Formas blandas

Escultura de Magdalena Martínez Franco

El proyecto Formas blandas concibe el arte como un modo de conocimiento y exploración sensorial que aúna la experiencia estética con facetas lúdicas.

Formas blandas es la idea central de un proyecto escultórico que se ha venido desarrollando a lo largo de 25 años y cuyo concepto básico es añadir la experiencia del tacto a los valores intrínsecos de la escultura: forma, volumen y espacio, desde diferentes perspectivas que abarcan aspectos formales, lúdicos, de autoconocimiento e incluso didácticos, ya que esta exposición también está planteada como un evento de inclusión para personas con discapacidad visual.

Magdalena Martínez Franco establece un diálogo acerca de lo matérico que también tiene que ver con lo multisensorial, lo orgánico (y el cuerpo humano —forma blanda— como medida) y la posibilidad de entender la escultura integrando el objeto a nuestra percepción de la obra. Un proceso tan orgánico, vivo, como la organicidad de las formas que explora.

En esta propuesta multidisciplinar la artista también integra fotografía, video e instalación para elaborar una reflexión acerca de cómo percibimos la abstracción a partir del cuerpo humano.

Magdalena Martínez Franco, «Caras vemos».

El proyecto Formas blandas se va modelando a partir de una serie de experimentos con diversos materiales. En un principio fueron hule espuma, yeso o plastilina epóxica con piezas de pequeño formato que implicaba trabajarlas directamente con las manos. Martínez Franco también decidió eliminar la base, bajar a la escultura de su pedestal, para lograr una mejor y más atractiva manipulación y poder percibir la obra en 360 grados.

El mar sobre el que descansan las piezas ha variado de acuerdo con la naturaleza de los recintos expositivos y se ha utilizado polvo de mármol, semillas y, en el caso de las exposiciones en bibliotecas, aserrín como alegoría al origen del papel, para que el espectador/usuario tuviera total libertad para jugar con la pieza y encontrara una infinidad de posiciones posibles. De ese proceso surgió la idea de integrar el tacto no sólo a la experiencia estética, sino también en el ámbito cognitivo y de la percepción a través de ejercicios de abstracción, al incluir también el juego de los opuestos: positivo–negativo, orgánico–geométrico, resina–metal…

Magdalena Martínez Franco, «Orgánico geométrico».

A partir de esta fragmentación, la comprensión de la pieza se da a partir de la contraposición de los contrarios (en un proceso de abstracción) y su delimitación permite una definición más nítida de la figura, la forma y la estructura. Así, un cubo desfasado de metal tiene su antítesis en la pieza Fósil, en la que se aprecian las diferentes caras de la escultura vaciadas en espuma de poliuretano.

Magdalena Martínez Franco, «Fósil y en la red».

Ahondando en la idea de contrastes, Contrapartes consta de una serie de piezas grabadas y cortadas en láser extraídas de las diez esculturas que dan nombre a esta exposición, que se exhiben como positivo y negativo, dando relevancia a la ordenación espacial de las formas bidimensionales y su intelección a partir del reconocimiento táctil de las siluetas.

Magdalena Martínez Franco, «Contrapartes».

La obra Igualdad de circunstancias invita al espectador a tocar un relieve oculto sin poder verlo y refuerza este concepto de escultura hecha para tocarse, para explorar con las manos potenciando lo lúdico y multisensorial.

Magdalena Martínez Franco, «Igualdad de circunstancias».

Por el contrario, las piezas En la red I y II, rejillas metálicas que simulan una pantalla, nos muestran trazos que se tornan cada vez más geométricos.

A partir de la exploración táctil de las piezas se activan mecanismos que tienen que ver con el descubrimiento de un espacio interior poco frecuentado, favorecido por los aspectos lúdicos de esta exposición, además de convertirse en una forma de arte que puede ser gozada plenamente por personas con discapacidad visual.

Germinal I, II y III son tallas en madera e inciden en la idea del contraste de los materiales en el tacto, una de ellas está parada sobre una base de aserrín, otra en su propia base y la tercera parece flotar en el aire y para realizarlas se tomaron como modelos algunas piezas de Formas blandas.

En el ámbito de las reflexiones sobre la abstracción y el cuerpo humano, Martínez Franco presenta Coalescencia, una instalación en la que vemos a través de unas lupas cómo el cuerpo se fragmenta y se invierte la imagen, siendo conscientes de esto por medio de una cámara en circuito cerrado que se proyecta en una pantalla.

Magdalena Martínez Franco, «Coalescencia».

Caras vemos es una caja de luz en la que observamos fragmentos–abstracciones del cuerpo humano tomadas con fotografía análoga. Estas mismas imágenes se presentan en grabado láser para ser percibidas mediante el tacto. Hay una caja más, de aluminio, que lleva por título Origen y las imágenes las vemos a través de vitroblocks, cuya distorsión genera fragmentación y sensación de movimiento. Estas imágenes se pueden apreciar también de manera táctil al estar hechas con grabado láser. Al igual que la pieza Grafología, la cual es un relieve de algunas de las imágenes de Caras vemos.

Magdalena Martínez Franco, «Grafología».

La instalación Transiciones ya nos habla de la escala real del cuerpo. Esta pieza nos muestra el recorrido en imágenes sobre el cuerpo humano desde los grabados de Miguel Ángel en el Renacimiento hasta la tecnología de rayos X en seis estructuras cilíndricas, una de ellas hueca y a la que el espectador puede acceder y así formar parte de la obra.

Magdalena Martínez Franco, «Transiciones».

El proyecto Formas blandas concibe el arte como un modo de conocimiento y exploración sensorial que aúna la experiencia estética con facetas lúdicas. Este trabajo se ha desarrollado en diferentes fases y procesos, de hecho sigue en constante evolución produciendo nuevas obras y contenidos, y ha derivado en varias exposiciones, dos de ellas en bibliotecas, debido a la importancia de contar con los usuarios habituales de las salas Braille como público cautivo, una tesis y varios talleres para discapacitados visuales (niños y adultos) y otro para niños normovisuales, en el que usaron antifaz y se potenciaron el resto de los sentidos.

En las exposiciones de las bibliotecas México y José Vasconcelos, así como en el Museo del Arzobispado, todas ellas sedes en la Ciudad de México, también se invitó al público normovisual a recorrer la muestra provistos de antifaz y bastón, poniéndose de este modo en la piel del otro, en una práctica artística socialmente inclusiva.

Formas blandas nos traduce volumen, forma y espacio al lenguaje del tacto. El concepto de escultura de Martínez Franco va más allá del ornamento, ya que recorre un camino que va de lo visual y lo espacial, pasando por la abstracción, a la impronta de lo táctil y que se podría sintetizar en esta frase: tocar es ver con las manos. ®

Exposiciones de Formas blandas
2019 Biblioteca Vasconcelos, Cdmx.
2019 Sala Abraham Zabludovsky, Biblioteca México, Cdmx.
2001 Museo del Arzobispado, Cdmx.
1996 ENAP, Plantel Academia, Cdmx.
1994 Fotoseptiembre, Capilla Británica, Cdmx

En las tres últimas ocasiones se ha dado la visita con bastón y antifaz a quien haya querido hacerlo.

Formas blandas Biblioteca México, Propuesta formal
Formas blandas Biblioteca México
Formas blandas Biblioteca Vasconcelos
Taller de escultura Biblioteca México
Visita alumnos Biblioteca Vasconcelos

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Publicado en: Arte

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