sesenta. A través de guitarras, saxofón, batería, percusiones, efectos y electrónica el grupo ha construido irrepetibles soundtracks para estas poéticas visuales, es decir, cada presentación es distinta, y valdrá la pena darse una vuelta a la Cineteca Nacional el 17 de marzo para confrontar el tema de la sinestesia.
Desde Noruega y por primera vez en México llega el trabajo de una compositora e improvisadora de gran renombre en Europa, Maja Ratkje, quien desde mediados de los noventa ha formado parte de grupos de improvisación como SPUNK o FeMail, además de componer excelsas piezas electroacústicas en las que también confluye la libertad gestual y el ruidismo. Para algún despistado que crea que no hay vida después de Björk, ésta es buena opción para abrir oído y descubrir sonidos y estrategias que han influenciado a la misma islandesa. En esa misma velada del 18 de marzo, en el Casino Metropolitano, podremos escuchar a Kan Mikami, un personaje de lo más extraño ligado al folk o blues japonés, quien también ha participado en filmes y en la televisión nipona, convirtiéndose en un icono popular de ese país, que con guitarra en mano arremete con fiereza, traspasando posibles barreras establecidas por el lenguaje. Aaron Dilloway, creador de Wolf Eyes, tendrá la oportunidad de borrar la mala presentación que tuvieron sus ex compañeros hace tres años en Radar, totalmente saturada y homogénea. Dilloway trabaja con multitracks análogos, grabaciones, pedales y alguno que otro aparato para la generación de frecuencias estridentes que pondrán a prueba el oído de más de uno. Manrico Montero, artista clave de la música electrónica mexicana, inducirá al público en la experiencia sónica, seguramente demostrará sus años de madurez en la composición y ejecución en vivo, creando un contexto atmosférico etéreo, lleno de sutilezas.
Para cerrar con fiereza, Melvins y Earth en el Lunario el 19 de marzo. Ambos son grupos que trabajan arduamente sus guitarras, no en balde se les considera precedentes de ese movimiento que MTV y otros medios masivos llamaron grunge. Earth, especialmente, han creado un sonido lento y monótono similar al del doom metal, pero con despuntes country y a veces un poco de jazz. Si esto no es suficiente y por acá se asoma algún despistado enamorado de Kurt Cobain, a Dylan Carlson, líder de Earth, se le atribuye la compra de la escopeta con la que el miembro de Nirvana se mató. Al menos que sea el morbo, por la muerte, sino por el sonido, lo que invite a más personas.
Paralelamente la tienda de música experimental El Nicho presentará algunas actividades como el taller impartido por el español Mattin, quien escribió el libro Ruido & capitalismo; conciertos con Evan Parker, Germán Bringas, Mauricio Valdés, Juan José Rivas, C Spencer Yeh, y charlas con algunos de estos artistas además del editor en jefe de la afamada revista The Wire, Tony Herrington. Para consultar toda la lista de actividades, horarios y sedes visita su página.
Nitzer Ebb y la cápsula del tiempo
Los ingleses Nitzer Ebb llegaron a Guadalajara, bueno, a Zapopan, y confirmaron que los conciertos de géneros o subgéneros como el gothic rock, ethereal music, industrial, EBM o similares no son redituables en la ciudad, jamás lo han sido; en los noventa pensé que los conciertos de Cranes o London After Midnight habían sido exitosos y cuando hablé con gente que los organizó me dijeron que se había perdido mucho dinero. Lo mismo con la única visita de Clan of Xymox. Algo raro debe haber, o de plano, jamás se consolidará una escena darkwave en la ciudad, pues a la mera hora las audiencias son mínimas, y aunque esta vez pensé que sucedería como en la presentación de Front 242 hace casi diez años, no fue así, ni con la ayuda de los dinosaurios de la electrónica local se pudo llegar a las quinientas personas, ojalá esto no haya sangrado a los organizadores.
Nitzer Ebb tocaron con gran fuerza, presentando versiones muy similares a las originales de cada tema. Para unos cuantos esto puede ser aburrido, pero para la mayoría fue un deleite, pues muchos han quedado anclados a ese sonido de los ochenta y no escuchan ni escucharán sonidos recientes. Para todos ellos Nitzer Ebb fue una bendición, y la verdad es que supieron mantenerse durante los cincuenta minutos que tocaron más los veinte extras del encore. Mucha presencia en el escenario, impecabilidad vocal y en las percusiones (todo lo demás no se mueve desde el secuenciador), y baile, mucho baile.
No logré ver al grupo abridor, pero Jorge HM, también conocido como Calambrín, que curiosamente fue anunciado por el micrófono con su alias de los noventa, Cosmic Mind Bender, dejó en claro por qué ha sido uno de los mejores DJ en México desde los ochenta. Y se contuvo, no mezcló industrial y techno como suele hacerlo, quizá porque los más darkies se molestarían y dejarían el lugar, quizá por eso permaneció prudente y dejó las mezclas con versiones originales. Esa noche, a diferencia de la visita de Front 242, no hubo mucha fusión ni actualidad. Fue un viaje por una escena de la que jamás se ha hablado en medios masivos, en la prensa escrita, sí, la escena subterránea de la Perla Apatía, que por cierto, ha cumplido más de dos décadas y algunos de los culpables de ello se dieron cita para celebrarlo. ®